PERSISTENCIA

Inconsistencias en la psicología de Jung

Margarita Carrera

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Si bien es difícil encontrar contradicciones e inconsistencias en el pensamiento científico de Freud, expuesto por medio de un bello e impecable lenguaje, es sumamente fácil notar, en Jung, la falta de rigor en su pensamiento científico, que lo lleva a exposiciones a menudo contradictorias, en un lenguaje carente, además de agilidad estética.

En su obra Facetas del alma contemporánea y Los Complejos y el Inconsciente, capítulos Funciones y estructuras del consciente y del inconsciente, determina que “La psicología no es magia negra; es una ciencia; la ciencia de la conciencia y de sus datos; es también la ciencia del inconsciente, pero en segundo lugar…”

Pero si leemos con detención sus explicaciones e interpretaciones sobre lo que él llama “La psicología con alma”, notamos que si bien esta no es “magia blanca”, en la que no tiene mayor importancia la “psyqué” (conectada con la materia), sino el “Alma” (conectada con el espíritu), a la que atribuye (saliéndose de la psicología y de la filosofía, y entrando a un campo meramente teológico) “un saber superior, incluso divino…” lo cual “…está dotado de voluntad y de conciencia, y hasta incluso un ser. Y a este ser se le llama Dios, quien convirtió así en la quintaesencia de toda realidad. Dios es el ser más real, la primera causa, solo mediante la cual podía ser explicada el alma…”

Y es la “magia blanca” de Jung, la que lo conduce directamente a una postura, más que de científico, de pastor de la Iglesia Reformada, siguiendo, de este modo, los pasos de su padre, con quien llega a identificarse en forma total, sobre todo, después de su ruptura con Freud, a quien le achaca de ser “materialista”.

Por todo lo cual se podría afirmar que en Jung existe, más que un científico, un fervoroso creyente del auténtico cristianismo, lo cual hermana con Kierkegaard, filósofo de índole cristiana, teólogo existencialista, según mi punto de vista. (No es extraño que ambos tengan como padres a pastores de la iglesia cristiana reformada).

Si lo que priva en Jung es su sentimiento religioso, es comprensible que llegue a afirmar que sobre la inconsistencia del humano, esté la conciencia: “Todo aquello de lo que somos conscientes es, naturalmente, asociado al yo por intermedio de la conciencia…”. “La conciencia (que conlleva el alma) priva sobre lo que él denomina “La psyqué inconsciente”, que “es de una naturaleza enteramente desconocida…”, y ha de representar “la materia”.

Sin embargo, inmediatamente se contradice al emitir definiciones en donde otorga al inconsciente la total supremacía sobre la conciencia. Cito:

“La conciencia es intermitente, discontinua. Si se suman las fases conscientes de una vida humana obtendremos la mitad o los dos tercios de su duración total; el resto está formado de vida inconsciente: durante la noche estamos entregados al sueño, y durante la jornada son numerosas también las horas en las que no se es consciente más que a medias o en una tercera parte. En el fondo son pocos los momentos en los que se es realmente consciente, en los que la conciencia alcanza un cierto nivel y una cierta intensidad. Lo que se manifiesta en los sueños no es más que un despreciable residuo de la conciencia…”

“El inconsciente, en cambio, es un estado constante, duradero, que, en su esencia, se perpetúa a sí mismo; su continuidad es estable, cosa que no se puede pretender del consciente… Con la ayuda de médicos apropiados se puede demostrar que el inconsciente teje perpetuamente un vasto sueño que, imperturbable, sigue su camino por debajo de la conciencia”.

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