FLORESCENCIA

Izar

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Emoción, nostalgia, agradecimiento. Sentimientos que se entremezclaron el 17 de agosto recién pasado, en que se celebra el Día de la Bandera cuando tuve el privilegio de izar nuestro pabellón nacional durante el Programa Cívico Permanente del Banco Industrial. Hoy en mi columna, quiero compartir las palabras que pronuncié durante este acto solemne, un homenaje que no es para mí, sino para todos los guatemaltecos que luchamos por engrandecer  nuestra patria. A continuación el discurso:

Señores de la mesa principal, señores de la Junta Directiva de Banco Industrial, autoridades gubernamentales, señor representante de la embajada americana —mi país adoptivo—, colegas del sector privado, colegas del sector social, colegas empresarios de Huehuetenango, señores de la Academia, señores de los medios de comunicación, familiares, familia XumaK, amigos y amigas, gracias por acompañarme en este día tan especial.

Es para mí un honor dirigirme a ustedes…

Quiero iniciar estas palabras con un agradecimiento expreso a los organizadores de este solemne homenaje, señores de la Junta Directiva de Banco Industrial… y su excepcional equipo.

Recordando: Hace 15 años regresé a Guatemala por primera vez, después de vivir como migrante en California —como cientos de miles de connacionales—.

Gracias a Dios había podido estudiar una carrera universitaria en tecnología, y en aquel momento estaba contemplando en poner mi propia empresa.

Aquella visita de unos cuantos días a Guatemala me inspiró. Me llenó de esperanza porque me reencontré con el espíritu emprendedor, optimista, servicial y trabajador de tantos guatemaltecos que luchamos día a día a pesar de las adversidades y de las limitaciones en oportunidades… educativas.

Deseaba poder regresar, pero regresar para ofrecer oportunidades que yo no había tenido.

Años después instale en Guatemala la central de operaciones de XumaK, desde donde prestamos servicios de desarrollos digitales a empresas en más de 25 países, y dentro de nuestro personal, con gran satisfacción puedo decir que la gran mayoría son guatemaltecos.

Me llena de orgullo ver que cuando clientes extranjeros vienen al país se sorprenden, no solo por la tecnología que se desarrolla, sino por el talento que surge aquí de esta tierra.

Yo amo a Guatemala y estoy seguro que ustedes aman a Guatemala. Todos queremos lo mejor para nuestro país. Tenemos la misma meta: un desarrollo humano inclusivo y sostenible que se pueda lograr sin la necesidad de migrar a otro país; que podamos cumplir nuestro sueño, sin tener que dejar a nuestra familia, a nuestra tierra y a nuestra Guatemala.

Agradezco el honor de izar nuestro pabellón nacional. Hoy es el Día de la Bandera, que simboliza la unidad de un país multicultural. Tengo el orgullo de ser maya k’anjobal, y de ser tan guatemalteco como todos los que nacimos en esta bendita tierra. Compartimos una misma identidad. Por eso es que con gran respeto y humildad llevo puesto el saco ceremonial de la cultura viva maya k’iche’, el cual esta dedicado al abuelo sol, el astro que con su energía permite la vida. En el traje, inicialmente la energía del sol era representada por ondas o espirales bordados. Es un símbolo que ha evolucionado, porque sus rayos se han transformado en pétalos y, hoy, el sol es representado por flores rojas, pero su significado se mantiene.

De igual manera nosotros los guatemaltecos estamos llamados a evolucionar, a desarrollar puntos de encuentro, a impulsar una estrategia común para que el desarrollo florezca para todos, para bien de nuestra familia y de nuestra nación.

Que el abuelo sol nos siga llenando de su energía de vida. God bless y muchas gracias.

MarcosAntil.com

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