CON OTRA MIRADA

La diabla y su cría

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Del siglo XVI nos viene la tradición de iluminar el paso de la virgen de la Inmaculada Concepción con fogatas que los vecinos hacían frente a sus casas. A la víspera de esa actividad se agregó quemar una efigie del diablo como representación de la lucha entre el bien y el mal o de erradicar los males del hogar y de las personas para obtener la gracia de la Inmaculada. Esa celebración da inicio a las actividades navideñas.

Los vecinos del barrio de La Concepción en La Antigua Guatemala tienen 25 años de organizar la quema de un diablo a escala humana, que dos semanas antes colocan en un altar, en la Plaza de la Concepción, frente a la fuente de Las Delicias. Es una tradición que aglutina a millares de personas cuando se le quema, a las 6 de la tarde del 7 de diciembre.

Ese diablo, lo mismo que los judas del Sábado de Gloria, ha pasado a ser un medio de expresión crítica a personajes locales, lo mismo que de autoridades, oportunidad en la que el ingenio antigüeño, literalmente, no deja santo parado.

Este año le tocó a la Alcaldesa. El diablo fue diabla con el torso desnudo, a cuyo derredor se desató una tragicomedia legoadministrativa, con final feliz. Todo empezó la noche del sábado 26 de noviembre, cuando la Policía Nacional Civil retiró la escultura, atendiendo la denuncia de vecinos que indicaron que personas desconocidas la instalaron, como reporta el jefe de la División Plan Cuadrante de Seguridad Preventiva en su Of. 1093-2016 Ref. Of/EROL, “…sin autorización municipal, según lo manifestado por la Comuna, el clamor de los vecinos, la solicitud del Concejo Municipal y de la Fiscal Distrital del Ministerio Público, por considerar, según sus requirentes, que denigra y menoscaba el género femenino”.

Esa acción provocó que algunas organizaciones criticaran al Concejo por incumplimiento de sus funciones. El Comité de Vecinos del Barrio de La Concepción reaccionó colocando en el vacío altar a un recién nacido diablito, clamando: “Devuelvan a mi mami, tengo hambre”.

La Alcaldesa y el Concejo se desligaron de los hechos mediante declaraciones y publicaciones. El miércoles 30 de noviembre al mediodía, la Fiscalía Distrital de Sacatepéquez del Ministerio Público resolvió devolver la escultura, con el argumento de que no existe delito qué perseguir, advirtiendo que deberá cubrírsele el torso antes de exhibirla de nuevo.

De esta fantochada hay asuntos que deben ser aclarados: 1. Quiénes fueron los supuestos vecinos quejosos. 2. Desde cuándo las autoridades accionan tan pronta y eficientemente ante trivialidades, cual si no hubiera delitos que perseguir, como la delincuencia común, venta y consumo de drogas, robo de vehículos, bares y discotecas ilegales, etc., pero más importante aún, 3. De qué cuenta una fiscalía del Ministerio Público emite censura moralista en una ciudad en la que los desnudos femeninos están por doquier: cuatro sirenas en la fuente de la Plaza Mayor, junto a otras en templos y casas particulares.

Ceder ante tan absurda imposición sería otorgar al Estado un papel que no le corresponde.

jmmaganajuarez@gmail.com

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