SI ME PERMITE
La discriminación es aprendida y se debe superar
Estamos viviendo en un mundo con una diversidad social y cultural que le da un valor agregado en su diversidad y en lo que cada grupo étnico aporta a nuestro mundo. Pero también no podemos cerrar nuestros ojos a la realidad de que la discriminación es algo que nos afrenta y tenemos que vivir con ello. Si bien el 21 de mayo es el Día Mundial de la Diversidad Cultural, eso no soluciona nuestra manera de vivir y convivir.
Nadie que nace en este mundo viene con un ingrediente de discriminación, y esto se ve en los niños, cuando tienen la oportunidad de jugar o compartir su tiempo con otros niños, lo hacen con la mayor naturalidad y no hacen señalamientos en las diferencias.
Esto cambia tan pronto un adulto se acerca y observa que su niño está jugando con alguien que no esa afín a él, en seguida empieza a hacer comentarios o bien instruye a los suyos de no relacionarse con ellos.
Cuando se desea tener una convivencia armónica y gratificante, uno tiene que aprender a negarse de muchas cosas que otros piensan y manejar valores, y entender que cuando nos aceptamos los unos a los otros nos valoramos y nos enriquecemos, porque cada uno al poder aportar su modo de vivir está invirtiendo en nuestra vida y muchos de los elementos que nos parecen diferentes, a la verdad no son vinculantes en las cosas más elementales que estamos compartiendo.
Además, existen quienes tienen algún concepto de que un grupo es más que otro y por ello toman una postura de discriminación, cuando todos los mortales somos iguales, y por encima del color de nuestra piel o la región del planeta en que hemos sido criados, a la hora de una necesidad nos podemos ayudar.
Cuando uno necesita una transfusión de sangre por un problema de salud, lo que le preguntan es el tipo de sangre y no tanto de qué grupo étnico es para poder atenderlo y suplir su necesidad.
Cuando entendemos que la mentalidad que nos permite emitir juicios respecto de los que nos rodean procrea discriminación y esto no solo tiene que ver con nuestros ancestros, sino aun entre la relación de los nuestros, antes que buscar razones y elementos para dividirnos deberíamos buscar elementos que nos puedan unir y acercarnos los unos a los otros.
Mucho más ahora, en nuestros tiempos, cuando las distancias han llegado a ser tan relativas, tanto que trasladarnos de un lugar a otro solo es cuestión de horas, y para comunicarnos entre los mortales, por encima de nuestro origen étnico, solo es cuestión de unas teclas para presionar y de esa manera nos podemos comunicar.
Claro está que la historia registra capítulos oscuros y lamentables en la manera como se han relacionado y se han aceptado o han dejado de aceptarse. Eso es parte de nuestra historia y ella nos debe enseñar cómo debemos ser cuidadosos de no repetir esas vivencias, y no solo que sea una enseñanza, sino también una parte formativa en cada uno de nosotros para que nos aceptemos y nos respetemos de un modo que los que nos seguirán en la sociedad puedan tener un modelo para copiar.
Los elementos fundamentales en esta materia se fundamentan, primero, en la aceptación y, luego, en la relación que mantenemos para poder ser una gran familia armónica por encima de nuestra diversidad.