El desastre provocado por el Volcán de Fuego nos tiene apesadumbrados a todos, las pérdidas humanas es lo que más nos conmociona, y más el hecho de saber que no se tienen los datos reales, pues mientras el INE reporta una cantidad de habitantes del lugar, el Renap da otra. Ha sido impresionante cómo el pueblo de Guatemala reaccionó ante la tragedia y se volcó a colaborar, exacerbando la capacidad estatal para administrarlo. He analizado lo sucedido, y considero que la problemática se ha agudizado debido a la fea costumbre de los guatemaltecos de desinformar. En este tipo de acontecimientos todos quieren sacar provecho para ganar protagonismo: abundaron las fotos y videos donde figuras públicas, religiosas y ciudadanos de a pie muestran su donación y su participación para paliar las necesidades de los sobrevivientes, mostrándose como benefactores, incluso algunos saludando con sombrero ajeno, al aprovechar entregar donaciones que eran para  la institución que representan. Con total irrespeto a las vidas humanas circularon memes mofándose de la situación. Algunos gozaron al colocar en las redes, noticias y fotos falsas, que provocaron el pánico entre los habitantes, quienes al no contar con un canal adecuado de comunicación se desesperaron y actuaron sin apegarse a las normas para este tipo de emergencias. Se aprovechó para crear mayor desprestigio al Gobierno, cuyas autoridades entraron en contradicciones y actuaron sin mayor sensatez para actuar en la emergencia. Inclusive se llegó al colmo de indicar que el desalojo de la finca La Reunión se debió a que las personas que se encontraban dentro gozan de mayor estatus económico.

Es tiempo ya que nuestra sociedad deje de lado “las mentiras” que tanto daño provocan a la sociedad, al manifestarlas como memes para bromear, como inculpaciones para desprestigiar a las autoridades o como simple morbo para observar estampidas de personas buscando salvar sus vidas. La verdad debe prevalecer, pues la verdad trae paz, seguridad y satisfacción. Es inconcebible que las autoridades del Insivumeh y de la Conred entren en contradicciones al inculparse unos a otros. Y más aún buscar cortar cabezas en medio de la tragedia, que provocará nombrar nuevas autoridades que no sabrán cómo actuar en la emergencia. Los diputados, en lugar de convertir la situación en un “Circo Romano”, deberían promulgar leyes claras para actuar en este tipo de catástrofes al evitar trámites engorrosos, pues “la muerte no espera”.

En todas las esferas, aun en los ámbitos religiosos, la mentira se disfraza de verdad, falsos líderes engañan a sus seguidores, a sus feligreses. Al ser lobos se disfrazan de ovejas y manipulan la verdad. Anteponen sus intereses personales antes que los colectivos, arrebatan lo que no les corresponde. Engañan a sus superiores mostrándose como corderos dispuestos a ir al matadero, al mostrar otra actitud cuando están ante sus ovejas con quienes se ensañan cual dictadores, y los manipulan so pretexto, que, para alcanzar el cielo, deben respetar la autoridad, la de ellos, no la de Dios.

Debemos volver a la sana costumbre de actuar siempre con la verdad, sin tapujos, que nos ayudará a enfrentar mejor las crisis, pues ya lo decía nuestro Señor Jesucristo si la buscamos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libre. Debemos empezar por nosotros mismos. Recordemos que una sociedad se desenvuelve mejor cuando maneja reglas claras, sin manipulaciones. Pues, de lo contrario, la mentira continuará haciendo daño.

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