CON OTRA MIRADA

La obra de Luis Díaz en el Centro Histórico

|

La exposición del maestro Luis Díaz Aldana, dentro del XXI Festival del Centro Histórico de Guatemala, es poderosa y consta de tres componentes desarrollados entre las décadas 1960-80. Hay arquitectura y obra integrada a esta, así como dos colecciones pictóricas, Fauna Guatemalense y La Conquista.

Entre la primera está el Gukumatz en persona, obra con la que ganó la XI Bienal de Sao Paulo, en 1971; monumental pieza en madera, pintada de azul y blanco, cuyas franjas se prolongaron 250 metros antes de entrar al salón de la exposición. También están los murales pictóricos en vestíbulos de edificios, como aquellos en concreto, en los pasillos entre edificios administrativos y plantas de producción de las farmacéuticas Abott y UpJohn.

Dentro de la arquitectura destaca la Biblioteca Central de la Universidad de San Carlos (USAC), que junto a las farmacéuticas, fueron proyectos diseñados y construidos por la firma Holzheu & Holzheu, donde como dibujante tuve el privilegio de compartir con aquella élite intelectual mis primeras experiencias en lo que más adelante sería mi deliciosa profesión.

Durante el conversatorio celebrado conocimos aspectos de la producción del Maestro. Entre estos, el influjo de la situación socio-política de Guatemala en aquellos años que generaron importantes movimientos artísticos, tal el caso del Grupo Vértebra, integrado por los artistas Marco Augusto Quiroa, Elmar René Rojas y Roberto Cabrera; la obra desarrollada en torno a la Galería DS (Díaz-Schafer), y a partir de eso, su trabajo en solitario.

De las colecciones de pintura, la Fauna Guatemalense, muestra una serie de animales y otros bichos resueltos en formas geométricas, que representan imperfecciones sociales, como la soberbia. También están el Quetzal y la Quetzala, personajes fundadores y rectores de nuestra nacionalidad. Particular mención merece el Lobo, figura de perfil, de fuertes rasgos y feroces fauces abiertas, que tanto dentro del conjunto de la serie como en su individualidad, manifiesta vida propia y una amenazante disposición a morder.

De la serie La Conquista, los personajes están plenamente identificados, empezando por Tonatiuh (el conquistador), La Sin Ventura, fray Bartolomé de las Casas, tres piratas y tres princesas —reales y literarias—: Xicoténcatl, Ixquik e Ixmuc. Su colorido y riqueza de expresión gráfica recuerdan las danzas tradicionales de moros y cristianos, y de La Conquista. La colección se complementa con fragmentos de espejo suspendidos frente a las obras, a la altura del ojo, cuyos reflejos recuerdan aquel primer encuentro comercial que, con alevosía y ventaja, permitió canjearles por jade y otras riquezas; figura de explotación que prevalece entre sus herederos.

Pero volviendo a la arquitectura, fue interesante la explicación ofrecida en cuanto al énfasis dado a la búsqueda de una expresión propia, sustentada en nuestras raíces precolombinas y barrocas.

Sobre la primera, de origen maya, en el edificio del Instituto de Fomento Municipal (INFOM), frente al Parque de La Industria, las diferentes plantas crecen en área a medida que suben, generando una pirámide invertida, vista por sus cuatro costados.

El barroco está expresado en los murales Acrópolis, en UpJohn, y la celosía Gukumatz, en Abott; este último como una sutil filigrana que constituye el muro entero. El ejemplo más contundente está representado por la Biblioteca de la USAC. Se trata de un edificio de planta cuadrada cuyas fachadas fueron unificadas mediante el uso de un parteluz prefabricado que resuelve la iluminación y ventilación del interior, proveyendo esa filigrana barroca a todo el exterior del edificio.

mmaganajuarez@gmail.com

ESCRITO POR: