Con sagacidad y sabiduría, Manuel Estrada Cabrera dijo en 1908, cuando se inauguró el Canal de Panamá, que la frontera sur de los Estados Unidos de Norteamérica se había movido hacia el Sur y había pasado sobre nuestras cabezas, y que después de ese momento la política exterior de Guatemala debía llevarse en armonía con la de los EUA.

Dicho y hecho, pues a partir de ese año dio inicio un examen severo de las condiciones financieras que pudieran permitir a países europeos ejercer una influencia contraria a los intereses de los EUA. Los préstamos y las inversiones europeas se contabilizaron y estudiaron, buscando sustituirlos. Hasta la moneda se nos ayudó a cambiar, con el envío del “Señor Dinero”, el Dr. Edwin Walter Kemmerer.

Nada nuevo bajo el Sol desde entonces. Esa política continúa siendo la misma y solo se modifica en estilo y no en sustancia con cada presidente y con cada secretario de Estado.

Alguna vez hay presiones y otras veces, solo insinuaciones; con todas las posiciones intermedias.

El último cambio de administración, la semana pasada, en el Gobierno de los EUA asusta a muchos, quienes no pudieron o no quisieron verlo suceder, pero lo cierto es que la política actual es bipartisana y solo habrá modificaciones de estilo.

Las preocupaciones en esta etapa siguen siendo las mismas, la emigración ilegal, el tráfico de drogas y el tránsito de terroristas.

Esperemos un aumento de los fondos aplicados a atenuar las circunstancias que provocan esa emigración, ahora con inversiones en actividades productivas que generen empleos. Esperemos fondos para un refuerzo de nuestras fronteras con México, con el propósito de impedir aquel tráfico. Y esperemos un control muy estricto para acabar con ese tránsito. Serán fondos bien invertidos para los EUA, en magnitud económica para esos objetivos. Tendremos acá nuevo embajador; y quizás hasta dos embajadores, pues no hay tiempo que perder. Y de la eficiencia de esas inversiones depende la eficacia de las medidas.

La administración anterior estableció una nueva plusmarca en deportaciones, a pesar de todas sus declaraciones; y el aumento que viene no será alarmante.

A cambio de eso, se exigirá el manejo fiscal cuidadoso, la eliminación del robo de fondos públicos, el pago cabal de los impuestos y una transformación del Gobierno para parecerse cada vez más a ellos. Para bien o para mal.

Hoy aquella frontera en Panamá se ha ampliado hasta los Andes colombianos y las costas caribeñas de Venezuela, y por extensión, a los territorios completos de esos dos países. También, a todas las Antillas, mayores y menores.

En los casi seguros ocho años de esta nueva administración, los cambios en todos nuestros países serán consecuencia de ese interés y de la política exterior para el área, como una extensión de su política interior. Los países de gran crecimiento económico que encabezó China, definitivamente buscarán hacer alianzas en sus áreas de influencia, lo que causará algún tipo de incertidumbre a nivel de la economía mundial.

Pero con los cambios en el resto del mundo, del cual los EUA se retraen, poco a poco en los años anteriores y aceleradamente a partir de ahora, el que estemos en esta área nos da unas ventajas enormes. Lo que nos sobra se absorberá y lo que nos falta vendrá. Los detalles se irán viendo poco a poco, pero los cambios se darán.

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