DESDE GINEBRA

Los desafíos del sistema multilateral de comercio

Eduardo Sperisen

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En los años 80 se inicia una nueva era comercial para la subregión centroamericana con cambios fundamentales de política comercial. Se abandona la política de sustitución de las importaciones, que fue adoptada en los años 60, en la que se protegía con aranceles la producción regional y, se pasa a políticas de apertura de mercados, de competitividad y de promoción de exportaciones.

Con el ingreso al Acuerdo General de Aranceles y Comercio, más conocido como GATT (General Agreement on Tariffs and Trade), al cual Guatemala se adhirió en 1991 que significó la confirmación de la nueva era de apertura comercial para Guatemala, con el objetivo de potenciar el crecimiento de nuestra economía y el desarrollo del país, a través de la activa participación en el comercio internacional.

El GATT y desde su creación la Organización Mundial del Comercio (OMC) promueven la reducción de aranceles, la eliminación de los obstáculos al comercio, el combate del proteccionismo y la discriminación basada en principios y reglas comunes.

Para Guatemala esta política ha representado, que sobretodo, las exportaciones de los productos agrícolas no tradicionales, se multiplicaran generando empleos e ingresos a familias, que de otra manera hubiera sido difícil de generar en el mismo período de tiempo, de no haberse abierto la economía al mundo. En general, ha habido un mejoramiento significativo del comercio exterior del país.

La OMC es hoy en día el principal foro multilateral de comercio, con una membresía en crecimiento que está encargada de administrar los acuerdos comerciales, además, de ser el foro para las negociaciones multilaterales, supervisar el cumplimiento de estas políticas y mantener un sistema de solución de disputas comerciales, entre sus miembros.

En Doha, capital de Qatar, en el 2001 se lanzó la primera ronda de Negociaciones Multilaterales de la OMC, que ante las dificultades de llegar a acuerdos, después de más de 15 años de negociaciones, ahora hay países que desisten seguir negociando la Ronda Doha.

En estos momentos existen principalmente dos temas importantes que están bajo cuestionamiento. Una, lo que se conoce como el trato especial y diferenciado, un mecanismo que favorece a las naciones en desarrollo, necesitadas de medidas especiales para favorecer su crecimiento. El otro, es el tema del Órgano de Solución de Diferencias, en el Órgano de Apelación, un mecanismo imparcial y accesible a todos los miembros, que dirime las diferencias cuando un miembro de la OMC se ve afectado por medidas impuestas por otro miembro.

Lo cierto es que ante esta situación no es posible quedarse en la inacción, reclamando solamente posturas, que con razón o sin ella, pueden escalar al punto de destruir el sistema multilateral de comercio basado en reglas. Los objetivos de desarrollo sustentable de la agenda 2030 de Naciones Unidas, por ejemplo, no podrán cumplirse, sin una creciente apertura comercial para todos los miembros de la OMC.

Una forma de salir de este impase sería acordar el inicio de una nueva ronda de Negociaciones Multilaterales, que ponga al día el Sistema Multilateral de Comercio y a la OMC, tomando en cuenta a la nueva economía mundial con sus desafíos del siglo XXI, para que en el 2019 en la celebración de la próxima XII Conferencia Ministerial de la OMC, se lance una nueva ronda de negociaciones.

No queda mucho tiempo, ya estamos tarde, apenas un año para prepararse, así que, de haber interés en una iniciativa como esta, los miembros tendrían que, con sentido de urgencia, trabajar conjuntamente hacia ese objetivo.

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