ESCENARIO DE VIDA

Masiva plaga en el Caribe

Para quienes aún no creen que el cambio climático existe y que va a arruinar nuestra economía, nuestras fuentes de agua y nuestra salud, es importante que abran los ojos y miren alrededor.

Tanto en Guatemala como en otras partes del mundo se están viendo grandes cambios. La falta de agua es un hecho en Centroamérica. El Salvador reporta una merma del 90% del caudal en aproximadamente 10 ríos del país y en Guatemala el 99% de los ríos están contaminados.

Expertos en la Florida relatan que hace 30 años no se sentían los calores de ahora. Sin embargo, a causa del cambio climático se ha incrementado el “sargazo”; unas algas cafés malolientes que están llegando hasta las costas caribeñas. Siendo nutrientes para la fauna marina, al llegar a las playas en forma masiva, se descomponen, dejando malos olores y ahuyentando al turismo. Las tortugas marinas tampoco pueden entrar a desovar. Como si fuera poco, se arruinan los motores de las embarcaciones al enredarse en ellos.

De acuerdo con un estudio de la Universidad Internacional de Florida, apoyado por NASA, la presencia del sargazo alcanzó el mes pasado unos 2 mil 800 kilómetros cuadrados y una hipótesis es que la Corriente del Cinturón del Atlántico Norte se ha debilitado en un 30 por ciento en 50 años. Al estar debilitado por las altas temperaturas, este sargazo permanece más tiempo en el océano y flota por el mar creando islas, siendo el equivalente al doble de toda la extensión de la Ciudad de México. Tan crítica está la situación en el Caribe que en las Bermudas los hoteles han tenido que cerrar por temporadas, ya que afea las playas y lleva hedor.

La primera vez que se vio surgir el sargazo fue en el 2011, nos recuerda el profesor Hazel Oxenford, un experto en biología y manejo de pesca que vive en Barbados. Ahora impacta masivamente las playas de Cancún y se está viendo en muchas otras islas donde nunca antes había llegado, incluyendo algunas playas de Miami.

Mientras el sargazo siga llegando, peligran la pesca, la fauna, el turismo y, por ende, la economía. Para erradicarlo, han probado moverlo con tractores y equipo pesado, pero sin suerte, y hasta se ha pensado en alimento para animales, pero al contener un alto componente arsénico, no se puede utilizar.

Lo que antes era una sola isla flotante de sargazo, ahora se ha convertido en una plaga. Ha surgido una nueva isla que está arruinando el ecosistema, pues al llegar a las orillas se pudre y emana ácido sulfúrico, lo que está causando problemas respiratorios y ahuyentando al turismo. El agua se torna café cuando antes era turquesa y lo cristalino desparece, surgiendo en vez una espesa capa apestosa de algas, criadero de parásitos y bacterias, y matando los arrecifes de coral.

Al mismo tiempo, por el calentamiento global, Norteamérica y Europa pueden sufrir una congelación profunda o era glacial como la de hace 20,000 años al detenerse la corriente termoalina que controla el clima del planeta. Sin esta circulación rápida del Cinturón, la temperatura media de Europa podría descender de 5 a 10 grados centígrados, significando el final de la humanidad, lo que esperamos que no suceda si actuamos a tiempo.

Dejemos de negar el cambio climático. No hagamos oídos sordos. Hablemos con amigos, con parientes, con políticos nacionales o extranjeros y hagámosles ver que esto no es un juego, ni un debate político, ni una fantasía, ni un mito. Digámosles que debemos hacer algo para contrarrestar el cambio climático y dejar de estar cruzados de brazos, pues de otra forma llegará la pesadilla más grande para la humanidad.

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