TIERRA NUESTRA
Mujer y política: del sometimiento a la esperanza
Una de las más valiosas expresiones en el actual renacimiento de las organizaciones sociales guatemaltecas, es una mayor presencia de mujeres en las mismas. Presencia que no sólo se remite a la membresía tradicional, sino a la concreción de liderazgos de extraordinaria importancia. Creo oportuno enumerar aspectos fundamentales que caracterizan ese proceso: 1. La lucha a favor de la emancipación de la mujer guatemalteca, exige superar una de las injusticias más extremas: ser mujer, ser indígena y ser pobre, la condición más ingrata e inhumana posible. 2. La historia social de la mujer en Guatemala se ha dado en un contexto de dominación y sometimiento: A. Vivir bajo un rígido dominio patriarcal y B. Vivir bajo un marginamiento institucional que las relega a ser ciudadanas de segunda categoría. 3. Afortunadamente esfuerzos reivindicativos externos e internos, han ido denunciando y transformando esa realidad. Diversas instituciones y muchas mujeres, han trabajado arduamente para modificar esa situación e instituir acciones decisivas para el cambio.4. El modelo político guatemalteco ha relegado e impedido sistemáticamente la participación de la mujer. En promedio durante los últimos 30 años, sólo el 3% de los cargos municipales han sido ocupados por mujeres, únicamente el 10% de los cargos de gabinete de gobierno y un12% en cuanto a curules parlamentarias. El sistema político guatemalteco corrupto y discriminatorio, ha impedido a la mujer guatemalteca su pleno derecho a la participación.
Experiencias foráneas y algunas propias en cuanto a la incipiente participación femenina en la política, han permitido conclusiones que por su importancia, conviene expresar: 1. Las mujeres que participan en política, generalmente también trabajan para lograr su subsistencia y participan en organizaciones sociales, lo que les impulsa hacia un trabajo político más responsable y de mayor proyección. 2. Las mujeres que participan en política, generalmente no se desligan de sus responsabilidades familiares, lo que les genera mayores niveles de consciencia y responsabilidad social. 3. Las mujeres tienden a considerarse a sí mismas como representantes de otras mujeres, lo que genera una especie de solidaridad de género, extensible siempre a sus responsabilidades maternales, lo que les permite una concepción holística de la sociedad y la cohesión humana.
En el contexto de la partidocracia corrupta tradicional, la participación femenina ha sido muy reducida. A lo que se suma una desafortunada experiencia respecto a que algunas mujeres que lo han hecho y que han logrado posiciones de incidencia, se han involucrado en graves casos de corrupción. Esa situación debe ser considerada por las organizaciones sociales y políticas que pretenden promover una nueva forma de participación. Debe ampliarse el nivel de participación femenina y paralelamente, implementar todos los controles necesarios para garantizar la trasparencia y fomentar una cultura de legalidad, en donde todos los participantes sin distinción de género, compartan la idea respecto a que el poder no otorga privilegios, el poder impone responsabilidades. Nuestra esperanza radica, en que ese gran frente político-social que deberá competir y derrotar a la partidocracia corrupta en las elecciones del año entrante, se caracterice por la inclusión y la integración social, en donde la mujer guatemalteca participe activamente y en donde se garanticen todos sus derechos. La derrota de la vieja política, también implica la derrota de ese modelo machista, autoritario y excluyente, que tanto daño nos provocó.
manuelvillacorta@yahoo.com