CON NOMBRE PROPIO

Nicaragua ¿causa o efecto?

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Daniel Ortega desató la furia contra su pueblo, fuerzas paramilitares hacen rondas en las principales ciudades nicaragüenses para amedrentar, amenazar, lesionar y matar manifestantes.

El sistema judicial, como era de esperarse, servil a los intereses del régimen legaliza la represión y ordena aprehender a líderes y dirigentes, con esta formalización de la reacción, el discurso “políticamente correcto” de que los tribunales de justicia conforme a los lineamientos legales juzgarán a quienes cometen delitos cae como anillo al dedo y reduce el nivel de crítica internacional.

No hay dictadura o régimen autoritario sostenible, porque estos sistemas atentan contra lo más íntimo y más valioso: la libertad.

El sandinismo y Daniel Ortega contaban con un voto duro, más o menos del 35% y con esa cantidad de votantes perdieron las elecciones con Arnoldo Alemán y don Enrique Bolaños. Cuando Arnoldo Alemán enfrentó problemas legales por ladrón se vio en la necesidad de pactar impunidad y dentro de ese pacto se brindó apoyo a una reforma electoral por la cual se redujo el umbral para ganar elecciones, esto permitió a Ortega ganar su primer período. Todo nació de un pacto de impunidad.

“La salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Todo lo demás es secundario”, sentenció don José Ortega y Gasset, en Nicaragua vemos un excelente laboratorio para comprender cómo una República consiguió Rey por ese mísero detalle técnico.

Luego del primer período presidencial vino el segundo y luego una sentencia, que no soporta ningún análisis constitucional serio, por lo cual la Corte Suprema comandada por quienes los nicas llaman “los magistrados sandinistas” firmaron la resolución que viabilizó la reelección presidencial indefinida y de un plumazo inaplicaron su texto constitucional —sentencia copiada luego en Honduras y Bolivia— así se obtuvo el ansiado barniz judicial.

En Nicaragua no solo hay tres poderes del Estado, allá hay cuatro, a los tradicionales Legislativo, Ejecutivo y Judicial se les suma el Electoral. El poder Electoral tiene 30 años de ser dirigido por lambiscones del poder, su presidente en un principio liberal y luego entusiasta sandinista es un personaje perverso en todo el sentido de la palabra.

Mientras Daniel Ortega cooptaba el poder, la inversión creció y los proyectos sociales con perspectiva clientelar florecieron. Millones de dólares se invirtieron, bajo el secreto a voces que los Ortega eran socios de muchos de ellos, hasta en Guatemala conocidos dirigentes de lo más extremo de la derecha graduados de tuiteros aplaudían las bondades del régimen porque “era seguro para el capital”.

Daniel Ortega fue inflado como buen gobernante por una derecha que lo que menos le importó es un sistema republicano y una izquierda que confunde políticas sociales con clientelares para hartarse de dinero e influencias.

Daniel Ortega, el 19 de julio recién pasado, celebró un aniversario más de la Revolución sandinista y dejó claro que no renunciará, pero muchos sabemos que Ortega es solo el efecto, porque la causa está en aquellos que validaron su pacto de impunidad.

En Nicaragua la radicalización del gobierno es lo único que queda y luego del espaldarazo de los partidos de “izquierda” la represión se acompañará con expropiaciones. Honduras no está muy lejos de lo que ocurre en Nicaragua solo que desde el lado derecho y así mientras la región se empeñe con mantener reyezuelos, la inestabilidad crecerá, por eso cuando escuche cantos de sirena de personas que aman las dictaduras —como las de Ubico o Ríos Montt— mejor vea para otro lado porque émulos de Ortega abundan acá cerquita.

La intolerancia y el abuso no son patrimonio de la izquierda o la derecha, sino son resultado de un proceso empujado desde muchas posiciones de poder.

@Alex_balsells

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