MACROSCOPIO
Nosotros iremos a votar
Desde hace algunas semanas, algunos disidentes de los partidos políticos y otros que sencillamente nunca estuvieron en alguno se han dedicado a desprestigiar el proceso electoral. Ellos aducen que los candidatos a los diferentes cargos de elección popular no son representativos, con ello pretenden quitarle legitimidad al proceso electoral.
Por ejemplo, el Movimiento Semilla apuesta a un gobierno de transición, para ello se debe interrumpir el proceso, violando la Constitución. Quien así lo haga incurriría en el delito de sedición.
Los defensores de este movimiento aducen que los partidos no representan la voluntad popular. La voluntad popular se verá en las urnas, donde los que lleguen a votar expresarán su voluntad eligiendo a quienes mejor les parezca.
Entre las diferentes opciones se tiene a candidatos y partidos de todas las ideologías, desde la más recalcitrante derecha hasta la más trasnochada de las izquierdas, pasando por populistas, indigenistas, capitalistas, populacheros, en fin, un arcoíris donde cualquiera escogerá su color favorito. Lo que pasa es que estos señores y señoras solo ven en el golpe de Estado simulado la única opción de llegar al poder, pues los candidatos que los han representado en elecciones anteriores no llegaron nunca ni siquiera a un tres por ciento y con suerte lograron meter uno o dos diputados.
El sufragio materializa la soberanía que radica en el pueblo y es el único medio democrático y constitucional que marca con certeza el fin de un gobierno y el inicio de otro.
Es el sufragio el instrumento que se opone a todo intento de querer tomar el poder por la fuerza o por otros medios que no estén plasmados en nuestra Carta Magna.
Si bien es cierto entre los candidatos hay algunos señalados de actos de corrupción, existe un sistema de justicia que se encargará de acusarlos y expulsarlos, separándolos del cargo por medios legales, y no serán los grupos que se autodenominan representantes o intermediarios del pueblo los que decidan las acciones a tomar.
De aquí en adelante, con el despertar del pueblo, este será vigilante y exigente con las autoridades que elija. Funcionarios, fiscalías y tribunales estarán bajo la lupa. Esto los obligará a ser transparentes y acuciosos, de lo contrario ellos pasarán de ser juzgadores a juzgados.
Los que apuestan por el abstencionismo o la suspensión del proceso electoral están propiciando una confrontación entre guatemaltecos y creen que si hay una suspensión de garantías y de partidos políticos, ellos serán los que elijan a sus correligionarios para dirigir el país y pretenderán sentarse para siempre en el despacho presidencial.
Aducen estos desestabilizadores que las campañas políticas fueron financiadas con dinero del narcotráfico o de lavadores, pero no vimos a ninguno de ellos aportando pruebas y denunciando a donantes y a los beneficiados.
Se han dado a la tarea de desinformar, se dijo que se tomarán centros de votación, que se bloquearán los accesos, que cierto partido no dejará llegar a los votantes a los centros donde se considera perdido; en fin, una campaña que crea temor en la población.
El día de ayer circuló un pasquín que se llama El País y su titular No vayamos a votar toma fuerza. La noche anterior tiraron volantes que decían “En estas condiciones no queremos elecciones”, “No vayamos a votar”, ¿a quién beneficia esta campaña? Lógicamente a quien ya tenga comprados los votos y disciplinadas a sus huestes.
Que sigan con su campaña, nosotros iremos a votar.
hupretij@hotmail.com