REGISTRO AKÁSICO

Órale mis valedores, a entendernos

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Si no sabe lo que significa chairo, ahí le va. Muchos ciberactivistas han hecho su aprendizaje en México. Allí fueron adiestrados para actuar en bola, fomentar tendencias y retorcer escenarios. Se busca producir las revoluciones de colores dirigidas contra la izquierda tradicional. Por lo tanto, se necesita personal entrenado. Muchos de ellos ocupan puestos en oficinas de relaciones públicas o practican directamente funciones de reporteros. Por lo tanto, muchas palabras del entorno mexicano pasan directamente a las redes sociales del país.

Chairo es una sopa a base de papa, habas y tres carnes, especialmente de cordero, preparada en Arequipa, al sur del Perú. En México, cuando observa a un joven, medio sudado, con una popular chumpa con cuello de vellón de oveja, se asemeja a ese platillo. Pues al consumirlo se eleva la temperatura corporal.

No se sabe si los muchos chilenos o peruanos que viven en el vecino país, se les ocurrió tal denominación para los originalmente conocidos como chaquetas. En efecto, el chaqueta o chaqueto, era un tipo de joven delgado con planta de alelado, supuestamente debido a la masturbación. Cuando ingresaban a la universidad utilizaban la chamarra con cuello de vellón, como se denomina la chumpa en México. Esta no alcanza a tapar las camisetas con diseños artísticos que lucían sobre el pantalón, cuyo largo daba apariencia de media falda. La palabra chaquetos originaba confusión, así que se prefirió chairo, para señalar a ese grupo mantenido por sus padres.

Los chairos cambian su posición neohippie de la secundaria por su adhesión a los valores izquierdosos de las universidades públicas. Sin dejar de usar morral para llevar los libros, incrementan su consumo de marihuana y solo adquieren el discurso más simple de adhesión a la crítica antisistema. Eternos estudiantes, no promueven cursos pero se muestran preocupados por los movimientos de solidaridad ecologista, indigenista y de protestas de grupos sociales marginados. Rechazan a los partidos de izquierda por considerar que han tranzado con los grupos en el poder. Su héroe es la periodista Carmen Aristégui, que comenzó a ser vilipendiada como #Chairistégui. De donde, chairo vino a significar a un partidario de teorías conspiranoicas, ubicado en la izquierda pero sin ningún compromiso partidario. Se autosatisface con su pose y manifestaciones en las redes sociales por medio de su teléfono inteligente.

El término no alcanzó a ubicar un tipo social al ser importado al país. Los ciberactivistas son patéticos, pues por una parte poseen un irrefrenable apoyo a la Santa Claudia transformada en informante, al infalible non grato, a los ebrios reconvertidos en izquierdosos analistas de la televisión y a los militantes de Open Society; por la otra parte, con sus intervenciones en las redes sociales expresan puntos de vista que no sostienen en sus reportajes o empleos formales, los descubre expresando una pose sin sustento con la realidad.

En consecuencia, el mexicanismo es insustancial en el país, ni a los usaqueros puede imputárseles, ya que su actuación en redes sociales no es significativa por el momento. Mejor sería usar un neomexicanismo, llamando derechairos a los ciberactivistas, preocupados de palabra por el hambre, la falta de hospitales públicos que no frecuentan y apoyadores de la Cicig. Pero contrarios al sindicalismo, los partidos de izquierda y un régimen socialista con democracia. Por lo tanto, continúen reuniéndose en los clubes veganos, quemándose duro y preparándose a ser candidatos en la próxima elección. Ya la hicieron.

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