CATALEJO
Parientes y viajes
DENTRO DE LAS ACCIONES de este gobierno causantes de una mezcla de asombro y preocupación, porque demuestran desconocimiento de reglas, se encuentran quiénes participan en los viajes oficiales, en especial aquellos derivados de invitaciones de países amigos. Son actos institucionales, y por ello es al cargo a quien se agasaja o invita, no a la persona. Esto ha sido así siempre y debe mantenerse en esa forma. Son viajes muy cortos, en los cuales el tiempo es aprovechado al máximo y esto provoca cansancio. No son periplos de placer y deben ser considerados como lo son: parte de las obligaciones del cargo y se necesita mucha resistencia para soportarlos.
SEGÚN LAS REGLAS de protocolo, no es bien visto alargar el tiempo de estadía para hacer turismo personal. Tampoco lo es llegar acompañado de familiares, aunque sus gastos —por supuesto— sean cubiertos por el invitado o por ellos. La razón es simple: este tipo de visitas provocan aumento de las actividades de los servicios de seguridad, o por razones de protocolo obligar a actividades no contempladas. Serrano Elías llegó una vez a Madrid con sus dos hijas y ello obligó a las infantas a atenderlas y romper su apretada agenda. Por eso, los viajes de las familias de los invitados a actos oficiales extranjeros no deben coincidir con estos. Lo creo muy lógico.
LA PRESENCIA EN ISRAEL de un hijo menor de edad y de la mamá del presidente, en pocas palabras no estuvo bien. Fue una equivocación. Por otra parte, provocó nuevamente la necesidad de salir a aclarar, como consecuencia de la ola de críticas recibidas por las redes sociales. En el caso de invitaciones realizadas a particulares por instituciones internacionales, si éstas lo permiten, es posible la presencia de familiares. Si el mandatario no fue informado por la cancillería, es malo. Si lo fue y decidió no atender las indicaciones, peor aún. Ojalá este tipo de situaciones no se vuelvan a presentar, por el bien de la imagen del país, representada en el presidente.