UKEMIK NA’OJ
Pasos de esperanza
Antes de la proclamación del 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres, muchos pueblos a nivel mundial ya conmemoraban el Día de las Mujeres. El pueblo maya al elaborar su calendario basado en una epistemología que contempló conocimientos matemáticos, astronómicos, ecológicos, políticos y filosóficos, también instituyó el día B’elejeb’ B’atz’ que significa 9 hilos. Este día está dedicado para el reconocimiento del aporte de las mujeres al desarrollo social, político, económico, astronómico, educativo y agroecológico de los pueblos.
B’atz’ es un concepto polifacético: simboliza el desarrollo cíclico de la historia de la humanidad y su intrínseca relación con el tiempo y el espacio. Representa el cordón umbilical y simbólicamente es uno de los principios de la conciencia de ser y estar en un lugar y tiempo determinados. B’atz’ también significa el tiempo infinito de la inteligencia, la conciencia, la sabiduría y la capacidad humana para crear y armonizar ideas, pensamientos, emociones a través del dibujo, la pintura, la música, el tejido, las danzas, la escritura, la literatura, entre otros.
En el marco del B’elejeb’ B’atz’, saludo a las mujeres mayas, ladinas/mestizas, xinkas y garífunas que de manera individual y colectiva han sembrado y siembran semillas de rebeldía, alegría, esperanza y perseverancia para cuestionar y transgredir la religión, el militarismo, la política, la economía, el sistema educativo, las políticas de salud y el sistema de justicia. Estos dispositivos de poder, opresión y violencias responden a los intereses de los grupos oligárquicos, las grandes empresas transnacionales y la cúpula militar que pretenden arraigar el silencio e invisibilizarnos como sujetos de derechos e impulsoras de cambios sociales y políticos.
Las sobrevivientes maya ixil y las maya q’eqchi’ de Sepur Zarco son ejemplo de valentía, perseverancia, de valor y esperanza. A pesar de esperar más de 30 años lograron que los tribunales de justicia guatemaltecos escucharan sus desgarradores testimonios, a través de los cuales evidenciaron cómo el Ejército de Guatemala recurrió a formas de violencia extrema para mancillar sus cuerpos, sus vidas y su dignidad.
A la fecha siguen a la espera de que el Estado guatemalteco cumpla con su responsabilidad de castigar a los responsables de estos crímenes de lesa humanidad entre los que resaltan el genocidio, la violencia y esclavitud sexual, la violencia sexual, la detención y desaparición forzada, tortura y asesinato de sus esposos.
Es de reconocer que en estos caminos difíciles recorridos por las mujeres y hombres mayas en su perseverante búsqueda de la verdad y la justicia han contado con el valioso trabajo de acompañamiento que han realizado y realizan el Bufete Jurídico de Derechos Humanos, la Alianza Rompiendo el Silencio y la Impunidad, el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (Caldh), la Asociación Justicia y Reconciliación (AJR) y la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (Fafg).
Estos esfuerzos nos enseñan que en la sociedad guatemalteca hay interés en que los crímenes de lesa humanidad nunca se vuelvan a repetir en Guatemala.