TIERRA NUESTRA
¿Por qué no crece la inversión privada en Guatemala?
La economía guatemalteca ha venido a menos. La dinámica de su crecimiento fue perdiendo potencia y los efectos de tal situación son cada vez más desfavorables para todos los ciudadanos sin excepción. Tres características se están haciendo cada vez más constantes en casi todas las empresas, grandes o pequeñas: 1. Reducción en la facturación. 2. Ausencia de capital (liquidez) para ampliación de inversiones. 3. Reducción de costos operativos. La reducción en la facturación revela caída en las ventas. La inexistencia de capital para ampliación de inversiones revela y confirma su estancamiento. Y la reducción de costos, para evitar pérdidas operativas, tiende a ser un peligroso recurso porque cuando se produce como un fenómeno ampliado, se limita la dinámica económica en general, particularmente en el área de los servicios.
La lógica operativa de la economía tiende a hacernos pensar que con una población en crecimiento (medio millón de niños nacen cada año en el país), el consumo debería crecer en forma sostenida. Pero en nuestro caso eso no ocurre. Se explica porque en una economía en expansión, una población en crecimiento debería implicar un mayor ingreso per cápita dirigido hacia el consumo, no obstante en Guatemala parece ocurrir lo contrario, crece la población pero no crece el ingreso per cápita y tampoco el consumo. El fenómeno anterior está revelando, por el contrario, que la población está creciendo pero crece a su vez el índice de pobreza, como lo certifican ya prácticamente todas las instituciones financieras y de cooperación internacionales. Una posible explicación nos orientaría a considerar que los niveles de productividad en el país son muy bajos, lo que a su vez revelaría una débil oferta de empleo y, por tanto, de ingresos. Usualmente se tiende a responsabilizar a las empresas ya existentes, pero quizá varias preguntas deberían realizarse al respecto: ¿Existe una cultura empresarial pujante en Guatemala que abarque a la pequeña y mediana empresa? ¿Existe una cultura empresarial local cuyo objetivo sea competir en el mercado internacional? ¿Está el sector público orientado a facilitar todo tipo de inversiones en el país? ¿Existe una política nacional para el fomento y promoción de empresas en el país? Creo que todas las respuestas se orientan hacia el “no”. Y eso explicaría en parte lo que ocurre con nuestro modelo.
Pero si a lo anterior se suman aspectos tales como la conflictividad social, el colapso de la infraestructura (puertos, aeropuertos y carreteras), el contrabando, la ausencia de educación y tecnificación laboral y una política crediticia privada que en muchas ocasiones carece de “moral financiera”, el carácter de nuestra economía tiende a presentar un perfil cada vez más desfavorable. Esta especie de mezcla explosiva es lo que está impidiendo todo tipo de inversiones. Sin inversiones no hay producción, no surge el empleo, no hay oferta salarial y por tanto tampoco consumo. Y el encuentro de un sistema económico así con un sistema social sujeto a una explosión demográfica sostenida solo generará mayores niveles de pobreza.
Lo anteriormente expuesto además de obvio no es desconocido para la mayoría de guatemaltecos, lo inaudito es el inmovilismo y la falta de acciones, tanto públicas como privadas, orientadas a superar esta realidad. Una secuencia de gobiernos cada vez más ineptos y una sociedad incapaz de renunciar a su inmovilismo secular serán los responsables directos para ubicarnos muy pronto como un país del cuarto mundo. A pesar de que hacemos frontera con el mercado de producción y consumo más grande del mundo…
manuelvillacorta@yahoo.com