PERSISTENCIA

Psicología teológica antifreudiana

Margarita Carrera

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Muchos son los humanos que con gran inteligencia y alto grado de cultura emprenden la aparentemente fácil tarea de atacar a Freud y su descubrimiento del inconsciente, a pesar de los argumentos de este para demostrar el predominio de una zona oscura en la mente del humano.

Entre los “muchos humanos” sobresale, sin duda alguna, C. G. Jung, cuya psicología, teología y metafísica tiene como bases fundamentales los descubrimientos científicos de Freud. A Freud se “le refuta” a pesar de las evidencias palpables de la aplicación técnica de su “teoría” a causa de la complejidad de la mente humana.

Freud es temido, es odiado, es rechazado, con todo y los grandes beneficios que está teniendo la humanidad por el descubrimiento del inconsciente y sus dramáticas repercusiones en la conducta humana.

La causa de tales actitudes en el humano es muy clara y ya lo he dicho en otros ensayos: Freud agrede profundamente el narcisismo humano, al colocarlo dentro de los animales, arrebatándole su halo divino.

La popularidad de Jung, luego, tiene razones profundas. Aunque su psicología esté encaminada a contradecir las teorías científicas freudianas, encuentra casas editoras que no solamente le editen, sino le traduzcan a todos los idiomas. Pocos rebaten su psicología metafísica de índole teológica, y muchos se aferran a él para hacerle frente al monstruo de Freud que los humilla inmisericordemente con sus temibles hallazgos de la libido humana y de los instintos de destrucción que esta encierra, a causa de la represión, producto de un mundo cada vez más civilizado y, por ello, cada vez más violento.

La genial obra de Freud La Interpretación de los Sueños, en donde manifiesta, no únicamente gran erudición y sensibilidad artística, sino rigor científico, es sistemáticamente rebatida por Jung, quien podría ser llamado el “antifreud”.

Si Freud ha establecido que los sueños no son arbitrarios, sino se ven regidos por leyes implacables, propias de la “physis”, Jung declara en Reconquista de la conciencia que los sueños “son sustraídos a la arbitrariedad de la conciencia…” La afirmación de Freud acerca de que en todo sueño se dan “las impresiones de los días inmediatos anteriores”, hallazgo que ya habían confirmado “Robert, Struempell, Hildebrant, Weed-Hallam” —a quienes ha estudiado Freud en su primer tomo de La interpretación de los Sueños—, es rebatida, sin mayores estudios ni pruebas científicas, por Jung, al exponer en Reconquista de la conciencia que “Debía ser un privilegio de nuestro racionalismo el explicar el sueño y su constitución exclusivamente por los residuos de la vida diurna, es decir, por las migajas del abundante festín de la vida consciente caídas de sus bajos fondos…” para clamar, luego, por la divina inspiración: “…¿Por qué se suele olvidar siempre que no hay nada grande ni bello en el vasto domino de la cultura humana que no sea debido primitivamente a una repentina y feliz inspiración?…” —Rebatiendo, así, al mismo tiempo, el descubrimiento freudiano de que toda inspiración proviene del mundo inconsciente, como un excelso rechazo a la represión despótica e inapelable que la civilización impone al individuo—.

Otro de los señalamientos sustanciales que Freud hace del sueño —y que demuestra son sólidas bases de su erudición científica y de su propia experiencia—, es “El Disfraz” en que se presenta siempre este.

Contra tal descubrimiento se alza Jung diciendo que los sueños “Son pura naturaleza y, por tanto, de una verdad natural y sin disfraz…”, sin proporcionar, para ello, ninguna prueba científica y experimental.

margaritacarrera1@gmail.com

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