Retornos maliciosos
Traigo a colación ambos apellidos porque en la práctica han reaparecido. La llegada de Rabbé a la Presidencia del Congreso, a lo que se suman tres exmiembros del desaparecido FRG, parece indicar un paso para el reagrupamiento de operadores que han actuado por separado pero bajo una estrategia unificada, que no solo se traduce en ser el comité de bienvenida del expresidente que en unos meses retornará como el primer exgobernante que ha sido investigado, juzgado y encarcelado. Además, reitera que el PP y la misma UNE no tienen cuadros propios y requieren poner sobre la mesa material importado, de baja calidad y con agenda ajena.
Desde tiempo atrás se especula sobre el rol de Portillo en las elecciones 2015. Los usurpadores de la democracia se lo disputan, como si se tratara de una joya preciada. Más bien, se trata de una “joyita”. Al partido oficial le importa que retorne pero no haga sombra, aunque por debajo haga algo para compensar los favores que ya comienza a deber: nuestro embajador en EE. UU. y el propio Otto Pérez han dado su consentimiento para un retorno por la puerta del frente —tal parece que están pidiendo formar parte del séquito que lo recogerá en La Aurora—. Qué tipo de partidos tenemos, que se disputan lo degradante.
Recordemos que a inicios de 2015 se retomará el juicio contra R. Montt, y tras él, un nuevo intento de diversos sectores por cohesionar posiciones y luchar a favor de la amnistía del general venido a menos; clara señal para doblar la página y seguir “adelante” sin ese lastre. Ambos episodios se correlacionan como condición sine qua non antes de la convocatoria oficial de las elecciones.
Ahora vamos entendiendo que además de la transacción político-comercial que posibilitó la nueva Junta Directiva del Legislativo existen otras piezas para completar un rompecabezas que persigue inyectar combustible artificial para que la transición del poder no represente ningún quiebre, amenaza o cambio de señales, sino más bien continuidad y protección disfrazadas.
En ocasiones somos sofisticados en el análisis y pensamos que grupos de estrategas diseñan milimétricamente cada transacción, decisión y alianzas. Una parte de eso es pura ficción; pero tampoco es cierto que las jugadas aparecen de la nada y que vivimos bajo la estela de las ocurrencias.
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