BIEN PÚBLICO

Seamos luz

Jonathan Menkos Zeissigjmenkos@gmail.com

|

El sábado pasado, los estudiantes del movimiento “Usac es pueblo”, al que se sumaron otras organizaciones sociales, invitaron a las y los guatemaltecos a una marcha para exigir respuestas al gobierno de Jimmy Morales ante la larga lista de dejadeces, torpezas y opacidad de esta administración, cuyas acciones e inacciones están llegando al extremo de cobrar vidas.

Muchas personas asistimos, con amigos y en familia, al llamado de estos estudiantes que, para la esperanza colectiva, están dando la altura frente a una clase política y algunos miembros de la élite empresarial con una agenda particular —autoritaria, proimpunidad y criminal en muchos casos— que vacía de contenido democrático el quehacer de la administración pública al tiempo en que deslegitima más su función frente a la sociedad.

La consigna inicial fue “seamos luz”, recordándonos que para ello hay que dejar la indiferencia, la pereza y ese querer con desgana que en muchas ocasiones entumece a los ciudadanos —incluso a aquellos que sobreviven sin empleo, sin seguridad, deprimidos y sin esperanzas en el futuro— y los inhibe de salir a la calle y exigir y ser parte de un cambio, aun a sabiendas de que las cosas no van por buen camino. A la consigna inicial se agregó la petición de renuncia de los funcionarios más incompetentes y contrarios a la sociedad de esta administración, entre los que están el presidente Morales y la canciller Jovel.

En la parada que la manifestación hizo en el Congreso de la República se dejó claro que la ciudadanía está al pendiente de los diputados y, en particular, de aquellos que aprovechando el duelo por las masivas muertes relacionadas con el Volcán de Fuego descaradamente están impulsando más impunidad, tal el caso de los reincidentes diputados Arzú, Linares Beltranena, Galdámez, Carrillo y Lau, entre otros.

Uno de los momentos más emotivos de la marcha fue el minuto de silencio frente al Palacio Nacional, por las personas que murieron en las faldas del Volcán de Fuego. Ese minuto fue suficiente para reflexionar que aquellas personas no murieron por el volcán, sino por la negligencia; así como muchas mujeres se mueren no por dar vida, sino por ser pobres, dejando a muchos niños huérfanos de su abrazo, de su esperanza y de su escuela.

Un minuto de silencio fue suficiente para recordar que en este país de contradicciones muchos trabajadores jamás se han saciado con el fruto de su trabajo, mientras el presidente Morales desayuna salmón y almuerza lomito con nuestros impuestos; recordar que la lluvia arrasa las chozas, cultivos y vidas de los que tienen menos, año tras año, quedando para los sobrevivientes solo los salones comunitarios para refugiar sus lágrimas, esperando sin esperanzas el invierno del próximo año; para recordar que hay 4.1 millones de niñas, niños y adolescentes que no han saboreado un libro en su idioma materno en el seno de una escuela; para no olvidar que los jóvenes de este país están siendo la carne de cañón de la violencia, que nos obliga a despedirnos cada mañana de nuestros seres queridos sin tener ninguna certeza de si volverá a su cariño cuando regrese a casa.

Seamos luz para decir basta, para desobedecer aquellas voces que nos llaman a la calma mientras Guatemala se hunde en el autoritarismo. Seamos luz para proponer cambios que nos permitan construir una tierra de todos, una sociedad. Seamos luz para cimentar una conciencia colectiva que promueva la igualdad y no permita atajos para que la voracidad de unos cuantos viole el básico y universal derecho de disfrutar dignamente nuestra humanidad.

jmenkos@gmail.com

ESCRITO POR: