¿Somos las mujeres igual de capaces que los hombres? Se ha comprobado científicamente que la mujer sobrepasa al hombre en ciertas aptitudes, tales como: la habilidad para hacer varias cosas a la vez, poner más atención en los detalles; en cuanto al lenguaje, escucha con ambos lados del cerebro (mientras el hombre, sólo con uno), puede pensar y hablar al mismo tiempo, posee una aguda astucia y una mejor capacidad organizativa.

Pero también tenemos que reconocer que los hombres tienen otro tipo de habilidades más desarrolladas que la mujer y al final el tema no es rivalizar ni competir, sino complementarse, ayudarse mutuamente y entender que una mujer es “igual de valiosa y capaz” que un hombre.

Ayer se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, como un recordatorio de la lucha de las damas por lograr la igualdad ante el hombre, la sociedad y conseguir un desarrollo integral como personas.

Con el surgimiento de la liberación femenina en los años sesenta, inició la “tercera ola” del movimiento feminista como un motor de cambios sociales, cuando la mujer exigió tener voz y voto en la sociedad, en el mundo laboral y también en la política. Desde entonces, su participación ha evolucionado exponencialmente.

Hoy, casi 50 años después, la conquista femenina de los espacios ha llegado, y las mujeres están acaparando imagen y pantalla, que antes eran exclusivos para los hombres; ¿Qué me dice usted de una Angela Merkel o Theresa May, mujeres que dirigen dos de los países más poderosos del mundo?

Así mismo, en el campo laboral, la mujer ha demostrado su profesionalismo y capacidad al mismo nivel que los varones, aunque siempre existen hombres abusivos que pretenden menospreciar la capacidad intelectual y desempeño de una mujer dentro del mundo de los negocios y, más aún, muchas mujeres machistas discriminan a otras, dudando de sus capacidades y cualidades.

En lo social, la mujer sigue siendo el núcleo de la familia. ¿Cuántas heroínas anónimas luchan cada día en el país por sacar adelante a sus hijos? Trabajando hombro con hombro al lado de su esposo, para aportar dinero a través de sus labores fuera del hogar. Y otro gran número que están solas —sin el apoyo de un hombre, las estadísticas revelan que 4 de cada 10 niños viven únicamente con su madre—, pero indistintamente de la causa por la cual sea una familia monoparental, es una mujer quien debe cubrir el aspecto afectivo, económico, educativo, moral y sentimental de sus hijos.

Pocos reconocen el trabajo que realizan las amas de casa, donde no hay un solo día de descanso, en una labor aparentemente invisible, pero que tiene un valor incalculable en el cuidado, educación y formación de sus niños.

La mujer que tiene la oportunidad de no salir a trabajar fuera del hogar y dedicarse al cuidado de la familia tiene una gran ventaja en estos conmocionados tiempos, donde prácticamente ya no existen los valores.

Las mujeres ya no somos más el sexo débil, porque a pulso nos hemos ganado un lugar dentro de los diferentes roles sociales que desempeñamos, demostrando nuestra capacidad, valor, inteligencia y profesionalismo. Y los hombres no deben olvidar que fue una mujer quien los trajo al mundo. Por las mismas razones merecemos respeto, aprecio y reconocimiento de la sociedad, porque la igualdad es una necesidad vital del alma. Sin importar el género, todos somos humanos.

Aunque la sociedad está más abierta en el tema de la igualdad de género, debemos reconocer que la lucha sigue, pero con seguridad puedo afirmar que las mujeres somos capaces para desempeñar cualquier labor que nos asignen, con inteligencia, honestidad y muchas veces con más valor que un hombre.

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