ESCENARIO DE VIDA

Si los árboles dieran wifi

“Lástima que los árboles solo produzcan el oxígeno que respiramos y regulen el clima del planeta”, es el irónico mensaje que recién recibí por whatsapp. Y para recordatorio, el CO2 es el principal gas de efecto invernadero y los bosques actúan como un enorme sumidero de carbono, lo que contribuye a la mitigación del cambio climático. Por ello, todos debiéramos  sembrar árboles.

La mayor parte de los guatemaltecos olvidan que el país es de vocación forestal, y que Guatemala significa “lugar de bosques”. Sin embargo, en el pasado le hemos hecho mucho daño a Guatemala pensando que los bosques son lugares ociosos y, por ende, debemos convertirlos en pasto para ganado o botarlos por múltiples razones. Si comprendiéramos que en un año un árbol enfría igual que 10 aires acondicionados funcionando constantemente, o que un solo árbol absorbe 29 mil litros de agua de lluvia y que filtra 28 kg de polución en el aire, no estaríamos destruyendo nuestros bosques, sino plantando más árboles.

En Guatemala, los bosques actualmente conforman el 34.19% de la cobertura del país y están altamente amenazados por la deforestación y degradación ocasionados por el cambio de uso de suelo, la ganadería extensiva, la demanda de leña como fuente energética y la extracción ilegal de madera. Y si por encima de todo eso ponemos el factor del cambio climático en juego, la amenaza es aún mayor. Es por ello que el Instituto Nacional de Bosques (Inab), a través de los programas de incentivos forestales Pinfor, Pinpep y recientemente Probosque, fomenta la preservación y el incremento de la cobertura boscosa.

Para comprender cómo se vincula el tema del manejo forestal con el tema de la resiliencia al cambio climático, me dirigí recientemente a una finca llamada Agua Tibia localizada en San José Pinula. Al llegar, creí encontrarme en el paraíso. Se trata de una finca tan bien manejada y cuidada que me dio gusto estar allí. Esta finca obtuvo licencias de aprovechamiento forestal sostenible con Probosque. Como esta finca, si tenemos áreas de vocación forestal que han sido degradadas podemos devolverle a la tierra los nutrientes que necesita al sembrar nuevos árboles y de paso ayudaremos a la restauración del paisaje forestal y la protección de los ecosistemas y la biodiversidad.

Por si no lo sabían, la inversión hecha para Probosque hasta este momento ha beneficiado directa e indirectamente a más de 199,554 personas, que es el equivalente a 39.9 mil familias del área rural y ha logrado generar 3.23 millones de jornales de trabajo, ha promovido bienes y servicios ambientales por la conservación de 127 mil ha. de bosques naturales. Por si fuera poco, el programa logró certificar y pagar un total de 4,698 proyectos.

La meta es restaurar 1.2 millones de hectáreas y, si nos lo proponemos, lo podemos lograr tanto a través de sistemas agroforestales, como de plantaciones forestales y otras formas que ayuden a la provisión de leña y madera en el área rural. Si lo hacemos estaremos realmente contribuyendo al futuro de nuestros hijos.

Con el programa Probosque tenemos una real esperanza. Es refrescante contar con una institución que se interese en preservar nuestros bosques y, aunque los retos seguirán siendo muchos, debemos actuar de inmediato, pues el cambio climático no espera. Sintonice este sábado y domingo por Guatevisión a las 14.30 horas, Los Secretos Mejor Guardados de Probosque ante el Cambio Climático. No se lo pierda.

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