MACROSCOPIO
Socialmente correcto
Esta semana tuvimos la oportunidad de oír a dos analistas discutir sobre el tema de la seguridad social, básicamente del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), institución que para muchos es la mejor conquista del gobierno de la revolución; probablemente lo fue, pero la realidad es que como todo en la vida debe evolucionar y el IGSS se ha quedado en la época de los años 50, y como antes no existía no podemos decir que retrocedió.
Hoy vemos que muchos países ya adoptaron sistemas innovadores, en los cuales la seguridad social deja de ser un monopolio y pasó a manos privadas; se crearon Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que incrementaron la capacidad de ahorro de todos los trabajadores y los servicios en hospitales privados son de primera para los usuarios.
En Guatemala, el servicio que da el IGSS es sencillamente pésimo, enfermos con padecimientos que requieren inmediata atención, obtienen su turno para dentro de tres meses, con suerte. Me decía una colombiana que en su país —donde se privatizó la seguridad social— la cosa no está muy bien, pues las citas se dan para dos o tres días. La comparación es de terribles dimensiones.
En el programa radial, el analista de la Asíes, de tendencia pro Estado, aseguraba que no existe alternativa, que el IGSS es la única solución a la seguridad social por los bajos salarios que tiene la mayoría de los guatemaltecos y entonces las aseguradoras no estarían interesadas en prestar los servicios a los enfermos. Los salarios de Guatemala no difieren en mucho con los de los países de América Latina, que ya tienen una seguridad social sin la participación del Estado.
Los recientes acontecimientos, en que la corrupción desnudó al Seguro Social, nos dan la pauta para exigir ya que el sistema de marras cambie. Es una vergüenza ver la atención que se da a los asegurados, largas colas para recoger una medicina y al llegar al final se le dice a la agotada persona: “Venga la otra semana porque no hay”. Resulta que esa persona viene de San Mateo Ixtatán, Huehuetenango, y eso también es el resultado de que no existe cobertura a nivel nacional. ¿Por qué no le dan un vale para que adquiera la medicina en cualquier farmacia y después el IGSS lo pague? Por supuesto que no, esto eliminaría la corrupción en la compra de medicamentos.
En el Hospital General de la zona 9, dos quirófanos no funcionan, no hay lámparas, los pacientes no tienen agua para tomarse una pastilla y el papel higiénico brilla por su ausencia; hay pacientes que llevan tres meses internados esperando turno para una operación, el encamamiento está saturado y miles de personas esperan turno por meses.
Lógicamente el IGSS está descapitalizado, pagando precios por las medicinas que superan a los de una farmacia; además de los lesivos pactos colectivos que venales directores aceptaron con los diferentes sindicatos y de lo que el Estado le drena para cubrir déficits en el Presupuesto de la Nación.
Los fondos de pensiones están a punto de colapsar, las pensiones de Invalidez, Vejez y Supervivencia son ridículas. Conozco viudas que reciben al mes menos de Q100 y deben pagar pasaje de lejanos departamentos. Con la actual tecnología, el IGSS podría depositarle en el banco de la localidad más cercana. Millones están congelados en cheques no cobrados, pues por las cantidades sale más caro venir a la capital que lo que recibe el inválido, el anciano o la viuda.
Una de las tareas inmediatas del próximo gobierno es revisar y hacer una reingeniería del régimen de seguridad social, algo socialmente correcto.
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