EDITORIAL
Sorbos de historia
A pesar de que lo político es lo más ruidoso y desagradable en estos días, Guatemala tiene muchas otras facetas de relevancia internacional, y como se necesita de mucho apoyo en las relaciones internacionales también se hace necesario en las culturales, como se constata con las investigaciones arqueológicas, las cuales no rendirían tantos frutos si no se contara con el valioso aporte de expertos e instituciones extranjeras.
Esta semana se dio a conocer un nuevo hallazgo de la civilización maya en el sitio La Corona, Petén, que arroja más luces sobre una de las más sorprendentes culturas americanas. Lo espectacular de este nuevo descubrimiento es que se identifica la imagen del gobernante Chak Took Ich'aak, de hace casi cinco siglos.
David Stuart, consultor del proyecto y experto en descifrar jeroglíficos mayas, relata que la imagen muestra sentado sobre un trono, vistiendo un tocado y sosteniendo a una serpiente con dos cabezas, a uno de los líderes de ese tiempo, con uno de los símbolos para honrar a los ancestros y denotaba la jerarquía de su poder y la cosmovisión de la dinastía Kaanu.
El relieve estudiado forma parte de un altar que data de unos mil 500 años de antigüedad y permite profundizar en estudios sobre una de las más enigmáticas civilizaciones prehispánicas, aunque esto sea de manera pausada, precisamente porque Guatemala no cuenta con los recursos suficientes para emprender esa tarea y es gracias al aporte de arqueólogos y entidades estadounidenses que eso se hace posible.
Hoy, gracias a los estudiosos, se sabe que uno de los glifos encontrados en La Corona tiene un registro que en el calendario maya corresponde al 12 de mayo de 1544; es decir, se logra establecer un suceso ocurrido en esa cultura de hace casi 500 años, de acuerdo con los análisis de Stuart.
La investigación sobre este gobernante y su imperio erigido junto a otros de similar tamaño en torno a Tikal ha permitido a los profesionales establecer que eran parte de un complejo de ciudadelas que, en conjunto, organizaron un ataque contra la gran ciudad hacia el año 1562. También se ha logrado determinar que hacia 1540 se celebró un acuerdo matrimonial entre una princesa del reino Kaanul y el citado gobernante de La Corona.
Uno de los mayores aportes de La Corona es que se ha convertido en el sitio que más textos jeroglíficos ha aportado al estudio de los pueblos prehispánicos, a través de grabados en piedra encontrados, como el expuesto esta semana en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología y la calidad del arte plasmado en esas piedras es posible ahora reconstruir parte de esa historia.
Con estos nuevos hallazgos se continúa formando uno de los más fabulosos rompecabezas de las civilizaciones que habitaron este territorio, sobre las cuales todavía queda mucho por esclarecer, como también se acaba de documentar con las recientes tomas satelitales de la zona arqueológica de Petén, que documentan el enorme complejo urbanístico que albergó a cientos de miles de personas.