LIBERAL SIN NEO
Un pronunciamiento preocupante
Carezco de conocimientos y preparación para opinar sobre temas teológicos o eclesiásticos y por eso no opino sobre ellos. Un blog de un amigo mexicano me llevó a un artículo de Thomas J. di Lorenzo y a la lectura de “Oeconomicae et pecuniariae quaestiones: Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico-financiero, 17.05.2018”. Este documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe fue aprobado por el papa Francisco, que ordenó su publicación.
Guardo profundo respeto por la creencia espiritual o religiosa de toda persona y el papel central de los valores judío cristianos en el desarrollo de la civilización moderna. Opinar sobre un documento emanado de la Iglesia es delicado y me llena de trepidación, aunque siento el deber de hacerlo, pues este texto no dirime temas teológicos, sino económicos.
El documento delata asombroso desconocimiento de conceptos económicos fundamentales y hace caso omiso del espectacular desarrollo que ha tenido la condición humana en los últimos dos siglos y medio, así como sus causas. Como señala di Lorenzo, profesor de Economía de Loyola University, el texto cuenta con 49 notas de pie, sin hacer referencia a una sola obra de la ciencia económica, basándose solamente en pronunciamientos de la Iglesia. Esto sería como opinar sobre astronomía o medicina, omitiendo los avances y las leyes de estas ciencias.
El documento asevera que los mercados carecen de lineamientos éticos, un pronunciamiento extraño, ya que el comercio se basa precisamente en el intercambio voluntario entre personas, no en la coerción o intimidación. Muestra desconocimiento y confusión sobre las ganancias, tratándolas como un tema moral. Las ganancias surgen de la habilidad para servir y satisfacer a otros y son una poderosa señal para distinguir las actividades que “multiplican los panes”, de las que los extinguen. Se lamenta del exceso de individualismo, haciendo un llamado para más intervención estatal y regulación, más planificación central, más impuestos y menos libertad. ¿No es acaso, la libertad individual la más alta expresión de la dignidad humana? ¿O lo será el mayor sometimiento del individuo a los mandatos de los gobernantes? Incluso hace referencia a la gran recesión de 2008, solo como el producto del “comportamiento inmoral de los agentes del mundo financiero”, sin reconocer, y quizá sin comprender, las políticas monetarias y regulatorias que la propiciaron. Además, comenta di Lorenzo, esto supone que este comportamiento inmoral no existía previo a 2008, o si existía, repentinamente explotó y se exacerbó ese año.
Uno de los aspectos más preocupantes es la visión sobre los políticos; ingenua, al declarar que “aquellos a quienes se les ha confiado la autoridad política”, tienen por vocación “ser sirvientes del bien común”. Seguramente no en este mundo. Agrega el Vaticano que se hace “más imperativa una renovada alianza entre los agentes económicos y políticos”. Dios guarde. La alianza entre gobernantes y comerciantes es el campo más fértil para la corrupción y la perversión de la actividad económica.
Es paradójico el llamado para más poder político, más mandato de gobierno y menos mercado y libertad individual. El gobierno y el poder político se basan en la coerción, amenaza y violencia, el mercado se basa en la persuasión y la actividad voluntaria. Con pena y asombro veo en Oeconomicae et pecuniariae quaestiones, un texto cargado de ideología y desconocimiento, similar a la apreciación que se tuvo, en su tiempo, de los descubrimientos de Galileo Galilei.
fritzmthomas@gmail.com