IDEAS
¿Una luz al final del túnel?
La llegada del nuevo embajador, aunada a la —¿casual?— conferencia de prensa de Jimmy Morales justo un par de horas antes, además de las declaraciones iniciales del embajador, parecen vislumbrar alguna posibilidad de que finalmente empecemos a ver una luz al final del túnel de la situación tan complicada en que se encuentra nuestro país.
Mientras la mayoría hemos estado imbuidos en la lucha contra la corrupción y los cambios necesarios para empezar a limpiar la gestión pública, el país se nos ha estado yendo hacia el barranco. Solo hay que ver algunos de los indicadores de cómo está la economía para entender que la situación cada vez más va de mal en peor. Esta semana salió la Encuesta de Expectativas Económicas que realiza el Banco de Guatemala y el Índice de Confianza de la Actividad Económica —que ha estado con una tendencia a la baja todo el año— llegó a uno de sus niveles históricos más bajos, solo comparable recientemente a cuando se destaparon los casos de corrupción en la administración del PP.
Pero hay otros indicadores que reflejan los problemas por los que estamos pasando. La tasa de crecimiento del crédito bancario al sector privado cayó en picada el año pasado y ya tiene un año de estar en mínimos históricos. El Índice Mensual de Actividad Económica también ha venido en caída desde hace dos años, con apenas una leve recuperación a finales del año pasado, pero ya va nuevamente con tendencia a la baja. Más importante aún, la inversión extranjera directa continúa en franca caída.
Y es que hay que entender que si bien es cierto la corrupción es un factor importante para evitar el desarrollo, no es el único. La mayor parte de la actividad económica en Guatemala —al igual que en la mayoría de países— se da fuera del Gobierno. La creación de empleos se da principalmente en las empresas, pequeñas, grandes, formales o “informales”. Pero para que las personas estén dispuestas a invertir en nuevas actividades productivas se necesita que muchos factores se alineen.
El más importante, sin lugar a duda, es la certeza de que van a poder disfrutar del fruto de su trabajo. Para ello se necesita certeza jurídica, un marco jurídico estable, seguridad física, infraestructura apropiada y un gobierno que facilite en lugar de estorbar los procesos. De allí la importancia de combatir la corrupción, ya que esta tiene incidencia en todos los factores anteriormente citados. Y aquí también tienen mucha responsabilidad los grupos de presión anti-inversión con las muchas acciones que hacen para ahuyentar la inversión y mantener a los pobres en la pobreza, así como las cortes que los han avalado.
Por eso es que si, de acuerdo con lo que dijo en sus primeras declaraciones el embajador Arreaga, va a ocuparse en los tres grandes lineamientos establecidos por su gobierno, a saber, seguridad, prosperidad y gobernanza, hay alguna esperanza de que finalmente encontremos la luz al final del túnel.
Espero que el embajador entienda que el pilar principal para reducir la migración hacia su país es el de la prosperidad, ya que su falta es la principal razón por la cual muchos de nuestros compatriotas emigran al norte. No es porque “quieren”, como argumenta falazmente el vicepresidente, sino porque su situación es tan desesperada que prefieren arriesgarlo todo, hasta la vida, por llegar a donde creen que podrán encontrar una oportunidad de prosperar.
Le deseo éxitos al embajador Arreaga en la nueva labor, esperando que su cercanía a nuestro país sea un elemento que sirva de cohesión en este momento crítico que estamos viviendo los guatemaltecos.
Fb/jjliber