VENTANA

Una vida digna

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El pasado 4 de agosto,  el comisionado Iván Velásquez lanzó el siguiente tuit: “Todo el esfuerzo que se hace en la lucha contra la impunidad y la corrupción, no es simplemente luchar contra estos problemas, todo lo que se está trabajando es por la vida digna.” Apoyo este  tuit. Hoy expreso en voz alta mi reflexión.  En primer lugar el  mensaje nos   recuerda que hay  necesidad de tener un por qué vivir como país, un  propósito que sea  mayor que nosotros mismos, que nos guíe en esta lucha contra  la impunidad y la corrupción.   El tuit sugiere  que no nos paralice esta “noche  oscura” que parece que no termina,  para que no nos  invada el  desánimo.  Todo lo contrario,   propone una esperanza formidable, la de imaginar  cómo sería vivir en una Guatemala digna. ¡Sería  el mejor legado para nuestros hijos y nietos!

“Sin embargo, crear un sistema de vida digno es palabra mayor”, agregó el Clarinero. No solo exige el proceso de imaginarlo sino de empezar a construirlo. Las soluciones para reinventar una nueva Guatemala no se dan por generación espontánea. Ahora, como le sucede a las empresas que se enfrentan a los grandes cambios mundiales por los avances de la tecnología, tenemos que innovar, recrear un Estado transparente, con reglas claras, con derechos y responsabilidades para cada ciudadano. Aquí nadie se salva solo. Este es el momento para crear la visión de país que no existe, y que cada guatemalteco, desde su propia esquina, reclama. Este es nuestro mayor reto. Somos un país atomizado socialmente. Cada grupo o sector desconfía del otro. Es fundamental iniciar el proceso de imaginar lo que significa una vida digna. Trabajarla desde nuevos valores. Es preciso crear un nuevo sistema de vida que privilegie actitudes como integridad, respeto, responsabilidad, disciplina, amor al trabajo, tolerancia para escuchar al otro. Guatemala necesita un nuevo orden que privilegie la salud, la educación y el empleo. Varios amigos me dirán que propongo una ingenuidad. Respondo, ¿tenemos otra opción válida que forje un país? ¿Queremos que la clase política siga decidiendo nuestro futuro? ¿No nos amedrenta la tragedia del pueblo venezolano sometido por el narcodictador Nicolás Maduro?

Conozco un sabio pensamiento que evidencia nuestra complicada coyuntura. Dice así: “Cada crisis en la vida puede conducir a una amplia visión o a un muro separador”. ¿Qué piensa, estimado lector? A mi modo de ver, la crisis que vivimos ha generado, por un lado, muros que nos separan y nos enfrentan como país. Sin embargo, por el otro lado, existe la posibilidad también de ampliar nuestra visión, vernos como un país donde todos tenemos derecho a una vida digna. Estamos, pues, a mitad de cruzar el puente de la historia donde ya no es posible regresar al pasado. Es fundamental ver hacia adelante, escudriñar el futuro para elegir los pasos que daremos hoy. ¿Qué significa alcanzar una vida digna? Sabemos demasiado cómo vivir en un país desequilibrado por la corrupción. Desde la Conquista, la Colonia, la Independencia y los movimientos conservadores y liberales que nos llevaron a los grandes conflictos del siglo pasado, no nos ha permitido vernos a todos como hermanos legítimos. No nos hemos sentado todos en la misma mesa para hablar sobre nuestro futuro. Sabemos muy poco lo que significa vivir una vida digna como nación. La dignidad tiene que ver con saber elegir entre el bien y el mal por difíciles que sean las circunstancias. Sugiero iniciar la etapa de acercamiento creativo entre los chapine, usando como guía los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los países del mundo ya los aceptaron como una guía para salir adelante. Hagámoslo, antes de que sea tarde.

clarinerormr@hotmail.com

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