VENTANA

Une y ganarás

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La imagen de la Plaza de la Constitución en  abril del 2015, para mí, es el ideal de lo que los guatemaltecos podemos llegar a compartir como ejemplo de un pueblo unido. Para volver a lograr esta unidad de nación, pienso  en  Empédocles, el sabio  filósofo, poeta y político griego.  Vivió en  Akragas (hoy Agrigento, Italia),  una comunidad  muy rica y famosa   hace 2,400 años.  Empédocles  rehusó la corona real que el pueblo le ofreció luego de una  rebelión política. Él  acuñó la  célebre teoría de los cuatro elementos que generan la vida de todo lo que existe en la Tierra.  Y son: el    aire,  el agua,  el fuego y  la tierra. Lo importante es que, de  acuerdo a Empédocles, estos cuatro elementos están unidos por algo que no es una cosa, sino que es una fuerza. Es   la fuerza del amor. El amor es lo que genera la vida porque logra que estos cuatro elementos formen un solo sistema. Una unidad. Sin embargo, cuando se alimenta la fuerza  de la desconfianza, del  odio y del resentimiento,  los elementos se separan y sobreviene la muerte.  Su  tesis manifiesta  esa lucha perenne  entre el bien y el mal, que hoy está tan  presente en Guatemala.

Ahora, más que nunca, está claro que la máxima “divide y vencerás” que responde solo a intereses personales ha sido la estrategia que las estructuras criminales han estado utilizando para minar nuestra voluntad, nuestro deseo ciudadano de ser un país unido en la lucha en contra de la corrupción y la impunidad. Divide y vencerás es el viejo paradigma. Nuestro gran desafío ahora es transformarlo en uno nuevo con este propósito: une y ganarás. En este nuevo modelo el interés primordial es nacional.

“Es Guatemala”, afirmó el Clarinero. Creo que estos cuatro años de Thelma Aldana y la Cicig nos enseñaron esta lección: no es lo mismo combatir la corrupción estando unidos, que separados, enfrentados unos con otros. Esa es la gran diferencia que existe entre los años 2015, que fue de unión, con este año 2018, teñido de enfrentamientos, descalificaciones, desconfianzas y resentimientos. Es en este punto de bifurcación donde nos encontramos en estos momentos como país. Sin embargo, tengo fe en que el amor por Guatemala ganará, y prevalecerá la madurez entre nosotros. Es preciso unir esfuerzos para enfrentar al mayor de los problemas que nos separa y divide: la pobreza. Porque si el vecino no está bien, yo no puedo estar bien. No es lo mismo vivir en una economía pequeña, donde todos estamos en contra de todos, que crear una economía grande que alcance para todos. Construir una economía grande es un reto de nación, no es un reto de un sector o de un grupo. Para crear el empleo digno que necesitamos para el 30 o 40 por ciento de la población subempleada en estos momentos, tenemos que vernos como país, y dar los pasos juntos como nunca antes lo hemos hecho.

Mucho se habla en estos días de la necesidad de acordar, entre todos, una agenda mínima de trabajo que sea válida, que se le dé continuidad para forjar un nuevo futuro. Existe en Guatemala gente capaz, conocedora del tema que tiene buenas propuestas. Por lo que propongamos ya, determinemos espacios para dialogar dignamente. Hagamos una tregua. Pongamos como norte una de las realidades que más duelen: el abandono en que se encuentra la niñez y la juventud chapina. El Embajador de la Unión Europea en Guatemala, Stefano Gatto, comento en una entrevista reciente que le preocupa la desnutrición infantil. Que la UE tiene los recursos económicos para implementar programas en Guatemala, pero debido al clima político no han podido invertir. Y agregó puntualmente: “En temas como educación, salud y nutrición no se puede dividir un país”.

clarinerormr@hotmail.com

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