EDITORIAL

Vivir sin información, el sueño de todo tirano

¿Se ha imaginado vivir sin información? Este fue el breve titular que calzaba la portada en blanco del diario nicaragüense La Prensa el pasado viernes, ante la amenaza que se cierne de cesar sus publicaciones si la tiranía sandinistas de los esposos Ortega-Murillo no libera el secuestro de papel y otras materias primas vitales para la impresión del diario más antiguo de Nicaragua, que el próximo 12 de marzo cumple 93 años.

La Prensa fue fundada un 12 de marzo de 1926 y ahora ha cumplido 20 semanas sin poder acceder a la materia prima necesaria para continuar con su edición impresa, porque la satrapía comandada por Daniel Ortega y Rosario Murillo han ordenado que la Dirección General de Servicios Aduaneros mantengan secuestrados insumos de la empresa editora y los esbirros del régimen ni siquiera se han dignado dar una explicación, pese a existir órdenes judiciales favorables al periódico.

Aunque la llamativa portada de La Prensa del pasado viernes está dirigida a los lectores nicaragüenses, en el fondo es un clamor mundial por el riesgo de que los dictadores consumen su intención de acallar a la prensa independiente y con ello se apague una de las voces más críticas contra la intolerancia de un régimen, que en nada se diferencia de la dictadura de la familia Somoza, que hizo lo mismo que ahora hacen quienes los derrocaron.

Lo que ahora acontece en Nicaragua es una clara muestra de que no existe la menor diferencia entre una dictadura de derecha con una de izquierda, pues en ambas se han cometido las mismas atrocidades contra la población y se ha atacado en forma miserable a la prensa independientes, única posibilidad de fiscalizar las tropelías. Se confirma también la máxima de que los extremos se tocan y que ni siquiera las supuestas ideologías discriminan en el socavamiento de la democracia.

A ello obedece que entre las primeras víctimas de toda dictadura, sea de izquierda o de derecha, se encuentre la prensa independiente, como en su momento lo hizo la dinastía de los Somoza en Nicaragua y se recuerda precisamente que en pleno derrumbe del dictador fue cuando esbirros al servicio de régimen le dieron muerte a Pedro Joaquín Chamorro en 1978, director del diario La Prensa, el periodista que con más vehemencia combatió al gobierno de Luis Somoza y a la dictadura de su padre, Anastasio Somoza Debayle.

Hoy, bajo una dictadura de izquierda, uno de los diarios más antiguos de Centroamérica sufre los embates de los tiranos Daniel Ortega y Rosario Murillo, junto a un grupúsculo de funcionarios serviles que han encontrado en la violencia y el acoso a los medios de comunicación la única vía para aferrarse al poder, como a su turno lo han hecho las tiranías del mundo, especialmente en Latinoamérica, donde desafortunadamente la libre expresión del pensamiento vive bajo constante amenaza.

Ciertamente, el sueño de todo dictador es que no exista información independiente, salvo la que difunde la propaganda oficial y aquellos medios sometidos a las veleidades de cualquier satrapía, algo que incluso confunde a quienes como auténticos aprendices de dictadores aspiran a vivir del engaño y de los falsos paraísos que les pintan las roscas en el poder.

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