LIBERAL SIN NEO

Ya viene otra

Es inevitable. No soy adepto de las teorías conspiracionistas y menos del determinismo histórico, pero el crecimiento del Gobierno y los aumentos en los impuestos son prácticamente inevitables. Ya viene otra reforma, modernización, readecuación, concertación o normalización tributaria, o quizás algún cuento temporal y de emergencia, que provendrá de algún pacto, mesa o acuerdo fiscal, que será aplaudido por técnicos y expertos de organismos internacionales. Como el meteoro gigante que caerá a la Tierra, esto seguramente ocurrirá, lo que no sabemos es cuándo.

El problema fundamental de la estructura tributaria en Guatemala no es de tasas, sino de base; se maneja el dato de que el 70% de la actividad económica es informal. Como dato ilustrativo, el presupuesto del Gobierno para 2016 contempla ingresos por concepto de IVA a las importaciones, por Q13.6 mil millones, que representa 25% de los ingresos tributarios, mientras que las importaciones son 7.4% del PIB. Los ingresos por IVA doméstico se estiman en Q11.5 mil millones, Q2.1 mil millones (15.4%) menos que el IVA sobre importaciones. ¿Qué dice el hecho de que sea mayor el IVA cobrado a las importaciones que el cobrado a la economía doméstica? La respuesta regresa a la magnitud de la economía informal, que no paga impuestos. A esto cabe agregar al menos dos observaciones. Una es que el monto de importaciones por contrabando es alto —no paga IVA—, y la otra es que un fuerte porcentaje del IVA doméstico es cobrado y recolectado por un reducido conjunto de productos de consumo masivo básico.

El aumento en los impuestos recaerá principalmente sobre la clase media, asalariados, pequeñas y medianas empresas. Cualquier aumento a los impuestos recaerá sobre los mismos que ya están tributando correctamente. Los ingresos que hace tan poco tiempo sufrieron un aumento de tasa del 5% al 7% —un aumento efectivo, no de “dos puntos”, sino de 40%— podrían ser nuevamente golpeados, premiados por tributar correctamente. El rumorado aumento del IVA al 15% caería directamente sobre estos tributarios y, especialmente, sobre la “clase trabajadora”.

Aumentar los impuestos fomenta más informalidad. Si uno de los principales problemas es la informalidad, aumentar los impuestos, el IVA e ISR, aumenta la barra de la formalidad, es decir, aumenta el costo de ser formal. Aumentar los impuestos contribuiría a aumentar la economía informal, no a disminuirla.

Todas las reformas o modernizaciones tributarias de los últimos 30 años tienen las mismas justificaciones y las mismas promesas incumplidas: es para mejorar los servicios, especialmente educación y salud, reducir la pobreza o cumplir los acuerdos de paz. De 2005 a 2014, los ingresos tributarios pasaron de Q23.3 mil millones a Q49 mil millones, un aumento de 110%. En el mismo periodo, el gasto de gobierno pasó de Q28.5 mil millones a Q60.8 mil millones, un aumento de 113%. Los ingresos tributarios y el gasto público se duplicaron, con vuelto. ¿La calidad del gasto y los servicios fueron duplicados?

Aumentar los impuestos fortalece el espejismo de que las deficiencias en los servicios públicos se deben a la falta de fondos. Pospone y reduce la urgencia de racionalizar el gasto, trascender modelos caducos e ineficientes y combatir la corrupción. Si verdaderamente no alcanza, cualquier aumento de impuestos debiera ir acompañado de detener el aumento en el gasto. Demuestra falta de estabilidad en las reglas, cada nuevo gobierno las cambia. ¿Aumentar los impuestos va a resolver algo que no sea el problema de caja de corto plazo del Gobierno?

fritzmthomas@gmail.com

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