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Las empresas emergentes apuntan más allá de la Tierra

Muchos inversionistas han decidido empezar a apostar por empresas que construyen tecnología para salir de la Tierra, haciendo que la carrera espacial tome un impulso nunca antes visto.

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La fábrica de Astra en Alameda, California, el 25 de junio de 2021. (Cayce Clifford/The New York Times)

La fábrica de Astra en Alameda, California, el 25 de junio de 2021. (Cayce Clifford/The New York Times)

En marzo, cuando Lisa Rich tuvo una llamada con inversionistas a fin de recaudar dinero para Aurvandil Acquisition, una firma que compra empresas emergentes especializadas en tecnología espacial, su objetivo era obtener varios millones de dólares.

Rich, una miembro del consejo de Aurvandil, casi alcanza su meta en una hora.

“Eso simplemente no es común”, mencionó, riendo.

Richard Branson tiene programado volar al espacio el domingo, en una nave construida por su empresa Virgin Galactic. Jeff Bezos, quien era el director ejecutivo de Amazon, tiene agendado realizar un viaje espacial más o menos una semana después, en una nave espacial que produjo su empresa Blue Origin. Y la empresa SpaceX de Elon Musk tiene un acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por su sigla en inglés) para llevar a estadounidenses a la Luna.

Sin embargo, los magnates están lejos de ser las únicas personas con los ojos puestos en los cielos.

Los inversionistas están invirtiendo más dinero que nunca en la tecnología espacial. En 2020, las empresas emergentes espaciales recaudaron más de 7000 millones de dólares, el doble de la cantidad de apenas dos años antes, de acuerdo con la firma de análisis de datos de la industria espacial BryceTech. Este año, se mantiene esa tendencia, mencionó Carissa Christensen, directora ejecutiva de BryceTech.

Los contratos más grandes van a empresas que lanzan cohetes al espacio, como SpaceX y Relativity Space, la cual anunció el mes pasado —un día después de que Bezos declarara que iba a viajar al espacio— la llegada de 650 millones de dólares.

Sin embargo, las empresas emergentes de todos los sectores de la industria espacial —incluidos los lanzamientos y las comunicaciones satelitales, el auxilio vital para los seres humanos, las cadenas de suministro y la energía— han captado la atención de los inversionistas. En abril, Astranis, una empresa de internet satelital, cerró un acuerdo por 280 millones de dólares. En febrero, Axiom Space, firma que tiene como objetivo fabricar la primera estación espacial comercial, recaudó 130 millones de dólares.

“Nunca había visto un mercado como este en mi vida”, comentó Gabe Dominocielo, cofundador de Umbra, una empresa emergente que desarrolla satélites diseñados para tomar fotografías sin importar las condiciones climáticas o de iluminación. “Desde el año pasado, la cantidad de llamadas telefónicas que he recibido… como empresa emergente, lo más normal, es que se llame a un inversionista. Ahora es completamente lo contrario”.

Según muchos ejecutivos, analistas e inversionistas, el auge recibe el impulso parcial de los avances que han vuelto asequibles el desarrollo de la tecnología espacial y el lanzamiento de productos en el espacio para las empresas privadas, no solo para las naciones.

Astra, una empresa emergente fundada en 2016, quiere facilitar aún más los viajes espaciales al ofrecer lanzamientos más pequeños y más frecuentes, con lo cual se posicionaría como un cimiento de la industria espacial similar al papel que tiene la computación en la nube en la habilitación de las empresas emergentes de internet. La empresa está compitiendo en el mercado de los lanzamientos pequeños con otras empresas emergentes más consolidadas como Rocket Lab, pero espera destacar al ofrecer lanzamientos incluso más pequeños y más baratos.

Chris Kemp, director ejecutivo de Astra, en los túneles de pruebas que eran de la Estación Aérea y Naval de Alameda y fueron readaptados para su empresa, en Alameda, California, el 25 de junio de 2021. (Cayce Clifford/The New York Times)

Astra ha programado para este verano su primer lanzamiento con una carga y tiene 50 lanzamientos contratados, entre ellos con Planet y la NASA.

“Astra está llenando ese hueco en el mercado donde hay cientos de empresas que tienen nuevas tecnologías en desarrollo y nadie quiere esperar a que SpaceX lo pueda llevar el próximo año”, comentó Chris Kemp, director ejecutivo de Astra. “Aunque sea gratis, si SpaceX me pagara para esperar un año, el valor de llegar al espacio el próximo mes es increíble para una empresa emergente que está consumiendo millones de dólares al mes”.

SpaceX también está trabajando en otro hito: los cohetes como el Falcon 9, el cual tiene un propulsor reutilizable, y el Starship, el cual está diseñado para ser completamente reutilizable. En mayo, SpaceX lanzó y aterrizó con éxito por primera vez su prototipo más reciente del Starship.

“En la industria espacial, la capacidad de reusar algo y hacerlo de manera constante y confiable es transformadora”, opinó Rich, quien también es cofundadora de Hemisphere Ventures (firma que ha invertido en empresas espaciales desde 2014), así como cofundadora y directora de operaciones de Xplore, una empresa que diseña misiones orbitales.

La última ola de acuerdos también ha recibido el impulso parcial de un aluvión de empresas de adquisición de propósito especial (SPAC, por su sigla en inglés) como Aurvandil de Rich. El único propósito de estas sociedades ficticias que cotizan en bolsa es comprar una o más empresas privadas. Han sido una de las tendencias más de moda en el mundo financiero a lo largo del último año.

Desde la perspectiva de una empresa emergente, fusionarse con una SPAC es un mecanismo eficaz para recaudar grandes sumas de dinero en una etapa inicial. También cambia el cálculo para los inversionistas.

Antes, algunos inversionistas huían de las empresas emergentes espaciales porque la tecnología a menudo se tarda mucho más en desarrollar y generar ingresos que el software, como un servicio de redes sociales o una aplicación.

“Si estás en una empresa de software y usas una aplicación que no funciona, tan solo produces una nueva aplicación. Ese fracaso tal vez cueste uno o dos meses”, mencionó Dominocielo de Umbra. “Si tienes un satélite, gastas millones de dólares y, si ese satélite no funciona, perdiste años”.

No obstante, las SPAC les permiten cotizar a las empresas antes que una oferta pública inicial tradicional, por lo tanto los inversionistas tienen una oportunidad de cobrar mucho antes. El valor de la empresa pública a menudo se basa parcialmente en las proyecciones de crecimiento y no en el ingreso real.

Diez empresas de la industria espacial han anunciado planes para fusionarse con una SPAC, entre ellas siete en 2021. Planet y Astra son parte de las siete. El miércoles, Planet anunció una fusión con dMY Technology Group IV con una expectativa de recaudación de 434 millones de dólares. La fusión con Holicity le imbuirá unos 489 millones de dólares en efectivo a Astra, lo cual le permitirá expandirse con la velocidad necesaria para mantener el paso de una demanda que Kemp considera “absolutamente insaciable”.

“Cuando llegas al punto en el que necesitas 500 millones de dólares de capital para crear una fábrica de cohetes; entonces empiezas a cotizar porque estás más allá de la etapa de financiamiento del emprendimiento”, comentó. “Ahí es donde en realidad sirven las SPAC”.

Astra comenzó el proceso de fusión en diciembre y a cotizar en Nasdaq la semana pasada.

En total, se han recaudado 3900 millones de dólares gracias a nueve acuerdos con las SPAC y las empresas tienen un valor combinado de 20.000 millones de dólares, de acuerdo con Christensen de BryceTech.

Los inversionistas, fundadores y analistas esperan que la industria espacial continúe con su rápida expansión. Morgan Stanley estimó que para 2040 el espacio será una industria de 1 billón de dólares, en comparación con los 350.000 millones de dólares de 2020.