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Los créditos privados crecen a menor ritmo ¿por qué?
Existe incertidumbre sobre futuro y riesgos en las inversiones, contrario a los peores meses de la pandemia, que sirvieron de apoyo para la crisis.
Con un comportamiento variable en 10 años, el flujo de crédito privado ha perdido dinamismo de nuevo. Después de un repunte al inicio de la pandemia, el crecimiento interanual está por llegar a los niveles más bajos en ese plazo.
Al inicio de la crisis sanitaria, entre marzo y julio del 2020, se llegó a reflejar una mejora entre el 7.2 y 8.4% interanual. Más adelanto se observó una pérdida de dinamismo hasta llegar al 4.51% interanual, en abril recién pasado, cuando el saldo llegó a Q210 mil 343 millones.
Ese porcentaje, según Ricardo Rodríguez, analista de Cabi, es uno de los más bajos de los últimos 10 años. A su criterio significa que persisten los efectos por el covid-19.
“Aún hay un tipo de incertidumbre en temas de inversiones, incluso para las mismas personas individuales, de tener riesgos a futuro como un préstamo”, comentó.
“Fue evidente que las personas y las empresas buscaron en el sistema financiero los recursos para tratar de solventar la crisis que estábamos viviendo y que se venía en ese momento y luego empieza a desacelerarse”, indicó Rodríguez, al agregar que primero comienza a regresar a las cifras prepandemia, entre el 5 y 6 por ciento. En marzo recién pasado el crecimiento interanual llegó a 4.4%, y en abril, a, 4.5%.
Si esa tendencia de desaceleración continúa, podría estar cerca de alcanzar su ritmo más bajo, pero también se espera que a medida que la emergencia se vaya superando, podría retomar un auge positivo.
Entretanto, las cifras de la Superintendencia de Bancos (SIB) refieren que tuvo una mejora en mayo, cuando se situó en 5.27%, con un saldo de Q212 mil 26.3 millones.
Sin embargo, se deberá observar el comportamiento que refleje el resto del año, coincidieron Rodríguez y Fernando Spross, analista de Fundesa.
Carlos González, analista independiente en temas económicos y financieros, refirió que en 2012, 2013 y 2016, entre otros años, hubo grandes créditos gestionados por bancos que venían del exterior, que también pesan en las estadísticas de la banca.
En el 2020 aumentó, ya que fue la alternativa que encontraron las empresas y usuarios para enfrentar los primeros meses de la pandemia, puntualizó.
González no cree que las tasas de interés estén influyendo en la obtención de menos créditos, porque han bajado. Expuso que “la reactivación de la economía está lenta y la utilización de crédito bajo puede crecer a menor ritmo. Por ello, los bancos que tienen exceso de liquidez están invirtiendo en bonos del Estado y certificados a plazo del Banco de Guatemala, en tanto hay más demanda de crédito de empresas calificadas”.
En abril y mayo, por lo regular, el crédito agrícola subía mucho por la preparación de la tierra. Otro impacto importante es que el sector de la construcción esté retomando dinamismo.
En el caso del turismo la caída es considerable y los bancos deberán crear programas para que a los buenos pagadores se les pueda renegociar el plazo y darles mejores condiciones con el fin de no tener que ejecutar las garantías, ya que el sector sigue sin tener ingresos significativos comparado con antes de la pandemia, añadió González.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Turismo (Camtur), Rolando Schweikert, manifestó recientemente que el sector necesita apoyo para solventar la crisis, pues aunque tuvieron acceso a créditos ya llegó el plazo en que deben pagar y todavía el turismo no se ha reactivado, por lo que uno de los riesgos es que puedan ejecutar las garantías.
A su vez, Spross añadió que los factores determinantes para la demanda de crédito son el dinamismo de la economía, el flujo de caja de las empresas, el tipo de cambio real y el riesgo macroeconómico.
Por ello, a medida que los empresarios encuentren mayor oportunidad para invertir, la disponibilidad de financiamiento en los bancos será mayor, así como las tasas de interés que permiten bajos costos para los proyectos de inversión. En esas condiciones previstas, aumentará la demanda del crédito bancario.
Criterios, tamaño de empresas y actividad
La mayoría del saldo de créditos se refieren a consumo y comercio. Al primero, a pesar de que representa el porcentaje más alto dentro de la estructura de préstamos, desde el inicio de la crisis, en marzo del 2020, no ha sido el sector al que más se están destinando los créditos, sino que se orientan a otros como el de construcción o servicios, que son los que más reflejan mejora en sus carteras, según datos a abril del 2021, refirió Rodríguez.
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Spross hizo énfasis en que al desglosar los préstamos por agrupación, se observa que los empresarios menores tuvieron una disminución de -2.84%, mientras en el resto de categorías se registró una mejoría.
Resaltó la cartera de microcréditos, con un incremento de 29.7%; créditos al consumo, que fue del 10.3% y los hipotecarios para vivienda, que se situaron con un 13% de aumento. En cuanto a los créditos empresariales mayores, tuvieron un crecimiento de 2.5% entre mayo del 2020 y el mismo mes del 2021.
Un 84% de los créditos se distribuyen en dos categorías: empresarial mayor (56%), y créditos para consumo (30.01%).
Los empresariales mayores tuvieron un comportamiento de crecimiento mayor al promedio durante el año pasado producto de la previsión de liquidez que ocasionó la pandemia, sin embargo, se estabilizó a finales del año pasado y principios del actual, expuso Spross.
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“En general, se puede decir que el acceso al crédito tiene mucho que ver con el tamaño de las empresas y la capacidad tecnológica con que cuentan (más ahora con la transformación de los canales de ventas hacia plataformas virtuales y/o en línea)”, además los oferentes de crédito buscan la forma de como tener la mejor garantía para la devolución de los préstamos, por lo que en la medida en que las empresas ganen competitividad en los mercados, pueden asegurar la creación de flujos de caja sostenibles, lo que inciden en la asignación de créditos para los distintos segmentos.