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Los microchips están escasos en el mercado y este es el motivo
El sector informático y tecnológico del país enfrenta varios desafíos: alta demanda de artículos y un inventario limitado.
Depende del tipo de dispositivo los precios podrían aumentar depende de la escasez de los productos y aquellos que no se han producido están costando el triple aún en reserva. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
La falta de aprovisionamiento y una alta demanda de electrónica de consumo son los principales retos que enfrenta el sector informático del país y se debe en gran medida a la escasez de microprocesadores y a la crisis logística mundial.
La falta de estos componentes en el mundo está afectando la producción de toda clase de equipos, incluso algunas fábricas han tenido que cerrar por brotes de covid-19 entre los empleados.
Además, están los problemas del encarecimiento de los fletes marítimos y aéreos, disminución de frecuencias y demoras en puertos, que prolongan los tiempos de entrega.
Jorge Guillén, vicepresidente de ventas de la empresa ZyXEL de Centroamérica, México y el Caribe, comentó que en Guatemala ha impactado en el precio de comercialización de varios productos que importa y que son la mayoría, porque el país no es fabricante de tecnología.
Por ejemplo, desde el segmento de electrónica de consumo, como redes inalámbricas y enrutadores, hasta computadoras, impresoras, electrodomésticos y automóviles nuevos.
El valor de los fletes se ha cuadruplicado desde hace un año, y los fabricantes están en Taiwán. Por lo tanto, hay productos cuya alza en el precio del flete modifica el precio de comercialización final al usuario, pero no hay dónde diluir el costo porque el valor de la electrónica venía bajando. Sin embargo, se han hecho algunos ajustes y los precios subieron entre un 30 y 40%, indicó Guillén.
“Por el lado de la escasez de microprocesadores, existe una sobredemanda influenciada por el teletrabajo y el confinamiento que se vivió en varios países y ahora se observa un desabastecimiento”, afirmó el ejecutivo.
La crisis real de desabastecimiento empezó a principios del presente año y los efectos más graves se evidenciaron en junio pasado, porque el sector contaba con un buen inventario, pero actualmente están ajustados.
“Es decir, todo lo que ingresa ya está comprometido o vendido. Por lo tanto, estamos supliendo el mercado, pero con retrasos y sin compromisos de tiempos de entrega”, indicó Guillén.
También en el sector automotriz
La industria de consumo electrónico empezó a sentir aún más el efecto cuando dos industrias fuertes empezaron a usar los mismos componentes, que son la electrónica de consumo, por el lado de los fabricantes de celulares, y el sector automotriz, que también los usan.
En esa línea, Jean Pierre Devaux, director ejecutivo de la Asociación de Importadores y Distribuidores de Vehículos Automotores (Aidva) afirmó que el panorama no ha cambiado y siguen afectados por los mismos efectos. Incluso, los tiempos de entrega se han alargado porque los pedidos que hacen al fabricante no son entregados en su totalidad y vienen con retrasos. Por lo tanto, esperan que la situación se estabilice el próximo año.
Un ancla que aún nos mantiene atados son tres eslabones: la pandemia sigue afectando por el tema sanitario por los casos de covid-19 en las fábricas. El segundo son el alza de los precios de los fletes y se han tenido que hacer ajustes a los precios locales; también, la distribución de los mercados que para los fabricantes son prioritarios, explicó Devaux.
Y el tercero es la escasez de microprocesadores que lo utilizan los vehículos en pantallas digitales y sistemas tecnificados. Por lo tanto, no podemos vender esos modelos, si no cuentan con todas sus características, explicó el directivo de Aidva.
“Los microchips migraron a otros mercados como a la electrónica de consumo, y relegaron al mercado automotriz. Por otro lado, no todos los vehículos usan alta tecnología y existe inventario, pero la distribución está dispersa”, concluyó el ejecutivo.
Se estima que la industria automotriz perderá US$110 mil millones por el desabasto de microchips y esto se traduce en aproximadamente 7.7 millones de vehículos menos de lo que se fabrica anualmente en promedio. Solo un vehículo eléctrico utiliza más de US$800 en semiconductores.
Otro impacto
Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Comisión ITO de Agexport, detalló las áreas afectadas por la escasez de microchips.
- Vehículos nuevos: la producción y envío retrasados de 3 a 6 meses.
- Celulares y computadoras de última generación: Existe una sobre demanda y poco inventario.
- Consolas de videojuegos: no hay nueva producción y los precios subieron el doble.