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Tres países centroamericanos son más dependientes de las remesas que los demás y estos son los efectos locales
Las transferencias monetarias de los centroamericanos y dominicanos que viven principalmente en Estados Unidos, dinamizan las economías de sus países de origen.
Del 2022 a la fecha, la dotación de dólares a los bancos por medio del mecanismo temporal para proveer liquidez en divisas estadounidenses por parte de la banca central suma US$397.1 millones. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Guatemala, República Dominicana y Honduras son los países de la región que más dependen de las remesas familiares para sostener en gran medida el consumo interno, con lo que se dinamizan la demanda y por ende, la producción y la inversión.
Aunque todas las economías de Centroamérica y República Dominicana (CARD), muestran un crecimiento comparable con el promedio observado en años prepandemia (de 2.8% a 4.9% en 2022), las remesas han jugado un papel primordial, por el lado del gasto.
Al cierre del 2022, estas transferencias privadas alcanzaron un monto de US$48 mil 135.2 millones, superior en US$4 mil 844.1 millones (11.2%) respecto al 2021, respaldadas por la solidez de las condiciones del mercado laboral estadounidense, particularmente en el segmento del empleo hispano.
De los países que conforman la región CARD, solo República Dominicana tuvo una contracción de -5.2% en la recepción de estos recursos el año pasado, mientras que el resto mostró un desempeño positivo. Los países que registraron mayores crecimientos interanuales fueron Nicaragua con 50.2% de variación; Guatemala y Honduras, un crecimiento de 17.9%; Costa Rica, de 4.7%; y El Salvador, con 3%.
Respecto al total de la región, Guatemala tuvo una participación del 37.48% con US$18 mil 40.3 millones y lidera la lista en la región; le siguen República Dominicana con 20.48% (US$9 mil 856.5 millones); y Honduras con el 18.05% (US$8 mil 686.2 millones), que en su conjunto suman US$36 mil 583 millones o el 76% del total.
Mientras tanto, en El Salvador el ingreso fue de US$7 mil 741.9 millones, con una participación en el bloque de 16.08%; en Nicaragua, US$3 mil 224.9 millones (6.7%); y en Costa Rica, US$585.3 millones con el 1.21%, según el informe “Balance Preliminar de la Economía de la Región CARD 2022” que publicó hace algunos días el Consejo Monetario Centroamericano (CMCA).
“A pesar de los impactos adversos, la economía centroamericana creció a un ritmo relativamente sólido en 2022, debido en parte a la contribución de ingreso de remesas en la dinámica de la actividad económica”, indica el reporte del CMCA.
No obstante, analistas reconocen que hay un costo social fuerte y situaciones trágicas recurrentes como la pérdida de vidas en accidentes, incendios, sofocamiento y otros hechos, principalmente en territorio mexicano.
Motor en la región
A lo largo del tiempo, Centroamérica ha sido un corredor migratorio natural y con ello también se ha convertido en un jugador importante como receptor de remesas familiares, sobre todo desde Estados Unidos; dinero que se ha convertido en un salvavidas para los países del Triángulo Norte.
Para comprender los flujos que se manejan en la región: del 2019 al 2022 el bloque centroamericano captó US$155 mil 971.2 millones, del cual Guatemala tiene una participación acumulada del 35.2% con US$55 mil 184.9 millones, ocupando el primer lugar en ese periodo de análisis.
“Lo anterior es resultado, en gran medida, de la recuperación económica global luego de la crisis del covid-19, lo cual ha permitido un repunte de las exportaciones y el turismo, entre otras actividades productivas”, indica el CEMCA con sede en San José, Costa Rica.
El documento remarca que “esa dinámica de la actividad económica estuvo apoyada en parte por la contribución del ingreso de remesas. Al cierre del 2022, estas alcanzaron un monto de US$48 mil 135.2millones, superior en US$4 mil 844.1 millones (11.2%) respecto al monto observado en el año previo. Ello, respaldado por la solidez en las condiciones del mercado laboral estadounidense, particularmente en el segmento del empleo hispano.
Las cifras demuestran que hay un quiebre en 2021, cuando se superaron los US$43 mil millones. De hecho, los volúmenes recibidos en este periodo son reconocido como de crecimientos altos en América Latina y el Caribe, indica el informe “Las Remesas a Latinoamérica y el Caribe en 2021”, que presentó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Alta dependencia de los dólares
Las remesas tienen una mayor incidencia en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, que mantiene mayores flujos de migración, enfatizó Guido Rodas, exministro de Economía, al indicar que, en términos generales, estos flujos contribuyen a mantener estable el tipo de cambio, porque cubre “holgadamente” el déficit de la balanza comercial; también coadyuvan al pago del servicio de la deuda pública de los países y el incremento de la Reservas Monetarias Internacionales, en los países.
En las provincias, las remesas aportan a la construcción de vivienda, por lo que el especialista es de la idea de crear un fideicomiso regional para apoyar la construcción de unidades habitacionales u otros programas de inversión, de manera que parte de esos recursos se aprovechen en proyectos productivos, se formen cooperativas, se genere empleo y se evite más migración irregular.
Esté fenómeno se remarca principalmente en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, mientras que Costa Rica es un receptor de migrantes, añadió.
El reporte mencionado indica que la mejora en la entrada de divisas en la región CARD, básicamente por remesas familiares y turismo, permitió una apreciación nominal en Costa Rica y República Dominicana. En cambio, en Guatemala y Honduras se observó una depreciación, como resultado del incremento en la demanda de divisas para importaciones de bienes.
El documento precisa que el tipo de cambio nominal de Guatemala registró una apreciación durante los primeros ocho meses de 2022, resultado que es congruente con el aumento de remesas y el comportamiento de los flujos comerciales.
No obstante, a partir de septiembre se depreció, debido al incremento en la demanda de dólares para importaciones, aparte de que el aumento de los precios internacionales del petróleo, presionó al alza el pago de facturas por combustibles y lubricantes, así como de otros insumos. A diciembre, la depreciación interanual fue de 1.9%.
Entre lo bueno y malo
Para Marcel Arévalo, coordinador del programa de pobreza y migración de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), las remesas indudablemente se han convertido en un paliativo en las economías de la región y para las familias que son beneficiarias de estos envíos.
Pero, por otro lado, es una fuga de la mano de obra de las mejores capacidades de la población joven y productiva, que estaría en detrimento de las economías. Esto se asocia a que las cifras de incremento de la migración hacia EE. UU., con los datos de las retenciones en las fronteras, y en los propios territorios, se han incrementado, así como las deportaciones.
Este fenómeno se debe traducir en que “la presión está creciendo en las familias para buscar una salida a una situación económica difícil y encuentra como estrategia enviar a un familiar a los Estados Unidos”, apuntó el investigador.
¿A qué horas se envían remesas?
Por último, una publicación del Centro de Estudios Latinoamericanos (Cemla) con sede en México, identificó las horas del día en que se realizan las transferencias de desde Estados Unidos de seis grupos migratorios latinoamericanos, aunque los movimientos son prácticamente las 24 horas.
Los migrantes de Guatemala, Honduras, El Salvador, República Dominicana, Colombia y Perú, llevan a cabo sus envíos después de las cinco de la tarde. En la ponderación, se determinó que hay una participación de las transferencias dirigidas a Guatemala y Honduras, es decir cuando han salido de sus actividades de trabajo y de preferencia, los fines de semana.