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Ciclo escolar 2023: Listos antes que salga el sol para ir a clases
Miles de niños de todos los niveles educativos deben madrugar día a día para asistir a clases, ya que la virtualidad terminó y ahora inician una nueva etapa en su vida.
Omar, Matías y Nicole, protagonistas de esta historia, esperan el bus escolar desde las 5:20 horas, para llegar antes de las 7:00 horas al colegio donde estudian. Aunque el trayecto es poco más de 9 kilómetros, les toma cerca de 1 hora 45 minutos llegar, debido al tránsito vehicular. (Foto Prensa Libre: Elmer Vargas).
El lunes 16 de enero, aún no había sonado el despertador programado para las 5:00 horas y Oliver ya estaba de pie. “Llegó el día” fue lo que gritó antes de dar los buenos días. La emoción le había ganado. Llevaba más de una semana con la cuenta regresiva de los días que le faltaban para volver al colegio tras el retorno de las clases presenciales.
La última vez que Oliver estuvo en el colegio fue el 13 de marzo de 2020, luego de que el gobierno suspendiera las clases presenciales ante la llegada del covid-19. Apenas tenía 5 años y recién comenzaba el kínder. Ese lunes 16 fue la primera vez que se reencontró, casi tres años después, con sus amigos, todos ahora de 8 años y en segundo primaria.
“Me siento bien; no pensaba que volveríamos otra vez al colegio”, dijo Oliver mientras esperaba el bus escolar que pasaría por él, su hermano y su prima a las 5:20 horas. El colegio, donde los tres estudian, queda a poco más de 9 kilómetros de casa, un trayecto de unos 20 minutos sin tráfico, pero que debido al congestionamiento vehicular ese día les tomó 1 hora y 45 minutos.
“Lo que más me gusta de volver a clases presenciales es que tengo recreos para jugar con mis amigos. Yo quería regresar para recibir mis clases en los salones y no me importa madrugar. Lo único que no mucho me gusta es que no podemos usar aún lo juegos”, cuenta Oliver.
“A mí me hacía bastante falta salir a la calle, tomar aire y compartir con la gente, porque en todo este tiempo que ha durado la pandemia la hemos pasado en casa. Me ha parecido muy bien en estos días cómo se están tomando las medidas de seguridad en el colegio”, contó Omar, hermano de Oliver, tras la primera semana de clases presenciales.
Según Omar, quien cursa Quinto Bachillerato, aunque la mayor parte del tiempo tienen que andar con mascarilla, eso no resulta molesto. “La verdad es que llega un momento en que no se nota la mascarilla. Hay momentos, como el recreo, cuando estamos al aire libre que podemos quitárnoslo un momento, pero realmente no es incómodo”, comentó.
Aunque Omar reconoce que prefiere las clases presenciales que las virtuales, ya que presta más atención y toma más notas, lo que menos le gusta de la nueva rutina es el tráfico, ya que eso retrasa su retorno a casa, hacia las 15 horas.
Alegría al aprender
Por su parte, Emilio o Milo como le llaman sus amigos, es un niño de segundo primaria quien este año comenzó una nueva dinámica: irse en bus escolar, levantarse temprano no es algo que le guste mucho, pero está motivado porque la presencialidad le permite convivir con otros niños.
“Con las clases presenciales me siento feliz, porque voy a conocer las nuevas maestras. Estoy haciendo nuevos amigos y voy a ver a mis otros amigos. También voy a poder traer unos libros de lectura del colegio”, indicó.
“Al principio tenía miedo de enfermarme (contagiarse de covid-19), pero ya vencí el miedo. Ya me acostumbré a la mascarilla y me siento bien, porque puedo estar un rato con mis compañeros y jugar en los recreos, el único problema es el bus, porque es muy tardado el camino”, dijo por su lado Andrea Nicole, prima de Oliver y Omar, estudiante de tercero primaria.
Lucía*, estudiante de quinto bachillerato, también coincide con los otros estudiantes entrevistados que se siente entusiasmada del regreso a clases presenciales, porque le permite prestar más atención y puede convivir con sus compañeros, aunque lo que menos le gusta es que tenga que levantarse temprano. “Tengo que readaptarme a eso”, refirió.
Su hermano, Javier*, se mostró mayormente feliz y satisfecho con el regreso a las aulas. “Pues la verdad, estoy bien con todo, contento, porque estamos a prueba, mejorando habilidades, así que estoy feliz”, comentó.
“No hay nada que no me guste, pues me he sentido muy bien, genial y contenta de volver a ver a mis compañeras que no ha visto hace unos años. Me gustan las áreas grandes que tiene mi colegio, también me gusta hacer ejercicio; el colegio tiene animales y es muy bonito para visitar y además tiene buenos maestros y maestras”, dijo Fátima, de 7 años y estudiante de primero primaria.
Sí, pero el tráfico
Luis María, mamá de Lucía y Javier, consideró oportuno el regreso a clases presenciales porque los niños y adolescentes necesitan desarrollar habilidad sociales, aunque tampoco deben descuidar las habilidades que desarrollaron en la virtualidad, por lo que opinó que se debería considerar la importancia de un sistema híbrido.
Marielos de León, mamá de Emilio, estima que uno de los aspectos menos positivos del regreso a la presencialidad es el tiempo en el tráfico. En su caso, su hijo comenzó este año a irse en bus, por lo que tiene que salir de casa a las 5:45 y regresar a las 3 de la tarde.
“El niño pasa mucho tiempo en el tráfico, pero es una situación difícil porque no es algo que nosotros como como papás podamos cambiar. El año pasado me tocaba que ir a traerlo y era una hora y media el trayecto, que realmente sin tráfico lo hacemos en media hora ida y vuelta. Muchos papás estarán de acuerdo conmigo en el tráfico es una de las desventajas más grandes a la hora de enviar a nuestros hijos al colegio”, subrayó de León.
“Creo que es una combinación de sentimientos, la presencialidad es necesaria para ellos, el tener contacto humano y creo que tenemos que aprender a vivir con las enfermedades y más con esto de la pandemia”, agregó.
“Como padres sabíamos que en algún momento iba a llegar este punto de retorno de actividades presenciales, lastimosamente cada uno de nosotros nos ha tocado vivirlo de una manera muy distinta y esto tiene que ver mucho con la edad en que nuestros hijos tenían justo en el tiempo que cayó la pandemia”, dijo Alejandra Ruiz, mamá de Fátima y psicóloga clínica.
Según Ruiz, para los niños menores de 5 años, que entran en preescolar, la presencialidad resulta un tanto traumática y se expresa en rabietas y miedo excesivos, ya que se rompe el vínculo establecido con sus padres que han sido sus cuidadores primarios en esta etapa de la pandemia. Contrario a ello, los preadolescentes y adolescentes, son los más felices al retomar sus vínculos sociales y de compañerismo.
Entre los aspectos menos positivos para Ruiz, está la rigidez en horarios, que en la modalidad virtual era un poco más flexible. Adicional, el gasto por la compra de uniformes también golpea los bolsillos junto al alza del precio de los combustibles para el transporte y el tiempo en el tráfico. “Un tramo de 15 minutos ahora lo estamos haciendo en una hora y 40 minutos”, comentó.
Rita Cabarrús, directora del colegio Naleb’, dijo que, en términos generales, el inicio de clases presenciales ha sido positivo, ya que se puede notar la felicidad de los estudiantes. Sin embargo, acotó que uno de los aspectos que no han notado es la pérdida de habilidades motrices, que podría asociarse al sedentarismo.
“En general perdieron el tono muscular. No todos están listos para que corran libremente porque se podrían fracturar. Eso es algo importante hacerlo notar a los padres, que los niños deben tomar sol, hacer ejercicio y fortalecer su alimentación”, destacó.
Rutina del sueño
Para la pediatra Lorena Reyes, debido a que los niños ahora tienen que levantarse más temprano, es importante desarrollar una rutina de sueño. Lo recomendable es que gocen de nueve horas de sueño profundo y los preadolescentes o adolescentes, entre seis y siete horas es suficiente para que no se vea afectado su rendimiento escolar.
Reyes dijo que, aunque los niños tienden a dormirse en el trayecto de ida o vuelta en el bus, ese no es un sueño reponedor, ya que es interrumpido constantemente por el ruido externo.
Para lograr un sueño profundo, la pediatra recomienda que los niños, antes de irse a dormir, no hagan uso de dispositivos o pantallas porque eso les impide conciliar el sueño de manera inmediata.
“Para los más pequeños, al menos una hora antes de irse a la cama, dejar los dispositivos, en su lugar, pueden leer cuentos, hacer juegos. Con los adolescentes lo mismo, aunque resulte más difícil por lo mismo que usan más aparatos móviles”, indicó.
¿Quiénes volvieron?
- De acuerdo con los últimos datos oficiales disponibles a mayo de 2022, la matrícula escolar (desde preprimaria hasta diversificado) en 2021 alcanzó a 4 millones 133 mil 74 estudiantes, de ese total, 3 millones 100 mil 797 corresponden al sector oficial; 848 mil 571 al privado, que equivalen al 20.53% del total. El resto se divide entre el sector municipal y por cooperativa.
- De los 848 mil 571 estudiantes contabilizados en el sector privado, 60 mil 124 cursan preprimaria, 278 mil 361 primaria, 3 mil 154 es primaria para adultos; 243 mil 948 de básicos y 262 mil 984 de diversificado.
- Los datos oficiales dan cuenta de 49 mil 238 establecimientos educativos en todo el país, de los cuales, 13 mil 631 pertenecen al sector privado.
- Tanto Matías como Omar, pertenecen al grupo de estudiantes cuyo año lectivo empezó oficialmente el 6 de enero, a diferencia del sector público que arrancará hasta el 14 de febrero, según calendario del Ministerio de Educación.
Cifras
- 848,571 alumnos están inscritos en el sector privado, según los últimos datos oficiales.
- 60,124 estudiantes cursan pre primaria en el sector privado, de acuerdo con datos oficiales.
*Nombres ficticios