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La variante delta está enviando a más niños al hospital, pero ¿también se ponen más graves?
Las cifras en Estados Unidos han provocado preocupación de que podría estar cambiando lo que parecía un pequeñísimo consuelo: que el covid-19 casi no afectaba a los niños. Algunos médicos en la primera línea de batalla afirman que están viendo a más niños graves de los que vieron en cualquier momento anterior a la pandemia.
Sophia Gomez, de 12 años, en su casa de Doral, Florida, el 6 de agosto de 2021, tras haber sido hospitalizada con COVID-19 durante seis días. (Alfonso Duran/The New York Times)
Pilar Villarraga había pasado gran parte del verano contando los días para el cumpleaños de su hija. A principios de agosto, Sophia cumpliría 12 años y sería candidata oficial a recibir la vacuna contra el covid-19 en Estados Unidos. “No quería que comenzara la escuela sin la vacuna”, comentó Villarraga, quien tiene su residencia en Doral, Florida.
Pero luego, a fines de julio, justo dos semanas antes del gran acontecimiento, Sophia contrajo el coronavirus. Al principio solo tenía fiebre, pero el 25 de julio, después de cuatro días tranquilos de convalecencia en casa, le empezaron a doler las costillas. Al día siguiente, Villarraga la llevó a la sala de urgencias donde una placa de rayos X reveló que Sophia presentaba neumonía. Pronto comenzó a toser y a escupir sangre.
Sophia fue internada de inmediato en el Hospital Infantil Nicklaus, en Miami. Sus padres y amigos estaban consternados. “No sabía que los niños pudieran enfermarse tanto”, comentó Villarraga.
Sin embargo, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), Sophia era uno de los 130 niños con covid-19 que fueron internados en algún hospital de Estados Unidos ese mismo día. Desde principios de julio, esa cifra ha estado aumentando. Del 31 de julio al 6 de agosto, 216 niños con covid estaban siendo hospitalizados cada día; en promedio, casi igualaban los 217 ingresos diarios del pico de la pandemia de principios de enero.
Los hospitales en los epicentros del coronavirus se han visto más afectados. La semana pasada, en un solo día, el Hospital Infantil de Arkansas, en Little Rock, tenía 19 niños hospitalizados con covid; el Hospital Infantil Johns Hopkins, en San Petersburgo, Florida, tenía 15, y el Hospital Infantil de la Misericordia Kansas City, en Misuri, tenía 12. En todos ellos había varios niños en la unidad de terapia intensiva.
Estas cifras han provocado preocupación de que podría estar cambiando lo que parecía un pequeñísimo consuelo: que el covid-19 casi no afectaba a los niños. Algunos médicos en la primera línea de batalla afirman que están viendo a más niños graves de los que vieron en cualquier momento anterior a la pandemia y que es probable que la culpable sea la contagiosísima variante delta.
“Todos estamos un poco inquietos por la posibilidad de que la variante delta de alguna manera pueda ser, de hecho, más peligrosa para los niños”, señaló Richard Malley, pediatra especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital Infantil de Boston.
Los científicos mencionaron que la mayoría de los niños con covid-19 tienen síntomas leves y aún no existen pruebas suficientes para concluir que la delta cause que los niños se enfermen de mayor gravedad que con otras variantes.
Lo que es evidente es que la conjunción de factores —que incluyen la contagiosidad de esta variante y el hecho de que las personas menores de 12 años todavía no sean candidatas a recibir la vacuna— está enviando a más niños al hospital, sobre todo en las áreas del país donde el virus está en ascenso.
“Si hay más casos; entonces, desde luego en algún momento se filtra a los niños”, comentó Malley.
Casos en ascenso
Muchos hospitales infantiles habían tenido la esperanza de que fuera un verano tranquilo. Muchos virus que son muy comunes en los niños son menos frecuentes durante los meses más cálidos y las tasas de covid a nivel nacional habían estado bajando durante la primavera.
No obstante, el mes pasado, cuando se propagó la variante delta, eso comenzó a cambiar.
“A principios de julio empezó a ascender el número de pruebas positivas de covid”, aseguró Marcy Doderer, presidenta y directora general del Hospital Infantil de Arkansas. “Y fue entonces cuando comenzamos a ver que los niños se estaban enfermando”.
Las vacunas son eficaces contra esta variante —y ofrecen buena protección para no enfermarse de gravedad ni fallecer—, pero los niños menores de 12 años todavía no son candidatos a recibirla. Así que conforme más adultos se vacunan, los niños constituyen una parte cada vez mayor de los casos de COVID; de acuerdo con la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por su sigla en inglés), entre el 22 y el 29 de julio, estos representaron el 19 por ciento de los casos nuevos reportados.
“Son los que no están vacunados”, señaló Yvonne Maldonado, pediatra especialista en enfermedades infecciosas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y presidenta del Comité para Enfermedades Infecciosas de la AAP. “Es en los que estamos viendo todos los nuevos contagios”.
Según esta asociación, del 22 al 29 de julio, se reportaron cerca de 72.000 casos nuevos de covid en niños, casi el doble de los de la semana anterior. En julio, en el Hospital para Todos los Niños Johns Hopkins, 181 niños dieron positivo en el virus, a diferencia de solo 12 en junio.
La mayoría de los niños presentan síntomas relativamente leves, como escurrimiento y congestión nasal, tos y fiebre, señaló Wassam Rahman, director médico del centro de urgencias pediátricas de ese hospital. “La mayoría de los niños no se ponen graves”, comentó. “La mayor parte de ellos se van a casa y reciben tratamiento preventivo en el hogar. Pero, como ustedes se imaginarán, las familias están asustadas”.
Un pequeño porcentaje de niños sí desarrollan la enfermedad grave y llegan al hospital con neumonía o con dificultad para respirar.
Algunos de los niños hospitalizados tienen otras enfermedades crónicas, como diabetes o asma, que pueden volverlos más vulnerables al covid, pero los médicos afirmaron que también tienen pacientes muy graves sin factores de riesgo evidentes.
Su madre nos comentó que Sophia, quien formaba parte de los equipos de pista y campo de su escuela, era una chica sana y activa antes de contraer el covid. Sus padres se sorprendieron por lo rápido que se deterioró.
“Se puso muy mal de un momento a otro”, afirmó Villarraga. “Pensé que podría perder a mi hija”.
Luego de que internaron a Sophia, los médicos comenzaron a darle tratamiento con el antiviral remdesivir, así como con antibióticos, esteroides y un anticoagulante.
“De ahí en adelante fue cosa de avanzar día con día”, comentó Villarraga. “Poco a poco fue mejorando”.
Se espera que, al igual que la mayoría de los niños con covid, Sophia se recupere por completo, comentó su madre. (Tal vez un pequeño porcentaje de los niños experimentan síntomas persistentes a largo plazo, a lo que con frecuencia se le denomina covid prolongado). La dieron de alta el 31 de julio y celebró su cumpleaños varios días después… en casa con un pastel de helado.
Diferencias de la variante delta
A Villarraga no le dijeron si Sophia tenía la variante delta, pero los CDC calculan que más del 80 por ciento de los casos nuevos en Estados Unidos son provocados por esta variante y los médicos afirmaron que es evidente que delta está detrás del aumento de contagios en los niños.
Lo que todavía no se sabe es si los niños infectados con delta en realidad se están poniendo más enfermos de lo que lo estarían si hubieran contraído una variante diferente ni tampoco si la delta, que es casi el doble de contagiosa que el virus original, es tan patógena que se están enfermando muchos niños más.
Existen pruebas incipientes —la mayoría procedentes de datos en la población de adultos— de que la delta puede provocar una enfermedad más aguda. Por ejemplo, algunos estudios en Canadá, Escocia y Singapur han propuesto, de maneras diversas, que es más probable que la delta origine hospitalizaciones, ingresos a las unidades de terapia intensiva y la muerte.
Pero, según los especialistas, estas investigaciones son preliminares y aún no se cuenta con datos suficientes sobre la gravedad de los casos de la delta en niños.
“No existen pruebas fehacientes de que la enfermedad sea más grave”, aseveró Jim Versalovic, patólogo jefe y pediatra interino en el Hospital Infantil de Texas, donde ahora alrededor del diez por ciento de los niños dan positivo por el virus, en comparación con el tres por ciento en junio. “Es cierto que estamos viendo casos graves, pero hemos visto casos graves durante toda la pandemia”.
Pese a que no todos los estados proporcionan informes sobre sus tasas de niños hospitalizados, los datos disponibles indican que han permanecido prácticamente constantes durante meses. Según datos de la AAP, a nivel nacional, más o menos el 1 por ciento de los niños contagiados con el virus terminan en el hospital y el 0,01 por ciento fallece. Tanto las hospitalizaciones como los decesos han disminuido desde el verano pasado.
Desde luego, sigue siendo posible que la delta sea la causante de que los niños se enfermen de mayor gravedad. Las tasas de hospitalización, las cuales son un indicador retardado, podrían aumentar en las próximas semanas o meses. Además, el síndrome inflamatorio (poco frecuente pero grave) que se presenta en algunos niños con covid-19 puede tardar semanas en aparecer.