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Audionota | “Los obligados a hacer cumplir la ley son los que la han violado”: Rodolfo Rohrmoser
Expresidente de la CC hace un repaso de la coyuntura del país y concluye que Guatemala atraviesa por una crisis de seguridad jurídica, propiciada por aquellos que quebrantan las leyes.
Rodolfo Rohrmoser, exmagistrado de la Corte de Constitucionalidad, habló sobre la coyuntura del país. (Foto Prensa Libre: Esbin García)
El expresidente de la Corte de Constitucionalidad (CC) (2001-2002), Rodolfo Rohrmoser, conversó con Prensa Libre acerca de la coyuntura del país, la “crisis de seguridad jurídica” por la que atraviesa y los pocos avances que ha habido en ese ámbito.
Lamenta que el país se encamina mal y que la situación podría empeorar en los próximos años si no se hace nada.
¿Qué piensa de la situación actual del país?
Como abogado me siento frustrado porque el respeto a la ley para nuestra formación es fundamental y notamos que hay mucho abuso del litigio malicioso y el sistema —de justicia— se usa a propósito para criterios eminentemente personales. Vemos con mucha preocupación que no se cumple la ley. El Congreso tiene tiempo de estar obligado a elegir magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Además, hay ilegalidades muy notorias como el hecho que la Corte actúa de hecho, supuestamente por decisión de al CC, pero técnicamente no lo debió haber hecho porque el tribunal constitucional no tiene facultades legislativas.
Además, no se han arreglado situaciones fundamentales como atacar la necesidad de trabajo, estamos perdiendo nuestro mayor valor que es nuestra gente y solo por las remesas que esta gente manda la macroeconomía está estable, pero la microeconomía está mal. Tenemos índices de desarrollo humano que asuntan y que son peligrosísimos, pero que han sido olvidados y el Gobierno actúa solo en beneficio personal, cuando al Constitución dice que Guatemala es un país independiente que se une con objetivo de lograr el bien común.
¿Qué análisis hace del proceso de elección de fiscal general y qué responsabilidad tiene la Comisión de Postulación?
Hay mucho peligro que se escoja a alguien solo por su punto de vista de esconder las sindicaciones que podría haber para ciertos funcionarios A la actual fiscal —Consuelo Porras— yo la conozco, fue mi alumna en mi Escuela Judicial, pero —ser fiscal general— es una plaza terrible en cuanto a las presiones a las que está sujeta. Yo espero que se haga la mejor elección posible y que los currículos se estudien y se designe al más capacitado, pero hemos visto que no ha sido así.
En una ocasión me postulé para procurador de los Derechos Humanos y cínicamente un diputado me dijo, ‘tu expediente ni siquiera lo vimos’ porque toman decisiones políticas y no debiera ser así. Antes se escogían a mejores personas, ahora se nombra a cualquiera, aunque no llene los requisitos, porque va a seguir la corriente que le indica el jefe y eso nos conduce a un estado absolutamente ineficiente.
¿Quién es ese jefe que usted menciona y que se le hace caso?
El sistema, que está terrible. Hubo un presidente que hasta declaró que la corrupción era corriente —normal—, y tristemente debo darle la razón. Vea, el país desde que la Cicig hizo lo que hizo logrando cosas sumamente interesantes, nos hemos dado cuenta de que la economía bajó, tristemente se requiere del dinero mal habido para llevar adelante los fines económicos. El comercio bajó y muchos analistas lo atribuyen a eso, a que no hay dinero sucio.
¿Cómo ve la justicia hoy en el país en comparación a cuando usted fue magistrado de la Corte?
Yo diría que ha habido una despreocupación por parte de las altas autoridades en los nombramientos porque hay personas capaces y honradas, jueces que llenan los requisitos, pero en su gran mayoría tenemos funcionarios que no los llenan. Guatemala tiene una crisis de seguridad jurídica e incluso, con las universidades, se pensó las privadas ayudarían a la cultura general del país, pero con dolor nos damos cuenta de que no, sino que se politizaron y mercantilizaron y eso es terrible.
Antes se exigía más a los estudiantes, ahora hay un criterio de facilitar las posibilidades de obtener un título, y si uno es exigente… A mi me pasó que me dijeron —en una universidad— que yo aplazaba a mucha gente y que se estaban yendo a otras universidades, me decían que se trataba de diputados y que fuera más comprensivo, pero era gente que no cumplían.
¿Esta crisis de seguridad jurídica cómo se manifiesta?
Por ejemplo, si yo presento un reclamo y tengo que esperar mucho tiempo para que se resuelva, no se están cumpliendo las leyes. Si yo como litigante tengo tres días para apelar y no cumplo el plazo me aplican —rechazan— por extemporáneo o prematuro, yo debo llegar en el momento exacto, pero los magistrados y jueces resuelven cundo quieren y ahí hay una violación a la ley. Pueden decir que hay mucho trabajo y poco presupuesto, y eso también es cierto, es una vergüenza que el presupuesto de la Corte Suprema de Justicia sea inferior al de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala y al de la Universidad de San Carlos porque es un poder del Estado, muy importante.
¿El retraso en la elección de magistrados de la Corte también es muestra de esa crisis?
Es una prueba plena que no se aplica la ley porque ellos, los obligados a cumplir y hacer cumplir las leyes las han violado y al violarlas han cometido un delito; sin embargo, no se ha iniciado ningún procedimiento. Hay un incumplimiento total, y estamos ante una crisis de seguridad jurídica puesto que no hay una incapacidad de cumplir lo que le ley establece tanto por acción como por omisión y es lo único que nos puede salvar de una crisis de poder donde el fuerte se come al débil, porque para eso existe el derecho.
¿Dentro de un año ya estaremos en campaña electoral, como ve este proceso y el papel que debe jugar el Tribunal Supremo Electoral (TSE)?
Pues fatal, y el Tribunal Supremo Electoral, puedo decirlo, no tiene el prestigio que tuvieron otros que sí cumplieron con las leyes. Ahora hay muchas fallas y se presenta a la ciudadanía a un candidato como si fuera un objeto comercial que hay que hacerle propaganda, y el pueblo absurdamente va a votar por él o por una promesa absurda, incumplible.
Aquí hay una gran cantidad de personas que, en aras de la libertad de expresión, escriben muy conscientemente lo que está pasando, pero no se les hace caso, no siguen los buenos consejos de lo que debería ser un Estado de Derecho.
¿Con una crisis en el sistema judicial, un TSE y un Congreso que no tienen credibilidad y los altos niveles de pobreza y migración, qué futuro ve usted si no se hace algo?
Es terrible porque no hay una solución teórica, ni siquiera la violencia. Estamos al frente de una quiebra fundamental de valores, debemos meditar cuáles son nuestras aspiraciones y principios ahora el dinero es dios y cualquier cosa ‘lléname el bolso antes’ y eso no es correcto.
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¿En qué momento y por qué empezamos a empeorar como país?
A mi juicio por la falta de educación y valorización de lo que realmente es importante. El dinero no es tan importante como la gente cree, y encontramos corrupción hasta dentro las propias iglesias y usted lee en el periódico que gente que representa una divinidad, digamos así, incurre en delitos.
¿Podemos estar peor en el futuro?
Pues yo diría que, mientras las cosas sigan así, con un irrespeto absoluto de la ley en donde yo hago lo que se me da la gana, por supuesto que vamos muy mal y no saldremos de este hoyo en el que estamos metidos. Nuestros indicadores… en breve, le ganaremos a Haití, que es el país más retrasado —del continente— porque se ha entendido que llegar al poder es la oportunidad de mi vida para enriquecerme, y constantemente leemos que salen a luz casos de corrupción y no sucede nada y la ley debe aplicarse si queremos salir adelante.