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El fin del Título 42 y la explosión migratoria que muchos vaticinan ¿En realidad puede producirse?
Analistas creen que, más que la normativa, lo que impulsa la migración son las condiciones sociales que viven los países de la región.
Migrantes intentan cruzar el río Bravo en la frontera entre EE. UU. y México. Miles de solicitantes de asilo se han aglomerado en ciudades fronterizas en vistas a que el fin del Título 42 les permitirá ingresar a aquel país y pedir asilo. (Foto Prensa Libre: AFP)
EE. UU. se prepara para el momento en que pierda vigencia el Título 42, el próximo 21 de diciembre, norma que puso en vigencia la administración de Donald Trump, pero que se ha mantenido durante el gobierno demócrata de Joe Biden.
Esta orden legal, vigente en la legislación estadounidense desde 1944, se activó en marzo de 2020 como una medida para evitar la propagación del coronavirus; sin embargo, ha seguido vigente y a través de ella se ha expulsado a más de 2.3 millones de migrantes.
Esta cifra se considera sobrevalorada ya que no representa al total de migrantes que han llegado a la frontera sur de EE. UU. desde entonces, ya que el Título 42 facilita la expulsión inmediata de un indocumentado a México tantas veces como sea sorprendido al intentar cruzar la frontera.
EE. UU. ha anunciado que mantendrá otras normativas migratorias para procesar y deportar a quienes ingresen a su territorio sin autorización. No obstante, las autoridades temen que bandas de coyotaje estén vendiendo la falsa idea de que, con el fin del Título 42, habrá entrada libre hacia el país norteamericano.
Voces del Partido Republicano intentaron utilizar este argumento como una herramienta política en contra de los demócratas para las elecciones de medio término que se celebraron el pasado 8 noviembre. Ahora sostienen que el fin de la orden ya comienza a provocar una crisis en la frontera.
“Lo que está sucediendo ahora es una crisis humanitaria y de seguridad pública, —pero— si creen que las cosas están mal ahora, están a punto de empeorar”, señaló el senado John Cornyn quien representa al estado de Texas.
También algunos senadores demócratas han manifestado preocupación.
Un grupo de cuatro legisladores de este partido expresaron en una carta al presidente Biden su “profunda preocupación por el repentino impacto” que podría provocar en las comunidades fronterizas el fin de la polémica norma, y han pedido explicaciones acerca de si hay suficientes recursos para interceptar a migrantes que se internen a EE. UU. de manera irregular.
Factores
¿Pero, en realidad la finalización de la normativa provocará un aumento incontrolable de la migración?
Analistas en materia migratoria opinan que los éxodos históricos a EE. UU. poco o nada tienen que ver con la implementación de políticas en la frontera sur de ese país.
Desde hace varios años que la migración desde Guatemala ha experimentado un incremento progresivo. Tuvo una pausa en el 2020, en el comienzo de la pandemia, pero regresó con más fuerza en 2021.
“El que se acabe el uso formal del Título 42, por sí solo, no incrementará la migración desde México, Centroamérica y otras partes del continente. Lo que más bien hay que tomar en cuenta es que las condiciones de vida en estas poblaciones no han mejorado”, precisó Óscar Chacón, director ejecutivo de la organización Alianza Américas.
En estos países, acotó, “no hay empleo, ni buenos salarios, y los servicios básicos siguen siendo deficientes, lo cual alimenta la tentación de que la migración es la única solución”.
Chacón agregó que “lo más triste” es que en EE. UU. hay millones de plazas de empleo vacantes. Y mientras los patronos buscan trabajadores se limita la llegada de más migrantes.
Al terminar el Título 42 es probable que, en el Congreso, que el próximo año estará dominado por los republicanos, se pretendan impulsar una reforma migratoria que ofrezca beneficios a los jóvenes llegados en la infancia a EE. UU., pero a cambio de financiar controles más severos en la frontera.
El activista cree que esto, sumado a la necesidad de una mejor vida en Centroamérica, propiciará más sufrimiento y muerte de los migrantes que seguirán en busca de mejores oportunidades de vida. “Es una verdadera tragedia que no se pueda armonizar la necesidad de mano de obra que hay en EE. UU. con la necesidad de migrar que hay en nuestros países”, subrayó.
Aumento sostenido
El analista Pedro Pablo Solares coincide en que la migración desde Guatemala ha crecido de forma paulatina y sostenida en los últimos años. Añadió que, si bien es cierto, los coyotes tratarán de explotar a su favor el fin del Título 42, hacen lo mismo con cualquier coyuntura. Así, en los años más duros de la administración Trump decían que había que viajar cuanto antes porque los controles en la frontera iban a empeorar.
El éxodo se ha acentuado “independientemente de qué medidas tome Washington”, aseveró el analista. La migración tiene causas estructurales de expulsión, como la pobreza y la violencia, y de atracción, como la oferta de trabajo que hay EE. UU., dijo.
“No se ha visto que las políticas migratorias sea lo que más influya en las familias al momento de tomar la decisión de migrar”, apuntó Solares.
Danilo Rivera, analista del Instituto Centroamericano de Estudios Sociales y Desarrollo, expuso que a partir del 21 de diciembre podría verse la movilización de los migrantes que están varados en las ciudades fronterizas mexicanas y que al acercarse la expiración del Título 42 se han aglomerado en estas urbes.
Sin embargo, Rivera no cree que el término de la norma desencadene más migración desde Guatemala.
“Considero que las condiciones económicas siguen siendo las principales causas para migrar”, precisó, al mismo tiempo de recordar que “las fechas de inicio de año generalmente son las más altas en que se van las personas migrantes y el hecho que dejen sin vigencia este Título podría contribuir a que tomen esa decisión”.
Administración en deuda
Óscar Chacón, director de Alianza Américas, lamentó que la administración Biden no ha hecho lo suficiente para combatir las causas estructurales de la migración desde Centroamérica, y sus acciones se han limitado a pedir a grandes corporaciones empresariales a que inviertan en esta región.
“La administración Biden parecía que lo tenía claro. Pero, aunque la intención ha sido correcta, la práctica ha sido deficiente. Los tomadores de decisiones en nuestros países han sido negligentes porque no apoyan a la velocidad y el volumen que se necesitan las transformaciones que refuercen la percepción y la realidad de mejores condiciones y oportunidades”, apuntó.
“A mí no me sirve de nada que me ofrezcan el cielo y la tierra si el tiempo pasa y yo sigo igual”, señaló Chacón.
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