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Cómo entender el pulso del oficialismo y sus aliados en el Congreso

El oficialismo afronta un desgaste natural, cuando necesita votos para la directiva y el presupuesto 2022.

Allan Rodríguez dirigió el lunes la sesión permanente sin dominar a la mayoría de diputados, que votaron en contra del interés oficialista. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Allan Rodríguez dirigió el lunes la sesión permanente sin dominar a la mayoría de diputados, que votaron en contra del interés oficialista. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Gritos, insultos, aplausos y negociaciones fueron eventos que resaltaron en un episodio más de la novena legislatura, esta vez midiendo fuerzas para aprobar un estado de Calamidad impuesto por el presidente para controlar la pandemia del coronavirus.

El oficialista Vamos, a pesar de tener por segundo año consecutivo la presidencia del Congreso en manos de Allan Rodríguez, no consiguió la fuerza necesaria para ratificar la decisión presidencial. Le faltaron 27 votos para conseguir los 81 mínimos.

Rodríguez, durante la jornada legislativa del lunes vio cómo aliados poderosos en los últimos dos años, como Álvaro Arzú Escobar o Felipe Alejos, le dieron la espalda y criticaron el estado de Calamidad.

Finalmente, 105 diputados decidieron improbar el estado de excepción. Sin embargo, esa derrota política para el oficialismo podría no significar que la alianza haya terminado.

 

Politólogos consultados por Prensa Libre ven en la sesión del lunes un comportamiento típico de un Congreso que se mueve por intereses particulares y, considerando que este semestre el Organismo Legislativo vuelve a renovar junta directiva y el Gobierno necesita el presupuesto del 2022, año preelectoral, una demostración de fuerza podría ser necesaria para revalidar esas alianzas.

Quienes continuaron fieles a Giammattei son diputados de la Unión del Cambio Nacional (UCN), Partido de Avanzada Nacional (PAN), Visión con Valores (Viva), algunos de Humanista, la fracción de FCN afín a Patricia Sandoval y el grupo de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) liderado por Jorge Vargas y afín a Sandra Torres.

Moneda de cambio

Algunos diputados de oposición, desde que se anunció el estado de Calamidad, manifestaron su rechazo. No aportaba nada para la contención de la pandemia y mucho a las compras sin control y obviando la Ley de Contrataciones del Estado, decían.

Ese discurso fue creciendo también en bancadas afines al oficialismo, que criticaron no solo el manejo de la pandemia por parte del Ejecutivo, sino cuestionaron las verdaderas intenciones de mantener al país 30 días bajo estado de Calamidad, restringiendo garantías y permitiendo compras fuera de las herramientas de fiscalización tradicionales.

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Esas actitudes, de acuerdo con el análisis de Rubén Hidalgo, director del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep), son solo un aviso de los aliados al oficialismo de que son necesarios y que para tener sus votos siempre será necesaria la negociación, por lo que el oficialismo siempre debe contar con algo como moneda de cambio.

“Las alianzas siempre se deben de ir construyendo, no hay nada eterno, pero me parece que los intereses que la han motivado desde que se inició esta legislatura continúan ahí, intereses de sector, intereses de Gobierno en algunos temas de obras públicas, hay varios temas municipales que les han motivado; lo único que hubo fue un desencuentro por la naturaleza del documento y la debilidad con la que estaba redactado para atender la emergencia del covid”, argumentó.

Los votos en contra de diputados que han sido aliados como Valor, Unionista, Prosperidad Ciudadana, Frente de Convergencia Nacional (FCN) y algunos de la Unión del Cambio Nacional (UCN), no necesariamente significa que ya no trabajarán juntos, sobre todo si sobre la mesa en los próximos meses está la asignación del presupuesto para el 2022 y la nueva junta directiva.

El desencuentro del pasado lunes no es el fin de la alianza, pero sirvió para demostrarle al Ejecutivo qué tanto necesita de los diputados, sobre todo cuando están por comenzar negociaciones intensas, señala Fernando Ixpanel, politólogo investigador de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes).

“Este ambiente por las necesidades del Ejecutivo es posible que se preste para negociaciones, ya tenemos próxima la elección de la Junta Directiva, la aprobación del Presupuesto 2022 en un año preelectoral. Este contexto marca justamente la capacidad de negociación que tienen estas bancadas, que es lo que ha caracterizado esta alianza oficial”, refirió.

¿Es el fin del poder de Allan Rodríguez?

Allan Rodríguez llegó al Congreso como diputado de Sololá en el 2020 de la mano del partido Vamos.

Las negociaciones políticas permitieron que Rodríguez encabezara la Junta Directiva y su planilla pasara encima de la oposición que había preparado una propuesta encabezada por el diputado Orlando Blanco, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que llegaba con 52 diputados nominales y otras bancadas de corte progresistas.

Rodríguez no solo ganó, sino lo hizo con una alianza donde figuraron Todos, Unionistas, Visión con Valores, UCN y una facción disidente de la UNE. Logró renovar sus fuerzas este año y consiguió mantenerse como presidente del Congreso.

Para Hans Quevedo, politólogo independiente y docente universitario, lo sucedido el lunes se suma a otros episodios, cada vez más frecuentes, en contra del liderazgo de Rodríguez, como un anticipado rechazo a su eventual intención de ocupar por tercer año la presidencia del Congreso.

“Se vislumbra que es todo por los dos grandes temas de este semestre, el presupuesto y la Junta Directiva. Yo siento que es una lucha para no darle un tercer año a Allan Rodríguez como presidente del Congreso. Se empiezan a dar algunos movimientos donde se aprovechan de estas oportunidades y encuentros como los del estado de Calamidad”, argumentó.

Quevedo añadió que este pulso entre los aliados y Giammattei pueden alterar las posiciones políticas para la próxima Junta Directiva, donde posiblemente el presidente del Congreso el siguiente año será siempre un aliado, pero es poco probable que ese futuro presidente sea de la bancada oficial.

“Va a estar bastante duro el asunto, debemos de ver cómo quedan todos los efectos y consecuencias por no apoyar el decreto gubernativo, cómo quedan heridas en la alianza oficialista. Esto es un desencuentro no tan pequeño que puede llevar a que cambien los actores de la próxima directiva”, puntualizó.

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