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Aborto en EE. UU.: Las empresas se preparan para la lucha política y social después de Roe

La Corte Suprema de Estados Unidos suprimió el 24 de junio de 2022 la sentencia del caso Roe Vs. Wade que había protegido legalmente el aborto en el país.

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protestas aborto EE. UU.

Manifestantes por el derecho al aborto frente a la Corte Suprema de Estados Unidos tras la anulación del precedente Roe contra Wade, en Washington, el 24 de junio de 2022. (Foto Prensa Libre: Shuran Huang/The New York Times)

La decisión del viernes de la Corte Suprema de anular el precedente Roe contra Wade dejó a los líderes empresariales y trabajadores de todo el país en busca de respuestas sobre cómo reaccionar, qué decir —o qué no decir— y las implicaciones prácticas inmediatas del dictamen.

‘Es hora de hacer un ajuste de cuentas’

Para las empresas estadounidenses, hay cuestiones urgentes que exigen respuestas rápidas, empezando por: ¿qué significará esto para el seguro médico de los empleados? “Les garantizo que hay equipos de abogados tratando de resolver esto ahora mismo”, dijo Tom Baker, experto en derecho de seguros de la Facultad de Derecho de la Universidad de Pensilvania.

Las empresas ya han sufrido las consecuencias de las luchas políticas y sociales de los últimos años y se tambalean ante las exigencias de las partes interesadas —que incluyen a activistas, clientes, consumidores, accionistas y funcionarios electos— sobre cómo responder a las implacables guerras culturales del país.

Algunos ejecutivos ya están empezando a centrarse en la posibilidad de que haya otros obstáculos: en su opinión concurrente, el magistrado Clarence Thomas se pregunta qué otros derechos podrían desaparecer pronto; argumenta que el razonamiento que la Corte Suprema utilizó para declarar que no existe el derecho al aborto debería utilizarse también para anular los precedentes que establecen el derecho a la anticoncepción, a las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo y al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Los funcionarios locales de los estados que restringen el aborto ya están amenazando con castigar a las empresas que ayuden a sus empleados a acceder a él en otros lugares; los activistas que apoyan el derecho al aborto están pidiendo a las empresas que reduzcan las donaciones de campaña a los funcionarios que se oponen al aborto.

“Es hora de un ajuste de cuentas”, afirmó Sonja Spoo, directora de las campañas de derechos reproductivos de la organización de justicia de género UltraViolet, en una declaración en la que pide a las empresas actuar. Mencionó en específico a AT&T, Comcast y Disney por sus donaciones políticas y exigió que plataformas de redes sociales como Facebook, YouTube, Twitter y TikTok garanticen que la gente tenga acceso a información precisa sobre el aborto.

También hay que tener en cuenta este contexto: muchas empresas se están trasladando a estados que cobran menos impuestos y muchos de esos mismos estados están a punto de promulgar prohibiciones casi totales al aborto.

El año pasado, Tesla se trasladó de la zona de la bahía de San Francisco a Austin, Texas; esta misma semana, Citadel dijo que se trasladaba de Chicago a Miami. Esa ha sido la estrategia de las empresas estadounidenses durante décadas: encontrar un enclave demócrata en un estado republicano (como Austin en Texas, Nashville en Tennessee) y trasladarse allí para beneficiarse de impuestos bajos y una mano de obra más asequible.

Eso podría ser mucho más complicado tras el fallo del viernes.

“Evidentemente, en Texas, el argumento económico fue lo más importante, al menos para mí fue uno de los más importantes”, comentó Vivek Bhaskaran, director general de QuestionPro, una empresa de servicios tecnológicos que trasladó sus oficinas principales de San Francisco a Austin justo antes de la pandemia. “Sin duda, nos hace reconsiderar el argumento económico”, agregó.

Reafirmar los compromisos

Algunas empresas comenzaron a considerar políticas sobre la cobertura de viáticos para quienes necesiten practicarse un aborto cuando se filtró el borrador de dictamen en mayo, previendo la decisión de los magistrados. Este pequeño grupo incluye a Starbucks, Tesla, Yelp, Airbnb, Netflix, Patagonia, DoorDash, JPMorgan Chase, Levi Strauss & Co., PayPal y Reddit.

Otras más, entre las que se encuentran Goldman Sachs, Disney, Meta, Dick’s Sporting Goods y Condé Nast, se les unieron el viernes cuando el fallo fue definitivo, aunque la mayoría de ellas evitaron hacer declaraciones públicas que hicieran referencia directa al fallo. En cambio, las declaraciones afirmaban con cierta ambigüedad que las empresas ofrecían servicios médicos fuera del estado, con la esperanza de que los empleados captaran el mensaje sin desatar la ira de los políticos.

Facebook pidió a sus empleados no hablar del fallo en los sistemas de chat internos.

Un vocero de JPMorgan, el principal banco del país, con unos 170.000 empleados en Estados Unidos, dijo que se centraba en la igualdad de acceso a la atención médica para todos sus empleados. Destacó un memorándum del 1 de junio en el que se les informaba que sus viáticos estarían cubiertos si necesitaban desplazarse más de 80 kilómetros para someterse a determinados procedimientos médicos, incluidos la interrupción del embarazo.

Pero el fallo plantea nuevas preguntas sobre si las autoridades estatales pueden intentar actuar en contra de las empresas que ofrezcan cubrir los gastos para quienes viajen fuera del estado para abortar, como han amenazado hacer los legisladores de Texas.

“Este tipo de decisión obliga a hacer política en el lugar de trabajo y los empleadores odian eso”, comentó Austin Kaplan, un abogado laboral de Texas.

Una señal para el resto del mundo

Otros países están atentos a las consecuencias del fallo de la Corte Suprema.

El primero ministro del Reino Unido Boris Johnson dijo que la sentencia era “un gran retroceso”.

En Bélgica, el primer ministro Alexander De Croo dijo en Twitter el viernes que le preocupaban las implicaciones de la anulación de Roe contra Wade. “Prohibir el aborto nunca conduce a menos abortos, solo a más abortos inseguros”, tuiteó, añadiendo que Bélgica seguiría trabajando con otros países para avanzar en la salud y los derechos reproductivos.

Nicola Sturgeon, primera ministra de Escocia, dijo que la decisión era uno de los días más negros que le había tocado vivir en materia de derechos de la mujer. “Obviamente, las consecuencias inmediatas las sufrirán las mujeres de Estados Unidos, pero esto envalentonará a las fuerzas antiabortistas y misóginas en otros países también”, tuiteó.

La mayoría de las empresas europeas con las que se puso en contacto DealBook declinaron hacer comentarios o dijeron que era demasiado pronto para saber cómo cambiaría su enfoque sobre el desplazamiento de los empleados a Estados Unidos tras los fallos de la Corte Suprema sobre la regulación de las armas y el aborto. Pero en general, la mayoría de los países europeos se han movilizado en los últimos años para relajar las restricciones al aborto.

El impacto económico

La semana pasada, en una audiencia del Senado, después de la filtración del borrador del dictamen en el que la Corte Suprema planeaba revocar Roe contra Wade, la secretaria del Tesoro Janet Yellen dijo que prohibir el aborto dañaría tanto la economía como las posibilidades económicas de las mujeres en Estados Unidos.

Agregó que la legalización del aborto había ayudado a aumentar la participación de las mujeres en la fuerza laboral y que “negar a las mujeres el acceso al aborto aumenta sus probabilidades de vivir en la pobreza o de necesitar asistencia pública”.

Un documento de trabajo de 2020 publicado por la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas en el que se comparan los resultados económicos de las mujeres que pudieron acceder al aborto con los de las que no lo tuvieron, concluyó que las mujeres que no pudieron interrumpir su embarazo experimentaron “un gran aumento de las dificultades financieras que se mantuvo durante varios años”. También concluyó que las mujeres a las que se les negó el aborto tenían un número mucho mayor de registros públicos, que incluyen hechos como desalojos y bancarrotas.

Para las empresas que no quieren intervenir en cuestiones políticas o sociales, Sarah Miller, profesora adjunta de la Escuela de negocios Stephen M.Ross de la Universidad de Míchigan y autora principal del trabajo, dijo que ser renuentes podría repercutir en sus costos laborales, ya que “en algún momento de la pandemia, las mujeres cruzaron el umbral del 50 por ciento de la población activa”.