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En Texas hay una lucha de poder por la postura de los demócratas en cuanto a la migración

Una segunda vuelta electoral en el sur de Texas, está revelando las divisiones del Partido Demócrata en temas fronterizos.

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Henry Cuéllar, que se presenta a la reelección, agradece a un voluntario de la campaña fuera de un lugar de votación anticipada en Laredo, Texas, el 19 de mayo de 2022. (Kaylee Greenlee/The New York Times)

Henry Cuéllar, que se presenta a la reelección, agradece a un voluntario de la campaña fuera de un lugar de votación anticipada en Laredo, Texas, el 19 de mayo de 2022. (Kaylee Greenlee/The New York Times)

Apenas un mes después de que el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca con la promesa de dar marcha atrás a las políticas del gobierno de Trump con la intención de implementar una estrategia más compasiva en torno a la migración, el representante republicano demócrata del Sur de Texas, Henry Cuéllar, comenzó a hacer sonar la alarma.

Advirtió que la cantidad de migrantes que buscaban entrar al país aumentaría y al poco tiempo dio a conocer fotografías de niños que dormían bajo mantas de aluminio en un abarrotado centro de procesamiento de migrantes en su distrito, ubicado en la frontera de Estados Unidos con México.

Ahora Cuéllar, de 68 años, es uno de los críticos del gobierno más consistentes en el tema migratorio, ya que ha aparecido en Fox News y en ocasiones coincide con los republicanos, cuando dice que los inmigrantes llegan a raudales a EE. UU. porque creen que “la frontera está abierta”.

Sus críticas se han encontrado con la feroz resistencia de Jessica Cisneros, de 28 años, una abogada migratoria progresista que está tratando de desbancar a Cuéllar en una segunda vuelta demócrata este martes.

 

Al igual que otras contiendas de las elecciones primarias demócratas, esta batalla es una lucha de poder por la dirección más amplia de un partido que se encuentra entre dos fuegos: las alas moderada y progresista. Sin embargo, este caso en específico encapsula las fuertes tensiones que la cuestión migratoria genera al interior del partido.

En entrevistas con líderes y electores demócratas en el 28.° Distrito del Congreso de Texas, que abarca desde Laredo hasta San Antonio, muchos dijeron sentirse sumamente frustrados tanto con los demócratas como con los republicanos nacionales que usan la frontera como trasfondo político, pero que no han logrado enmendar las leyes migratorias del país, combatir el narcotráfico ni mejorar las vías legales a la ciudadanía.

Y a muchos les preocupa que los demócratas carezcan de un mensaje contundente y coherente para enfrentar a los republicanos que parecen estar cada vez más decididos a hacer de una “invasión” de migrantes el tema principal de las elecciones intermedias.

Cuéllar suele estar en el centro del debate. Sus seguidores dicen que solo está tratando de equilibrar a las facciones demócratas opuestas en este tema, mientras que el Partido Republicano abandonó casi del todo el debate centrado en las políticas para volcarse hacia los llamados contra la migración. Sin embargo, a Cuéllar lo critican por igual los demócratas a los que les preocupa que suene demasiado republicano, ya que le interesa más la aplicación de la ley que ser compasivo.

“Le está abriendo la puerta a algo que puede ponerse muy muy feo, muy muy rápido”, comentó Maxine Rebeles, una maestra de secundaria y activista migratoria de la coalición por los derechos de los migrantes No Border Wall en Laredo.

Afuera de una casilla electoral abarrotada en una estación de bomberos de Laredo, donde una ligera brisa daba un respiro en un día abrasador, Cuéllar rechazó las críticas de lo que el denominó la extrema izquierda. Afirmó que estaba a favor de las propuestas migratorias para ayudar a los trabajadores y las vías a la ciudadanía para aquellos que fueron traídos al país en la infancia sin documentos.

No obstante, Cuéllar, cuyo hermano es el alguacil del condado de Webb, afirmó que también estaba atento a las necesidades de los líderes comunitarios y las autoridades migratorias en su distrito, quienes habían dado a conocer su preocupación por la falta de recursos para procesar el mayor número de migrantes que llegaban al país.

“Me manifiesto en contra de los republicanos que quieren una valla o un muro, manifiesto mi desacuerdo cuando dicen que es una invasión… no es una invasión”, dijo Cuéllar mientras charlaba con sus simpatizantes. Sin embargo, agregó: “Estoy entre la espada y la pared… ya que no estoy a favor de ningún bando”.

Cuéllar, quien está librando la batalla política de su carrera, está siendo investigado por el FBI, aunque los funcionarios no han dado a conocer los detalles.

Cuando se le preguntó si los demócratas carecían de un mensaje migratorio cohesionado, dijo que así era y agregó que lo que más le preocupaba era que los republicanos estaban llenando ese vacío con el mensaje de que los demócratas no actuaban con mano dura contra la delincuencia.

Cuando se le hizo la misma pregunta, Cisneros criticó a los miembros del Congreso que no están en sintonía con el gobierno de Biden, incluyendo a Cuéllar, de quien dijo que recurría al tipo de argumentos de derecha que habían motivado los tiroteos masivos de supremacistas blancos en Búfalo, Nueva York, y El Paso, Texas.

“Henry Cuéllar está recurriendo a estas líneas de ataques xenófobos que solo nos hacen un blanco de ataques”, comentó Cisneros, quien dijo que su contrincante era: “el demócrata favorito de Trump”. La candidata añadió que aportaría su propia experiencia profesional como abogada migratoria para configurar la política fronteriza.

Durante años, los demócratas conservadores que representan a las comunidades fronterizas, incluido Cuéllar, han tratado de lograr un equilibrio: defender los beneficios de la inmigración para el comercio, los negocios y el tejido social de sus comunidades de mayoría latina, mientras hablaban con dureza sobre la necesidad de aumentar los fondos para la vigilancia y la aplicación de la ley a lo largo de la frontera sur.

Pero ese equilibrio se ha desvanecido. Los intentos de aprobar leyes migratorias bipartidistas han fracasado durante décadas y el lenguaje y las políticas de mano dura contra la inmigración se han convertido en planteamientos centrales de los republicanos desde el ascenso del ex presidente Donald Trump.

En Laredo, una ciudad de unos 261 mil habitantes en la que las tiendas y los parques del centro parecen casi fundirse con la frontera, la lucha migratoria del país es personal. Los miembros de la coalición apartidista No Border Wall no reparan en señalar que han rechazado con éxito cuatro intentos por parte de gobiernos demócratas y republicanos de construir un muro en la región.

Pero los demócratas de Laredo, unidos en su batalla contra el muro, están divididos en su apoyo a Cuéllar y Cisneros y cómo debe abordarse la migración. Cuéllar sigue el camino emprendido por el gobierno de Obama, que se basó en una agresiva estrategia de aplicación de la ley en la frontera con el fin de atraer el apoyo de los republicanos a una vía de acceso a la ciudadanía para millones de migrantes que viven en el país sin residencia legal.

Los cismas reflejan la división nacional entre los demócratas, mientras que los republicanos se han mantenido en gran medida unidos a favor de políticas duras destinadas a limitar la inmigración.

“Es muy decepcionante, desmoralizante e incluso exasperante”, dijo el representante demócrata de Illinois, Jesús García, quien ha promovido proyectos de ley de reforma migratoria. “Dijimos que si ganábamos la mayoría en ambas cámaras se produciría la reforma migratoria”.

Eso no ha sucedido, dijo, y el partido, en cambio, ha asumido una postura defensiva. “Es un cálculo político, y creo que es un error”, dijo.