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La realidad detrás del traslado de niños migrantes en “vuelos fantasma”
Los aviones fletados por el Departamento de Seguridad Nacional están trasladando a los niños migrantes no acompañados a refugios autorizados, una práctica que también ocurrió durante las administraciones de Bush, Obama y Trump.
Un grupo de migrantes que cruzaron el río Grande y se entregaron a los agentes fronterizos esperan a ser procesados, en Roma, Texas, el 5 de mayo de 2022. (Foto Prensa Libre: Kirsten Luce/The New York Times)
Durante meses, los políticos y los analistas republicanos han estado acusando al gobierno de Biden de transportar a miles de migrantes en secretos “vuelos fantasma” durante la noche desde la frontera a ciudades de todo el país.
“Lo que ocurre con estos vuelos es que no se le notifica al estado de Florida. La mayoría se realizan en la madrugada y son clandestinos”, dijo en una conferencia de prensa en noviembre el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
La polémica empezó en Fox News, sobre todo después de que, este mes, Rob Astorino, quien se está postulando para gobernador de Nueva York, publicó un video borroso en el que se veía a adolescentes migrantes descendiendo de un avión en el condado de Orange, Nueva York. “Los ciudadanos somos quienes pagamos todas esas cuentas”, se quejó en Twitter.
DeSantis, quien ha convertido las políticas de inmigración de Joe Biden en una pieza fundamental de sus propias aspiraciones para la presidencia, resucitó el tema la semana pasada cuando firmó un proyecto de ley que es parte de un paquete de medidas diseñadas para combatir el tráfico de personas y la inmigración ilegal, y sancionar a las empresas de aviación que se sabe que transportan al estado inmigrantes que no cuentan con un permiso legal de permanencia, a menos que sea para detenerlos o deportarlos.
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Al hablar sobre vuelos nocturnos supuestamente secretos, los detractores están envolviendo en misterio un asunto relativamente claro: el traslado de una gran cantidad de niños migrantes no acompañados que han estado cruzando la frontera durante los últimos años, la cual ha estado aumentando desde que Biden llegó a la presidencia.
Después de realizar los trámites pertinentes en la frontera, muchos de estos niños y adolescentes son llevados vía aérea a los refugios federales autorizados en todo el país antes de que sean entregados a sus familiares. Durante décadas, miles de esos vuelos han sido una parte habitual de las actividades de migración en Estados Unidos, incluso bajo el mandato del expresidente Donald Trump.
Aunque en ocasiones estos aviones, gestionados por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, aterrizan en la madrugada, también maniobran durante el día y no incurren en actividades clandestinas o encubiertas.
Muchos defensores de los derechos de los inmigrantes y del bienestar infantil afirman que los políticos están utilizando a los niños migrantes para exacerbar los arrebatos relacionados con la inmigración antes de las elecciones intermedias de noviembre.
La mayor parte de los niños que cruzan la frontera solos proceden de Centroamérica y, cuando viajan sin sus padres, casi siempre traen consigo la información de contacto de algún familiar o amigo que los está esperando.
Según la ley contra el tráfico de personas aprobada con el respaldo bipartidista del Congreso, estos niños, a los que el gobierno denomina “menores de edad no acompañados”, deben permanecer bajo la custodia del gobierno de EE. UU. hasta que un tutor, por lo general un familiar, haya proporcionado los documentos requeridos y aprobado el escrutinio.
Desde que Biden asumió la presidencia, ha aumentado el número de estos niños, en parte porque no están sujetos a los obstáculos de salud pública relacionados con la pandemia que han restringido la llegada de otros migrantes.
En los primeros ocho meses de este año fiscal, los agentes se han topado con cerca de cien mil migrantes menores de edad que viajan solos, en comparación con los casi 150 mil del año fiscal 2021, una cifra récord que tal vez sea superada este año.
Al igual que los adultos que entran al país sin visa, los migrantes menores de edad están sujetos a procedimientos de deportación. Los abogados les ayudan a solicitar asilo o alguna otra forma de protección legal que tal vez conlleve la residencia permanente en EE. UU.
Por ley, los niños no pueden permanecer más de 72 horas en los centros de procesamiento fronterizos, los cuales son muy rudimentarios y casi siempre están llenos, por lo que los migrantes duermen en celdas sobre el piso.
Los funcionarios del gobierno afirman que los migrantes jóvenes deben ser llevados a lugares en los que se les pueda cuidar bien antes de que finalmente los entreguen a un tutor.
Hasta el martes, había 10 mil 961 migrantes jóvenes en refugios de todo el país, donde casi siempre permanecen unas cuantas semanas. Dónde coloquen a los niños depende de dónde haya camas disponibles. La capacidad limitada de los refugios cercanos a la frontera hace que las autoridades tengan que enviarlos en avión a refugios del interior del país.
“Tenemos la obligación jurídica de tener a salvo a los niños no acompañados hasta que lleguen con un familiar o algún otro tutor que ya haya sido investigado”, señaló en un comunicado el Departamento de Salud y Servicios Humanos, el cual gestiona los refugios para niños migrantes.
Los funcionarios del gobierno explicaron que la privacidad, la seguridad y la logística de traslado son algunas de las razones por las que los estados no reciben avisos previos sobre los vuelos.
No obstante, pese a que tal vez las cifras hayan aumentado, estos vuelos son parte de un proceso que también se llevaba a cabo en los gobiernos de Bush, Obama y Trump.
“Durante años, tanto los gobiernos republicanos como los demócratas han usado aviones rentados para trasladar con seguridad a los niños no acompañados desde la frontera hasta los refugios de todo el país”, señaló Elora Mukherjee, directora de la Clínica para los Derechos de los Inmigrantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia en Nueva York.
“La aseveración de que estos vuelos son nuevos o clandestinos es infundada e irresponsable”, comentó.
Los medios de derecha, entre ellos Fox News, Breitbard y The New York Post, han informado que los migrantes son transportados vía aérea en secreto en la quietud de la noche para que, aparentemente, los estadounidenses no sepan cuántos inmigrantes están llegando al país.
Los funcionarios del gobierno afirman que los vuelos salen a todas horas del día y de la noche, dependiendo de varios factores, como la cantidad de niños, las restricciones del espacio aéreo y las condiciones climáticas, y que no se tiene ninguna intención de ocultar su llegada.
La inquietud más fundamental manifestada por los políticos que no dejan de hablar de “vuelos fantasma” es muy conocida: el problema de lo que ellos consideran una frontera insegura y una inmigración descontrolada que afectan a los estados de todo el país, no solo a la frontera.
“Las drogas que entran nos afectan así como también la gran cantidad de gente”, señaló DeSantis la semana pasada en una conferencia de prensa en Pensacola, Florida.
“Si deja que entren todas estas personas”, comentó refiriéndose al presidente, “y estas llegan a todas las comunidades del país, solo imaginen la cantidad de escuelas que estarán saturadas, la atención médica, los servicios públicos, y nada más porque son incapaces de mantener el control en la frontera”.
Una gran cantidad de niños migrantes comenzaron a trasladarse solos hacia la frontera sur de EE. UU. en 2013 cuando en Centroamérica cundió la violencia de las bandas delincuenciales.
Jason Boyd, alto director de políticas en Kid in Need of Defense, una organización que proporciona asistencia jurídica a los menores de edad no acompañados, comentó que muchos de ellos habían escapado de “peligros que amenazaban su vida”.
Los grupos antiinmigrantes del país siguen centrándose en el tema de los “vuelos fantasma”. La semana pasada, la Federación para la Reforma de la Inmigración, una organización que presiona para frenar toda inmigración, anunció una nueva serie de notificaciones digitales bajo la consigna “Detengan los vuelos nocturnos”, que según dijo, estaban diseñadas para “dar a conocer la envergadura del programa del gobierno de Biden relacionado con los vuelos nocturnos para el transporte de inmigrantes ilegales”.
Los grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes consideran el asunto de los “vuelos fantasma” un intento descarado de usar a niños vulnerables para obtener beneficios políticos durante la campaña de las elecciones intermedias.
“No hay justificación para la crueldad de utilizar a estos niños y exacerbar impulsos racistas y xenófobos”, comentó Mukherjee, de la Clínica para los Derechos de los Inmigrantes. “Para estos políticos, los niños son una herramienta de campaña que están usando para obtener beneficios políticos”.