Por supuesto es útil la destreza y la experiencia de cada tahúr para calcular las probabilidades, como también reducir las que generarían resultados desfavorables; pero al final la casualidad puede arrebatar la victoria al más perito.
En Guatemala, desde 1986, cada cuatro años el proceso electoral es como un tablero en el que los partidos lanzan los dados.
En la jugada de hoy, los presidenciables tienen cosas en común, pues tanto Jimmy Morales como Sandra Torres participan por primera vez y ambos recibieron fuertes críticas por no concretar sus propuestas.
Están aquellos partidos que tuvieron que hacer sus apuestas dos veces. En 1999, 2003, 2007 y 2011 varios candidatos perdieron en su primer intento pero ganaron en la siguiente elección. Por ejemplo, Alfonso Portillo fue electo en el 2003; antes había sido derrotado por Óscar Berger, en 1999.
“La ausencia de organizaciones políticas serias y modificaciones profundas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos son factores primordiales para que este juego de azar ocurra cada cuatro años”, coinciden los analistas Marco Antonio Barahona y Renzo Rosal.
De acuerdo con Marcio Palacios, director de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos, la anti política, el voto de castigo y el abstencionismo han influido en la tirada de dados cada elección.
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