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Domingo Górriz: arte en conexión con los mundos infinitos

El artista guatemalteco se caracteriza por su pasión por el círculo que le ha abierto un universo por explorar.

Domingo Górriz nació el 17 de noviembre de 1993 en Guatemala.  El dibujo ha sido siempre su medio predilecto para crear imágenes y materializar ideas intangibles 
y actualmente es su principal medio de expresión.  (Foto Prensa Libre: Byron García)

Domingo Górriz nació el 17 de noviembre de 1993 en Guatemala. El dibujo ha sido siempre su medio predilecto para crear imágenes y materializar ideas intangibles y actualmente es su principal medio de expresión. (Foto Prensa Libre: Byron García)

El joven artista llegó puntual a la cita en la Galería de la Fundación Rozas-Botrán en la zona 14. El lugar se ha adaptado a los cambios con las medidas de seguridad y actualmente destaca la exposición de Domingo, que sin duda llama la atención con su propuesta llamada Concéntricos, la cual está dedicada al círculo, una exploración en tinta y lápiz en un proceso que él ha descrito como meditativo.

“Sobre el papel construyo formas circulares a partir de la línea repetida en paralelo, y con ellas exploro composición, patrones, juegos, variaciones y expresión/percepción estética. Siento una atracción inexplicable por el círculo. Pienso que tal vez la constante presencia de esta forma desde los comienzos se ha impreso en nuestro inconsciente”, dice al hablar de su obra.

Para él, esta representación está en el sol, la luna, pupilas que vemos en ojos que nos miran -encontramos círculos en todos lados, cientos al día- es algo que todos hemos conocido. Muchas culturas antiguas -y no tan antiguas- le dieron al círculo un lugar especial, asociándolo con la divinidad, la eternidad, la totalidad y el infinito.

Al estar frente a la obra es posible percibir distintos mensajes y Domingo también habla de cómo la creatividad ha sido parte de su existencia.

Su talento empezó a conocerse en 2018 en Quetzaltenango, en el certamen Arturo Martínez, y desde entonces ha participado en 14 exposiciones, pero Concéntricos es la primera que tiene a nivel individual. En esta entrevista nos comparte más de su recorrido y algunas de las experiencias que lo han formado no solo como artista sino también en su proceso de descubrir su distintas realidades.

Creció en un ambiente alejado de la ciudad y una metodología de escuela en casa. ¿Cómo fue esa experiencia?
Desde niño he vivido en una granja en las afueras de la ciudad. Crecí en el campo y me parece que esto sí me ha influido por estar cerca de la ciudad, pero también en la naturaleza.

Crecí con mis padres y dos hermanos. Mi mamá es artista, también ilustra. Ha pintado escenografías, aunque no es de exponer, mientras que mi papá es ingeniero y de ahí me viene la pasión por las máquinas y de cómo funcionan las cosas.

Siempre he tenido libertad. Nunca me forzaron a hacer arte, sino que elegí lo que me llamó la atención. Mis padres también fueron rebeldes al fomentarnos la educación desde casa, desde los 7 u 8 años, y eso daba el tiempo de explorar, de estar en la naturaleza, leer y aprender. Nunca regresé a la educación tradicional.
Eso me empujó a esto. Nuestros padres se tomaban el tiempo de enseñarnos en una dinámica diferente.

La tinta y el lápiz son los elementos que se distinguen en la obra de Górriz. (Foto Prensa Libre: cortesía)

No me gusta declararme autodidacta porque veo un cuadro, una galería, y esto me influye, así que en ese momento el artista se convierte en mi maestro, solo que no es algo formal.

Recientemente aprendí grabado con Erick Menchú. Él es uno de mis maestros más formales para aprender grabado y esto ha sido bastante experimental.

¿Qué ha descubierto en el grabado?

Desde el principio quedé fascinado con este medio. Me encanta, y se ha vuelto una parte muy importante de mi práctica artística.

Me he dedicado principalmente a la xilografía, la más antigua de las ramas del grabado. Es asombroso cuántas variaciones se pueden derivar de una técnica tan simple y una maravilla que, después de siglos de utilizarse, todavía se pueda innovar y descubrir cosas nuevas.

¿Qué nos puede compartir de su técnica?

Las cosas pequeñas e intangibles de las que no se puede hablar es lo que le da el valor a la obra.

Me gusta el círculo por ser una forma limpia y clara. A partir de la línea repetida en paralelo, dibujo formas abstractas basadas en el círculo que llamo “concéntricos”. Con estas figuras como elementos exploro composición, patrones, y variaciones de una manera lúdica.

Górriz explora las variaciones del círculo con lo cual expresa su arte. (Foto Prensa Libre: cortesía)

¿Ha experimentado otras temáticas, además del círculo?

Es difícil definir cuándo el proceso cambió. No hay tal línea, porque todo es gradual.

De niño dibujaba cohetes espaciales, automóviles; luego experimenté la ilustración y el paisajismo. Hace unos tres años empecé a hacer obra abstracta que no tiene una relación clara o evidente con otras cosas.

La inspiración viene de todas partes y uno lo sintetiza y lo puede meter en su proceso de trabajo. Una vez que se crea algo, esto despierta algo más y se van creando cosas nuevas, se evoluciona y se empieza una avalancha que puede llegar hasta donde uno quiera.

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Arte en Mayo, en 2019, fue una de las primeras experiencias en las que expuso su obra.

La primera vez que expuse fue en el certamen Arturo Martínez en Quetzaltenango. Estaba con una obra más madura e hice una obra, la enmarqué yo mismo y la envíé por correo empacada en cartones para que no se quebrara.

La sorpresa fue que la aceptaron y Rozas-Botrán estaba apoyando, así que al ver mi obra la seleccionaron para otra exposición colectiva en la capital. En esa oportunidad hubo una confusión, porque se pensaba que era originario de la ciudad altense.

Ese año un coleccionista extranjero se llevó parte de las obras en las que estaba mi trabajo. Después vino Arte en Mayo, en la que gané una mención honorífica que era un gran apoyo y validación de lo que estoy explorando.

Cada una de sus obras han sido creadas en un espacio meditativo, así describe Górriz su procesos de crear.. (Foto Prensa Libre: cortesía)

¿Cómo ha sido el período de la pandemia para usted?

Ha sido un poco extraño. He tenido, dentro de todo, suerte.

Concéntricos era mi primera exposición individual. Estaba programada para el 2020 y ya montada cuando vino la pandemia y todo quedó cerrado, así que los cuadros se bajaron y fue una gran desilusión. Y así es, se toman estas cosas como vienen. Pero se empezaron a ofrecer en línea y una parte de estos se vendieron. Se habló con las personas interesadas en forma virtual.

Este año ha sido para madurar y saber más por qué se hacen las cosas.

El arte me ha permitido expresarme y he podido hacer más obra. La exposición original tenía cerca de una veintena de piezas, pero con la pandemia se ha duplicado.

Aunque la modalidad virtual es un gran apoyo, considero que no se tiene el impacto de ver la obra en vivo y los detalles. Me importa mucho que quien se interese la vea en persona, porque se aprecia más.

En este proceso creativo que ha explorado, ¿qué podría decirnos del arte contemporáneo guatemalteco?

Es difícil de definir, y eso mismo me parece interesante. Es increíble la variedad de arte que hay actualmente. Hay algo para todos, siento que existen tantos tipos de arte como personas en el mundo. Creo que lo importante es buscar que le gusta e interesa a uno, como artista tanto como espectador o coleccionista.

¿Qué más disfruta Domingo en su vida?

Amo la naturaleza, el campo, y uno de mis lugares favoritos y donde siento que me recargo y me reconecto es Atitlán, que ocupa un espacio muy especial en mi corazón.

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