Moho
Hoy, la humedad sigue causando estragos. Sobre el lomo y portada de varios tomos sobresale moho. Los libros ya no están clasificados y muchos otros documentos están apilados sobre dos escritorios.
“Me atrevería a decir que aún quedan actas de la época de Justo Rufino Barrios. Lamentablemente ya se ha perdido parte valiosa del archivo y, con ello, de la historia del país”, indica Carlos Valdez, director de establecimiento. Señala que ha tenido retrasos con la asignación presupuestaria desde el año pasado, lo cual limita aún más todo proyecto de rescate. Es por eso que pide apoyo a toda persona o institución para continuar la digitalización que quedó inconclusa, debido a que el equipo de computación donado llegó al final de su vida útil.
“Tenemos el recurso humano para seguir trabajando, pero precisamos de fondos o bien de nuevo equipo para continuar”, indica Valdez.
Además de continuar con la labor de escanear el archivo, Valdez y Martínez concuerdan que también es prioridad para el acervo, conseguir una nueva sede, más mobiliario y equipo especial para manipular los libros.
Rescate
La Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos conoció recientemente la situación del archivo. Artemis Torres, directora, junto con Carlos Valdez, director del plantel, iniciarán una labor de sensibilización a la población. Dentro de las posibilidades del presupuesto de la Escuela, Torres indica que el área de historia de la carrera archivística, comenzará a evaluar el acervo.
“El Central es una institución que ha dejado huella en la educación y la cultura. Luego del proceso de selección y valoración documental efectuado por la comisión respectiva, se considera que este acervo es de conservación permanente debido a su valor intrínseco para la investigación social, la identidad y la memoria histórica. Como Escuela de Historia y Universidad de San Carlos de Guatemala estamos dispuestos a colaborar de manera inmediata al rescate, conservación, organización y difusión de tan relevante información”, dice Torres.
Digitalizacion, una opción
La digitalización de documentos históricos es un recurso vigente en la preservación de acervos. “Las variantes tan extremas en el clima hace que ahora los procesos de deterioro se aceleren. La tecnología brinda un nuevo soporte en la preservación”, indica Artemis Torres.
Este proceso “contribuye a la conservación de los soportes físicos, evita que sean manipulados con la frecuencia habitual y facilita su consulta remota”, comenta Marisol Zúñiga, de la unidad de Preservación y Conservación de la Biblioteca Ludwig von Mises, de la Universidad Francisco Marroquín (UFM).
No todo archivo cuenta con los medios para escanear su material, por ello Zúñiga considera que es fundamental “la limpieza de las obras, controlar la humedad y temperatura, su almacenamiento, usar materiales libres de ácido para guardar y restaurar los materiales y hacer una revisión constante de la colección”.
Desde hace siete años la biblioteca de la UFM organiza anualmente la Semana de Preservación, con especialistas internacionales que imparten conferencias y talleres sobre conservación y restauración. El próximo encuentro será en abril del 2017 y aunque asisten empleados de bibliotecas y centros de documentación, también va el público general.
Las normas básicas para preservar libros y documentos, dice Zúñiga, son: “Eliminar el uso de cintas adhesivas y materiales ácidos que producen daños al papel, los objetos metálicos como clips y fástener, pues tienden a oxidarse y con más rapidez en climas no controlados, éstos deben ser remplazados por materiales estables”.