Revista D

El Instituto Nacional Central para Varones quiere rescatar su archivo histórico

Una lucha contra el paso del tiempo emprenderán en el centenario establecimiento educativo para preservar y heredar sus registros a nuevas generaciones. Una parte de su acervo ya se perdió.

Muchos de los tomos están enmohecidos. (Foto Prensa Libre: José Luis Escobar).

Muchos de los tomos están enmohecidos. (Foto Prensa Libre: José Luis Escobar).

La torre que aún conserva el inmueble donde hasta finales del siglo XIX funcionó el Colegio y Seminario Tridentino de Nuestra Señora de la Asunción, albergó en época reciente la documentación de los estudiantes del Instituto Nacional Central para Varones, creado en 1875, luego de que se expropiara el sitio a la Iglesia Católica.
Era el año 2000 cuando personal del establecimiento se percató de que su archivo histórico se estaba deteriorando.  “Los documentos antiguos estaban en la torre del reloj, pero la ventana que da hacia el patio estaba quebrada y por ella entraron la lluvia y las palomas, esa combinación echó a perder una buena parte del acervo. Algunos tomos se deshicieron al tocarlos debido a la humedad”, recuerda Xenia Martínez, una de las secretarias del plantel.
En ese entonces, se trasladó el material  al primer piso, en un área que hacía poco había sido habilitada.
Libros de correspondencia y con información de calificaciones de curso, exámenes parciales y finales, actas de graduación e incluso reportes de castigos, fueron trasladados a un mejor lugar. “Todo estaba en cajas o paquetes, con otros maestros y colegas empezamos a clasificar los volúmenes y documentos”.  El equipo demoró tres años para ordenar  la colección.
Por casi una década el archivo permaneció en su nuevo lugar, un salón contiguo a la sala de lectura del instituto, a la que llaman “la cúpula” debido a un tragaluz. Pero los muros, posiblemente originales del inmueble, absorben mucha humedad y los ejemplares que se rescataron de la torre, comenzaron a dañarse de nuevo.
Para las vacaciones escolares del 2011 sucedió otro incidente adverso. “Descocidos levantaron las láminas cerca del archivo, no irrumpieron en el establecimiento, pero al dañar el techo, la lluvia cayó directamente sobre los libros”. Así, se perdió otra parte significativa. De inmediato, el acervo se reubicó. Para el ciclo escolar del 2012, se le asignó un antiguo salón de clases, sobre el ala del establecimiento ubicada en la 9ª. avenida. Se confió que la renovación del techo ayudaría a conservar el material. No fue así. A pesar de que se cambió la lámina a todo el instituto, el agua aún se filtraba por los muros, problema que persiste.

Moho

Hoy, la humedad sigue causando estragos. Sobre el lomo y portada de varios tomos sobresale moho. Los libros ya no están clasificados y muchos otros documentos están apilados sobre dos escritorios.
“Me atrevería a decir que aún quedan actas de la época de Justo Rufino Barrios. Lamentablemente ya se ha perdido parte valiosa del archivo y, con ello, de la historia del país”, indica Carlos Valdez, director de establecimiento. Señala que ha tenido retrasos con la asignación presupuestaria desde el año pasado, lo cual limita aún más todo proyecto de rescate. Es por eso que pide apoyo a toda persona o institución para continuar la digitalización que quedó inconclusa, debido a que el equipo de computación donado llegó al final de su vida útil.
“Tenemos el recurso humano para seguir trabajando, pero precisamos de fondos o bien de nuevo equipo para continuar”, indica Valdez.
Además de continuar con la labor de escanear el archivo, Valdez y Martínez concuerdan que también es prioridad para el acervo, conseguir una nueva sede, más mobiliario y equipo especial para manipular los libros.

Rescate

La Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos conoció recientemente la situación del archivo. Artemis Torres, directora, junto con Carlos Valdez, director del plantel, iniciarán una labor de sensibilización a la población. Dentro de las posibilidades del presupuesto de la Escuela, Torres indica que el área de historia de la carrera archivística, comenzará a evaluar el acervo.
“El Central es una institución que ha dejado huella en la educación y la cultura. Luego del proceso de selección y valoración documental efectuado por la comisión respectiva, se considera que este acervo es de conservación permanente debido a su valor intrínseco para la investigación social, la identidad y la memoria histórica.  Como Escuela de Historia y Universidad de San Carlos de Guatemala estamos dispuestos a colaborar de manera inmediata al rescate, conservación, organización y difusión de tan relevante información”, dice Torres.

Digitalizacion, una opción

La digitalización de documentos históricos es un recurso vigente en la preservación de acervos.  “Las variantes tan extremas en el clima hace que ahora los procesos de deterioro se aceleren. La tecnología brinda un nuevo soporte en la preservación”, indica Artemis Torres.
Este proceso  “contribuye a la conservación de los soportes físicos,  evita que sean manipulados con la frecuencia habitual y facilita  su consulta remota”, comenta Marisol Zúñiga, de la unidad de Preservación y Conservación de la Biblioteca Ludwig von Mises,  de la Universidad Francisco Marroquín (UFM).
No todo archivo cuenta con los medios para  escanear su material, por ello Zúñiga considera que es fundamental “la limpieza de las obras, controlar la humedad y temperatura, su almacenamiento, usar  materiales libres de ácido para guardar y restaurar los materiales y hacer una revisión constante de la colección”.
Desde hace siete años la biblioteca de la UFM organiza anualmente la Semana de Preservación, con especialistas internacionales que imparten conferencias y talleres sobre conservación  y restauración.  El próximo encuentro será en abril del 2017 y aunque asisten empleados de bibliotecas y centros de documentación, también va el público general. 
Las normas básicas para preservar libros y documentos, dice Zúñiga, son: “Eliminar el uso de cintas adhesivas y materiales ácidos que producen daños al papel, los objetos metálicos como clips y fástener, pues tienden a oxidarse y con más rapidez en climas no controlados, éstos deben ser remplazados por materiales estables”.

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