También le puede interesar
Los terremotos de 1917 y 1918 alentaron la comunicación popular, redujeron el miedo y condujeron a aquella manifestación que partió del paseo 30 de Junio, hoy Avenida de La Reforma, y llegó hasta el centro de la ciudad.
El 8 de abril, la Asamblea declaró a Estrada mentalmente incapacitado para ejercer el cargo y nombró como mandatario interino al empresario Carlos Herrera Luna. Sin embargo, el dictador se atrincheró en su casa de La Palma —ubicada donde hoy está el estadio nacional Doroteo Guamuch—, desde donde coordinó un ataque a cañonazos con el apoyo de los fuertes Matamoros y San José, contra la supuesta sede unionista en El Zapote.
Aquellos días quedaron identificados para la historia como La Semana Trágica, pues los bombardeos y enfrentamientos callejeros dejaron alrededor de mil muertos.
Carlos Herrera asumió la presidencia tras la caída de Manuel Estrada Cabrera. Las pugnas políticas y divisiones entre los grupos otrora unificados para exigir la salida del dictador debilitaron su gobierno. Varias medidas tomadas para paliar la grave situación económica fueron obstruidas por grupos cabreristas. El 5 de diciembre de 1921 el general José María Orellana encabezó un golpe de Estado que depuso a Herrera Luna.
Finalmente, el 14 de abril, Estrada Cabrera se rindió. Le llamaban “El Bárbaro de La Palma”, “El Usurpador”, “El Réprobo”. Atrás quedaban los tiempos de gloria en se hacía llamar “El Benemérito de la Patria”, “El Protector de la Juventud”, “El Insustituible”. El gran poder que logró acumular y mantener por dos décadas, a fuerza de espías, sangre y fuego, sería el origen de la novela El Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias.
Una multitud saqueó su casa aquel 14 de abril. Estrada Cabrera salió de allí escoltado por embajadores y exfuncionarios. Rafael Arévalo Martínez, su detractor, relató que no quiso salir del país, pero Hernán del Valle lo contradice : “Sí quería salir del país, pero los unionistas no cumplieron el pacto, pues interpusieron demandas judiciales que lo arraigaron”.
El dictador, una vez depuesto, estuvo preso en la antigua Escuela Politécnica, luego en una bartolina de la Policía y después en la antigua Facultad de Derecho (hoy Museo Universitario). Su hijo Joaquín consiguió que se le confinara a una casa, que aún existe, en la 10a. calle 3-54, zona 1, donde murió de influenza en septiembre de 1924. De los 60 juicios a los que fue sometido, solo perdió uno. Él mismo presentó su defensa sobre los cargos que le imputaban. Así terminaba la más larga dictadura en la historia guatemalteca.
Fuente Hemeroteca Prensa Libre.