Revista D

Igor de Gandarias dedica obra al bicentenario de independencia

Desde junio último, el reconocido y prolífico compositor e investigador guatemalteco Igor de Gandarias ha estado trabajando en su más reciente obra musical, dedicada a los 200 años de la Independencia.

Igor de Gandarias, compositor 
e investigador guatemalteco de música académica,  está en plena creación de pieza audiovisual sobre  200 años de independencia. (Foto Prensa Libre, Erick Ávila)

Igor de Gandarias, compositor e investigador guatemalteco de música académica, está en plena creación de pieza audiovisual sobre 200 años de independencia. (Foto Prensa Libre, Erick Ávila)

La pieza de Gandarias, doctor en Artes Musicales, cuyas obras se han apreciado en escenarios de Europa, América y Asia, en múltiples simposios y festivales de música contemporánea, en los cuales ha participado como ponente, expositor o profesor, se trata de una composición de cámara, electrónica y video, en la que se utilizarán instrumentos tradicionales de Guatemala y Europa.

Gran parte del trabajo creativo de De Gandarias, especialista en música académica, muestra interés por proyectar y magnificar musicalmente las esencias culturales de raíz indígena y mestiza de la sociedad guatemalteca, por lo que ha creado una serie de instrumentos derivados de los de tradición oral.

A partir de 1982 ha desarrollado, junto con el cineasta venezolano-salvadoreño Guillermo Escalón, el concepto Música para ver y, al trasladar la dinámica musical a lo visual, favorecer un discurso audiovisual sin texto ni parlamentos. Entre las obras de este concepto destaca Suite Asturias (2007).

En este espacio, el compositor expone no solo las características de su nueva creación, que aún no tiene nombre, sino que describe, de manera muy breve, su trayectoria musical de tres décadas y la influencia de las gestas independentistas en la música nacional de esa época.

Su talento es innato y heredado, ¿qué nos puede contar sobre su familia de artistas?

Mi abuelo, de parte de padre, Justo de Gandarias, era escultor y pintor. Llegó de España a inicios del siglo XX, para dirigir la Escuela de Bellas Artes. Mi tío abuelo materno, Agustín Iriarte, pintor, fue alumno de Justo y uno de los introductores de la técnica impresionista en nuestro medio. Su hermano, Francisco, mi abuelo, tocaba el piano.

¿Cómo fue su primer acercamiento con la música y cómo se dejó llevar por ella?

Durante mi niñez, mi abuelo escuchaba, con regularidad, música académica del siglo XIX por Radio Faro Cultural. Siendo adolescente, empecé “rasgueando” la guitarra en grupos de barrio en las cercanías de —barrio— la Parroquia. Luego, me incorporé a la marimba del Instituto Técnico Vocacional, donde estudié diversificado. Ingresé en la carrera de Ingeniería en la Universidad de San Carlos de Guatemala, pero al finalizar el primer semestre, la abandoné, para dedicarme de lleno a estudiar música en el Conservatorio Nacional de Música.

¿Cómo influyeron los movimientos independentistas en las composiciones musicales?

En la música académica se manifestó una gradual secularización, diversificación de los espacios públicos dedicados a las manifestaciones artísticas —coliseos, teatros, plazas o casas particulares— y desarrollo de la música instrumental junto a la continuidad de modelos vocales sacros anteriores. La música tradicional no fue afectada, pues, al igual que sus portadores, fue
soslayada e ignorada en la consolidación y seguimiento de un estado que mantuvo paradigmas estéticos coloniales, ahora en manos de criollos y ladinos emergentes.

José Eulalio Samayoa (1781-1866), el primer compositor de sinfonías del continente, fue uno de los músicos guatemaltecos más importantes de la época independentista.

¿Cómo plasmó los pensamientos de ese momento en sus obras?

Samayoa fue testigo directo de la gesta libertaria que culminó con la declaración de la independencia guatemalteca el 15 de septiembre de 1821, a la que continuaron años de sangrientas luchas fratricidas provocadas por ambiciones de poder entre partidos polarizados y que dieron al traste con el fallido movimiento federalista de las naciones centroamericanas.

Samayoa se involucró en esos vaivenes políticos bajo una ideología expresamente liberal, siendo perseguido, a inicios del régimen conservador de Rafael Carrera (1844-1865), por el cual tuvo manifiesta aversión. Esta circunstancia contribuyó para que en los últimos 20 años de su vida su obra sinfónica fuera relegada, y no se encontró registro de su ejecución en ese período. Títulos de sinfonías conocidas de su autoría denotan su conexión o alusión a movimientos cívicos, históricos o militares de su tiempo como Sinfonía número siete, dedicada al triunfo de las armas federales en la batalla de Xiquilisco —Usulután, El Salvador—, Sinfonía Cívica o Sinfonía Histórica, donde encontramos pasajes marciales encomendados a instrumentos de viento metal que aluden a gestas militares particulares, así como majestuosas introducciones que pronuncian la grandiosidad de su contenido.

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¿Cuál es la obra más relevante de su carrera y por qué?

Sinfonías del Trópico es una pieza multimedial que describe el recorrido de un río (el Nahualate) en la selva tropical guatemalteca hasta su desemboque en el mar. Fue generada a partir de la contemplación de la naturaleza local, desde el ángulo poético de Flavio Herrera, plasmada en sus colecciones de hai ku —poemas en miniatura de estilo japonés—, de una de las cuales la pieza toma el título. Ha sido la composición de la cual he tenido las más efusivas reacciones del público de todo tipo, desde la más humilde vendedora de tortillas hasta severos críticos europeos, desde niños hasta personas de la tercera edad.

Algunas personas me han referido su periódica audición por el desestresante efecto que les causa; otros jóvenes han hecho escuchar a sus padres la obra, y mayores a su hijos. Un psiquiatra estadounidense me contó que le ha sido útil en sesiones de musicoterapia. Desde que fue premiada en la 32 edición del concurso internacional de Música Electroacústica en Bourges, Francia, en 2005, se ha dispersado su presentación en múltiples escenarios españoles, estadounidenses y latinoamericanos. Luego de ser presentada en Moscú, Rusia, fue motivo de un análisis comparativo con el trabajo audiovisual de Igor Matsiewski , realizado por los profesores Vladimir Lisovoi y Angelina Alpatova.

¿Cómo nació la idea de crear su más reciente pieza con motivo del bicentenario de independencia?

De la necesidad de expresar contenidos estéticos e históricos que he manejado en los últimos 30 años, para una ocasión trascendente en la vida social guatemalteca, como los 200 años de independencia. Me resultó congruente plantear la resiliencia sonora de la gente local desplazada por la independencia, resaltar la fuerza de expresión sonora silenciada de los que vieron consolidada su situación como grupos subalternos, en la búsqueda de un estado, una república y una nación.

Poner en primer plano desde un enfoque estético contemporáneo sonidos, formas, dinámicas y ritmos de las músicas afrodescendientes y mayas, cuyos portadores debieran compartir equitativamente los beneficios del Estado. La pieza, que se presenta como una composición de cámara con electrónica y video, prevé seguir una línea histórica (la de Guatemala), de discurso audiovisual, que buscará plena interacción entre sonido en vivo, producido por instrumentos mixtos de los pueblos maya, garífuna y de la tradición europea, con sonido grabado (o procesado electrónicamente en tiempo real) e imágenes cinematográficas proyectadas de manera simultánea.

¿Cuándo se divulgará?

Con el apoyo de la Dirección General de las Artes, del Ministerio de Cultura y Deportes, el trabajo inició en junio. Actualmente nos encontramos en fase de producción —filmación de motivos pregrabados, edición de secuencias sonoras, prueba y selección de procedimientos de videoescena—. La grabación del concierto será el 13 de octubre por la tarde, en el Teatro de Cámara del Ministerio de Cultura y Deportes. El programa resultante será subido a plataformas en red, en noviembre.

Trayectoria

  • El doctor Igor de Gandarias (1953) es compositor e investigador que enaltece la música nacional.
  • Obtuvo el doctorado en Artes Musicales en la Universidad Católica de América, Washington.
  • Sus obras han sido reconocidas en incontables certámenes, entre los que destaca el 32 Concurso de Música Electroacústica en Bourges, Francia, por su obra Sinfonías del Trópico, en el 2005, entre 636 composiciones de 49 países.
  • Diversas facetas de sus obras se han expuesto en libros, tesis, artículos y estudios sobre música latinoamericana, publicados por compositores y académicos de varios países.
  • Entre sus innumerables obras destacan Encuadres (1995), Trópico (1979), Mayastral (1975), Interiores del crisol (1995), Desde la infancia (1994) y Guarimba (1993).
  • Ha documentado y compilado cinco antologías, tres libros y ocho producciones discográficas con más de cien piezas, anteriormente inéditas, de obras vocales, de cámara, orquestales y electroacústica de compositores nacionales de los últimos dos siglos.
  • Sus obras han sido interpretadas por solistas, ensambles y orquestas de varios países.

La composición de arte sonoro, con motivo del bicentenario de independencia, de Igor de Gandarias, buscará la interacción de los sonidos producidos por los intérpretes en escena  con sonidos y filmaciones pregrabadas y/o procesadas en tiempo real, haciendo sensibles elementos tecnológicos (electroacústica y videoescena) de una manera integrada.

 

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