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Sin embargo, su dedicación lo ha llevado a ser un artista autodidacta que, aunque no estudió escultura, ha hecho cientos de obras para clientes privados, empresas y restauraciones para iglesias y coleccionistas privados. Entre sus creaciones se puede mencionar la imagen de la Virgen de de Concepción ubicada en el parque central de Villa Nueva y el busto -representación limitada al pecho, los hombros y cabeza- de Álvaro Arzú Irigoyen, que se encuentra en el edificio de Correos y Telégrafos.
A los 20 años comenzó a trabajar con la Fundación G&T, a través en el Instituto de Antropología e Historia y fue el restaurador de varias imágenes de la iglesia Santo Domingo. En el 2017, por su entrega y excelencia en su trabajo hizo que fuera nombrado el escultor oficial de la imagen del Señor Sepultado de Santo Domingo.
Durante su labor como restaurador apreció el trabajo en madera, la anatomía y detalles que presentan las imágenes, lo cual hizo que aprendiera más de tallado en madera y mármol. Luego, por su propia cuenta, profundiza más conocimientos en otras técnicas, hasta dominar la cerámica de escultura, plastilina de escultor -la cual no se queda en este material, sino que se hace un molde y se decide en qué metal se fundirá pieza-, modelado directo, escultura en metal, en madera, en piedra y técnica mixta.
¿Cómo llegó la escultura a su vida?
Fue a los 6 años. Mi mamá, Patricia Eugenia Aguilar Salguero, estaba por terminar una pintura que le habían solicitado. Ya la estaba firmando cuando me paré frente al cuadro y le regué pintura con mis manos. Lo arruiné. Mientras mi madre comenzaba nuevamente mi abuela me compró plastilina de escultor, me dio una revista de payasos y me dijo que hiciera algo. En esa ocasión hice mi primera obra, que es un payaso en una tina y a la que llamo “La primera pieza”.
El maestro Ernesto Boeshe lo reconoce como un artista autodidacta…
Sí, lo mencionó en mi primera exposición que se llamó “Expresiones”. Dijo que el autodidacta es la clave fundamental para la nueva tendencia artística porque demuestra nuevas técnicas o técnicas conocidas que son alteradas dejando atrás el estudio.
La verdad es que yo no estudié escultura. En la universidad estudié una licenciatura en arte, con un técnico de restauración de bienes muebles, pero previo a eso mi guía fueron libros que me regaló mi familia. Eran tomos completos de personajes como Michelangelo Buonarroti, Auguste Rodin, Camille Claudel y Alberto Giacometti. De ellos aprendí y me inspiré en anatomía y textura. Los considero mis influencias.
¿Cuál es el proceso para crear una escultura?
Son varios procesos que dependen de la técnica. Lo básico es tener la idea y hacer un boceto. Al tener claro el diseño se escoge la técnica. Por ejemplo, escultura en cerámica, escultura en resina que se divide en resina poliéster, resina mármol y resina cristal. También están las fundiciones en metales -para las cuales se realiza un molde con plastilina de escultor-, escultura en hierro, en madera, en piedra, el modelado directo y la técnica mixta. Cada una tiene su dificultad y diferente precio, no solo por el costo del material, sino por lo complejo de la técnica.
Con algunas piezas primero las hago con plastilina de escultor y le saco un molde que me servirá para fundir la obra. Como escultor de reconocimiento, solo tengo derecho a fundir seis obras con ese molde, porque sino mi obra se devalúa. La idea es que las piezas sean únicas o si hay reproducción, solo sean seis.
¿Considera que las obras escultóricas de antes tienen la misma calidad que las actuales?
Muchos artistas ahora están influenciados por el arte moderno, entonces las piezas son más sencillas. Uno las admira por los colores y la técnica, pero no tienen la misma complejidad. Además, muchos solo dominan alguna técnica y eso, a mi parecer, no los hace escultores. Un verdadero escultor es quien domina la anatomía, porque así se puede hacer cualquier pieza. Lo más difícil de hacer es la figura humana, pero si se sabe hacer anatomía, entonces se puede hacer todo.
¿Por esto surge el proyecto de la Casa del Escultor?
Sí. En la Casa del Escultor, ubicada en zona 1, se enseña a hacer correctamente la escultura, porque lo primero que enseñamos es anatomía. También se imparten cursos de dibujo básico e introducción a técnicas de pintura, dibujo anatómico, retrato, grabado, fotografía y diseño floral artístico, a cargo de maestros reconocidos de la plástica guatemalteca.
¿Cómo describe el mercado del arte de la escultura?
Es difícil porque es muy poca la clientela que hay. El amor por esto comienza desde que somos pequeños, desde la cultura que se nos dan. La juventud de ahora aprecia menos el arte, son muy pocos quienes sí lo hacen y creo que es porque sus padres son coleccionistas. La mayoría prefiere comprar una escultura que tiene miles de copia a una que tiene un certificado de autenticidad, firmado por el artista.
¿Guatemala es la cuna de los escultores?
Sí. Cuando vinieron los españoles y comenzaron las mejores obras escultóricas de las iglesias fueron hechas por guatemaltecos. Son muy pocas las que se trajeron de España. Entonces, es señal de que los mejores escultores eran de Guatemala. Por eso es triste que a los escultores actuales nos cueste mucho trabajo desenvolvernos. Además, porque el arte narra historia y da identidad.