¿Cuáles son?
Los días que debo estar fuera, por lo regular, mi jornada demanda seis horas de trabajo colectivo cotidiano; dos o tres de preparación individual por la tarde y otras tres por la noche, también en grupo. Los días de conciertos cuento con tiempo libre propicio para visitar algún museo o la ciudad donde me presento.
Cuando se trata de estar en el hogar, dedico de cuatro a cinco horas de formación personal, dependiendo del tipo de programa que deba preparar, pues a veces son varios a la vez. El tiempo que queda lo distribuyo revisando facturas, correos electrónicos y compromisos personales.
Debido a la música viajo muy seguido, pero al estar de vuelta en París aprovecho para verme con los amigos y sentirme en casa.
¿En qué año dejó Guatemala?
Radico en Francia desde agosto de 1994, he vivido principalmente en París y en sus alrededores. Llegué a este país para perfeccionarme en el área musical, especialmente con mi instrumento, el violín. Hoy, cuando me veo en esos años, me doy cuenta de la curiosidad que tenía, lo que sin duda ayudó a que me adaptara rápidamente.
¿Cómo fue ese proceso?
Aprendí el francés, —con su elegancia, sus poetas y revolucionarios—, de la mejor manera. Fue una inmersión total. Su origen latín facilitó muchas cosas, sin tener grandes nociones pude asimilarlo, también con mis colegas, al frecuentar el conservatorio.
¿Y en la parte musical?
Llegué con mi modesta manera de tocar el violín pero tuve, rápidamente, frente a la herencia que en Francia hay en el campo musical, varias metas para alcanzar. La comparación fue evidencia del atraso con el que vine, pero también me impuso retos.
La experiencia es un vivero de talentos debido a que los músicos que hay acá, —tanto franceses como internacionales—, aunado al hecho de que este es uno de los países que va a la vanguardia de la creación artística,
En Guatemala, ¿en cuáles centros se instruyó?
Tuve una educación general como la mayoría de guatemaltecos, en un colegio cercano o práctico cerca al lugar donde vivía. Musicalmente, fui alumno del Conservatorio Nacional de Música, en donde aprendí violín y piano.
¿Recuerda a algún maestro de aquella época?
Varios quedaron como parte importante de mi formación, como Baudilio Méndez, quien me formó en el violín; también Consuelo Medinilla, por quien descubrí la musicalidad de Johann Sebastian Bach al piano; y a Alfredo Mazariegos, quien me hizo descubrir la música propiamente dicha.
Recuerdo también a mis colegas y amigos de los corredores y aulas del Con, como llamábamos al Conservatorio. Hoy, la mayoría son miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Y en Francia ¿en qué academias se ha formado?
El primer centro donde estudié fue Conservatoire de Cergy-Pontoise, con la violinista Nathalie Saint-Arroman. En el conservatorio de Boulogne-Billancourt, con el profesor Christophe Poiget.
¿Qué lecciones le ha dejado su estadía?
En Europa las oportunidades suelen darse una sola vez. Hay que avanzar sin dudar, vale más corregir en el transcurso pues la competencia es mucha. Ese tipo de decisiones repercutieron totalmente en mi estadía.
¿En qué proyectos ha colaborado?
Soy músico de manera liberal, es muy frecuente que esté trabajando en dos o tres proyectos de conciertos a la vez.
Son muchas las agrupaciones con las cuales he laborado, entre las más importantes están la Orchestre Symphonique de Bretagne, región del oeste de Francia; la Orchestre Symphonique de l'Opéra de Tours, región del centro. Y el Kammmer Ensemble Köln de Alemania.
También he colaborado con cantantes como Sandrine Piau, Marie-Nicole Lemieux y Cecila Bartoli, y músicos destacados, prácticamente todos los grandes instrumentistas franceses e internacionales, como Bruno Riguto, Olivier Charlier, Jean-Marc Luisada, Maurice André, David Guerrier, Guy Braunstein y Nemanja Radulovic.
¿Trabaja permanentemente con alguno?
Soy miembro del Ensemble Matheus, especializado en música barroca y del período clásico.
¿Se dedica a la docencia?
No tengo formación de docente, no obstante, soy capaz de transmitir mis conocimientos en arte y música. Los talleres que imparto duran tres meses y los adapto en función de mis viajes.
Mis labores de intérprete no me dan espacio a tener una cátedra de conservatorio, pero tengo proyectos pedagógicos independientes, focalizados en la juventud guatemalteca.
¿En qué consisten?
Invitamos a jóvenes destacados, quienes se forman en Francia. El proyecto no solo consiste en recibir alumnos, también hay clases impartidas en Guatemala. El objetivo es ayudar a que los instrumentistas nacionales adquieran un mejor nivel profesional a largo plazo, y que los alumnos recibidos sean elementos de transmisión de esos conocimientos adquiridos.
¿Cómo se llama el proyecto?
Perfeccionamiento instrumental Francia-Guatemala.
¿Cuándo lo comenzó?
Durante una visita a Guatemala en el 2010. Desde entonces, de manera constante, lo hago cada año. En el 2013 se logró el primer viaje de un alumno a Francia, este año se recibirá al cuarto.
¿Qué lo motivó a comenzarlo?
Cuando era joven siempre que un maestro del extranjero visitaba Guatemala, los estudiantes queríamos aprovechar al máximo su estadía pero solo recibíamos una clase. Eso me marcó. Después de todos estos años de experiencia, siento que puedo ser útil a mis compatriotas. Recibir un alumno en Francia es una oportunidad única para el seleccionado, el objetivo es ayudarle a progresar y que a su regreso a Guatemala comparta lo aprendido con las nuevas generaciones.
¿Qué resultados ha dado?
Considero que la experiencia de vivir en otro país durante unos meses es engrandecedora, pues les permite conocer una nueva cultura y estar expuestos a elementos de comparación artística.
La formación es intensiva, son clases diarias de varias horas, se les pide rendir al máximo. Todos los alumnos que han sido recibidos obtienen resultados positivos a su regreso, tanto en su evolución personal como artística.
Hábleme acerca de su producción discográfica.
Mi EP se llama Violon, es mi primer trabajo personal y fue presentado en Guatemala en abril. Fue muy interesante grabarlo, desde escoger las obras hasta su concepción musical. Culminarlo ha sido uno de mis mejores retos hasta el momento.
¿Cuántos temas lo integran?
Está compuesto por Las Romanzas, de Robert Schumann, una serie de tres piezas, más una obra que es el Preludio y Allegro de Friedrich Kreisler y la pieza Gnossienne N1, de Erik Satie, cuyo arreglo fue una colaboración con el guitarrista guatemalteco Luis Quixtán.
¿Hay alguno que prefiera?
Todas las obras fueron escogidas de manera afectiva, Kreisler, por ejemplo, fue la última obra que interpreté en un concierto ofrecido en Guatemala poco antes de venir a Francia.
¿Prepara algún nuevo disco?
Por el momento solo tengo la idea de mi próximo material, aún tengo que madurarla.
¿En qué otros proyectos está involucrado actualmente?
Con el Ensemble Matheus iremos por dos semanas de gira a Corea del Sur, a finales de octubre, y a España en diciembre.
Estoy por recibir, en noviembre a Anthony Mejía, el alumno seleccionado de este año, procedente de Quetzaltenango, en colaboración con el conservatorio de esa ciudad. Además, un concierto de violín y piano en Londres, el 12 de noviembre.
¿Qué planes profesionales tiene para el 2017?
La temporada 2016-2017 está llena de actividades diversas. Conciertos y recitales de violín y piano junto a la pianista Laetitia Federici. Giras con el Ensemble Matheus, una de ellas será de tres semanas de residencia en Viena, Austria.
Participo también en la grabación de un disco junto a la orquesta Lutetia, bajo la dirección de Alejandro Sandler, interpretaremos un repertorio francés. Se prepara una gira latinoamericana con Contramarca, otro ensamble, y el compositor Gabriel Sivak.
Con el proyecto pedagógico se planea desarrollar una colaboración entre el Conservatorio de Guatemala y el Conservatorio Superior de París.
Y, estoy empezando a trabajar en un proyecto de teatro corporal y violín con José Dubón para presentarlo en Europa y seguramente en Guatemala.
Este año Francia reconoció su trayectoria. ¿Cómo fue?
Obtuve uno de sus máximos reconocimientos por parte del senado francés, la Medalla de la Alta Asamblea, otorgada a personalidades latinoamericanas distinguidas residentes en Francia.
La recibí en atención a mi trayectoria profesional y a la contribución eminente que mantengo entre Francia y Guatemala mediante la formación de jóvenes guatemaltecos. Comparto este honor con el escritor y músico Marlon Meza Teni (2013) y el cineasta Jayro Bustamante (2015).
Violinista
- Radica en Francia desde 1994.
- Es polivalente pues interpreta música actual con diferentes agrupaciones.
- Destaca como violinista de orquesta, de música de cámara, concertino y solista.
- Ha dado conciertos en Europa, América, Asia y Medio Oriente.