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Homenaje al creador del Tiqui Taca, Luis Aragonés

Prueba de la importancia de Luis Aragonés es que no necesita el apellido para hacerse conocer. Luis. Basta con eso. Lo demás, historia y carácter, pertenece a la leyenda. Más de un millar de partidos como jugador —360— y entrenador —757—.

El técnico español, Luis Aragonés cuando ganó la Eurocopa del 2008. (Foto Prensa Libre: AS Color)<br _mce_bogus="1"/>

El técnico español, Luis Aragonés cuando ganó la Eurocopa del 2008. (Foto Prensa Libre: AS Color)

Padre del tiqui-taca y ganador de la Eurocopa del 2008, germen de los triunfos posteriores. Divertido, irascible, listo y orgulloso. Sabio, en definitiva. De 75 años hasta el 1 de febrero, el día que falleció en Madrid, por leucemia.

EL GRAN DÍA

Luis ya lo era todo cuando llegó a la selección española en el 2004. Sin embargo, se propuso ser más. Hacía 40 años del último —y único— triunfo de España: la Eurocopa de 1964. Ahora, visto con perspectiva, nada parece casual.

En aquel tiempo, Luis repetía como un mantra lo que, en su opinión, era el hándicap del futbol español en los torneos internacionales: la condición física de base. Alemanes, italianos y franceses eran, sencillamente, más fuertes. Durante la última Eurocopa, Aragonés explicó al diario El País cómo la Selección convirtió su debilidad en fortaleza. “El proceso que se dio hasta llegar al estilo definitivo fue una selección natural de los jugadores. No teníamos una condición física para correr o chocar los 90 minutos, pero sí para tocar”.

España fue eliminada del Mundial de Alemania en octavos de final, tras perder contra Francia (1-3). La combinación de veteranos —Raúl, Salgado, Cañizares…— y jóvenes —Iker, Villa, Torres…— funcionó peor en el vestuario que en el campo. El grupo no se encontraba unido, pero la base sí estaba formada. Siete de los jugadores que perdieron contra Francia —Iker, Ramos, Puyol, Xavi, Cesc, Torres y Villa— disputaron dos años después la final de la Eurocopa contra Alemania, y formaron más tarde el esqueleto del campeón del mundo y del bicampeón europeo.

Luis, sin embargo, no había dado todavía con la fórmula del éxito. Probó con extremos y después de perder contra Irlanda por 3-2 con: Casillas; Ramos, Puyol, Pablo Ibáñez, Antonio López; Albelda, Xavi, Xabi; Villa, Torres y Raúl, el seleccionador tomó la determinación más polémica de su mandato: prescindir de Raúl. El raulismo le persiguió por aquello y, aun después del título europeo, se detectaron células resistentes.

Hay quien dice que España ganó frescura y hay quien sostiene que perdió gol. En el 2007, de visita a Copenhague en la fase de clasificación para la Euro, el once aún era un híbrido de lo que vendría después. Casillas; Ramos, Marchena, Albiol, Capdevila; Albelda, Xavi; Joaquín; Cesc, Iniesta; Tamudo. España venció por 1-3. Faltaban ocho meses para la Eurocopa.

El 14 de junio del 2008, la Selección debutó en la Euro con goleada frente a Rusia (4-1). Algo hizo clic ese día. También en la cabeza de Luis Aragonés. Las charlas a los jugadores durante el torneo, grabadas para la película oficial de la Federación, descubrieron meses después la cómplice relación que se estableció entre jugadores y entrenador. Dispuestos en sillas como los alumnos de un colegio, los futbolistas escucharon cosas así: “Si yo no estoy en la final con este equipo, soy una m…, habré organizado una m… de equipo. Solo les pido que disfruten jugando, pero yendo y viniendo, metiendo. (…) Eh, y escúchenme: nos ha llegado el momento. Nos han metido hostias de todos los colores. Vamos a demostrar lo que somos, y si podemos machacar, machacamos. (…) Quiero que destierren los malos pensamientos: estamos a la altura de los mejores. Cuando uno salta al campo tiene que pensar que va a hacer el partido del siglo. Yo, como entrenador, ya tengo ganas de ganar una Eurocopa y un Mundial, y ustedes tienen categoría para conseguirlo… si hacen lo que les digo”.

Los jugadores atendían con un solemne respeto interrumpido, bastante a menudo, por carcajadas. “Ahora que somos conocidos, tenemos que aprovechar que a los árbitros les gusta que les des una palmadita. Es igual que a los asistentes. Yo me aprendo sus nombres. Porque yo no hablo con el cuarto árbitro, sino con el línea y le digo ¡Josef, Josef…! (…) Al rubio, ese que tiene un nombre tan raro —Schweinsteiger—, ya le han echado una vez, y si somos listos, le echamos otra. Ustedes, díganle algo que le moleste…”.

Como todas las grandes invenciones, la de Luis tuvo una cierta dosis de fortuna. En la semifinal contra Rusia, Villa se lesionó a los 34 minutos. Cesc entró en su lugar y el equipo se pobló en el mediocampo de una mayoría de jugadores de toque: Xavi, Iniesta, Silva, Cesc. El efecto fue inmediato: Torres encontró más espacios y el equipo se enamoró de la pelota, inaccesible para los atónitos rusos. El tiqui-taca había nacido a partir de esa superioridad de toques. Tres días después, Alemania sufrió el juego de esa selección diabólica, mareante en rondos y dueña del balón. España, 44 años más tarde, se había reinventado.

Conviene destacar, para hacer justicia, que el sistema que acuñó Luis es anterior al que ahora practica el Barcelona. El equipo tipo del Barsa en el 2008, dirigido por Rijkaard, está lejos del que encumbró Guardiola poco después. Lo que cuesta creer es que con esta alineación el Barcelona solo fuera semifinalista de Copa del Rey y Champions, además de tercero en Liga —por detrás de Real Madrid y Villarreal—.

El tiqui-taca

Confirmado que el juego de tiqui-taca pertenece a Luis, lo siguiente es hallar el origen del famoso término. Las hemerotecas de ABC y La Vanguardia coinciden en señalar a 1973 como el año de su estreno en los medios. La noticia relata la detención de varios jóvenes vascos de ideología nacionalista portadores de la Revista Tiki-Taka, “que contiene lecturas estimadas como subversivas por la Policía”. La alusión es interesante, pero se aleja demasiado de la sección de deportes. Para Ángel María Villar, presidente de la Federación, el autor pudo ser Rafa Iriondo, entrenador del Athletic en dos etapas —1968-1969 y 1975-1976— y amigo de este tipo de expresiones. El Mundo Deportivo es más preciso y en 1982 define el término tiqui-taca como el modo en que denominaba Maguregui los entrenamientos a campo ancho. En su época como entrenador del Espanyol (1980-1983), la referencia se repite con asiduidad y hasta es adoptada como sinónimo de entrenamiento.

A Clemente le cabe el honor de haber desarrollado la cuestión y de darle un tono despectivo al neologismo. Javi hablaba así en 1984, cuando era entrenador del Athletic —34 años—. “No me impresiona mucho el Girondins, creo que es uno de los equipos batibles que nos podían tocar en la Copa de Europa, a pesar de que sean la base de la selección campeona de Europa. Los vi jugar el año pasado y reconozco que tienen un buen equipo, con hombres como Tigana, Giresse, Lacombe y, ahora, con Chalana. Pero a mí el estilo del futbol francés no me agrada. Juegan un tiqui-taca que no me gusta y que pienso que podemos combatir muy bien”. Queda como anécdota que el Girondins —plagado de bajitos, por cierto— eliminó al Athletic en primera ronda (3-2 y 0-0) y llegó a semifinales.

Liberada de Clemente, la palabra adquirió por fin su significado definitivo, cargada de talento y de energía positiva, moldeada por la sabiduría de Aragonés. Ocurrió el 29 de junio del 2008 y ha vuelto a suceder, maravillosamente.

Desde su salida de la Selección, solo entrenó al Fenerbahce turco. No le faltaron ofertas para volver a entrenar, pero sus altas exigencias económicas echaban atrás a los equipos. Luis siempre fue el entrenador que más ganó, excepto en dos etapas: cuando volvió al Atlético en Segunda división para subirlo a Primera —renunció a dos contratos económicamente muy superiores— y cuando firmó como seleccionador —en la Federación cobraba cuatro veces menos que lo que ganaba en los clubes—. ¿Por qué no baja sus pretensiones económicas y vuelve a entrenar?, le preguntó un amigo. “No gana Mourinho 10 millones y yo soy mejor que él, puedo ser más mayor, pero también mejor”, contestaba socarrón Luis Aragonés, en nuestra última conversación cara a cara, en la que revelaba cómo dos jugadores lo llamaron para pedirle consejo tras la derrota en el partido inaugural del Mundial 2010 contra Suiza. En aquella charla, Luis sentenciaba: “El nueve de España en el Mundial de Brasil debe ser Torres” y también se lamentaba de que los jugadores de España no salieron motivados como debían a jugar la final de la Copa Confederaciones frente a Brasil.

Se marchó sin sentirse reconocido. Tras su muerte, sí ha recibido ese reconocimiento que no le habían hecho en vida. De haberlo vivido, estaría, como decía él, “contento sin presumir”. ¡Hasta siempre míster!

joven, pero experimentado. cesc es el falso nueve del barcelona, inventado por Guardiola y copiado por del bosque, pero luis aragonés ya contó con fábregas, incluso en el mundial de Alemania 2006.Luis repetía como un mantra el hándicap del futbol español en los torneos internacionales: la condición física de base.