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Se fue el ángel de las carreras, María de Villota

Recuerdo aquel  momento. María conversan do con Alonso, a su lado  De la Rosa, un poco más allá  Gené. Y detrás, el resto. Por  ahí venían Vettel, Raikkonen, Hamilton... todos la mi raban mientras ella caminaba junto al mejor con la son risa iluminada, brillando como sólo hacen los que están soñando en vida.

La española María de Villota (q. e. p. d.), dejó un gran vacío en el automovilismo. (Foto Prensa Libre: AS Color)<br _mce_bogus="1"/>

La española María de Villota (q. e. p. d.), dejó un gran vacío en el automovilismo. (Foto Prensa Libre: AS Color)

Era Australia 2012, en el parque de  Albert en Melbourne, en  otro mundo, en un universo paralelo en el que los mi lagros parecían ser posibles,  pero…

Suzuka, GP de Japón  2013
De pronto, un mecánico  llorando se abraza a otro,  miran al cielo, se echan las  manos a la cara y las lágrimas siguen brotando de los ojos. Ellos conocieron al  ángel que se fue… Sucedió en  el circuito de Suzuka, un sá bado de gran premio del  2013. Unos momentos antes  se vivió una sensación ex traña, como si por el cielo  pasara una estrella. En pleno  día. En el trazado se hizo el  silencio. De repente el so nido de los coches dejó de  tener sentido, las curvas de saparecieron y la tabla de  tiempos no estaba en los mo nitores. Llegó la noticia de  una muerte desde España y  no importó ya nada más. María de Villota, la luchadora,  la chica que perseguía un  sueño hasta que la fatalidad  cambió su existencia para  siempre, la guerrera que sen tía la necesidad de vivir, la  que hacía sentir pequeños a  los más grandes; ella, la que  conocían aquellos mecánicos de Marussia que lloraban  su perdida, se había ido para siempre.

María nació un 13 de enero de 1980 en Madrid con  gasolina en la sangre y un  futuro de sueños por cum plir. Hija de Emilio de Vi llota, piloto de Fórmula 1, el  promotor de una escuela de  pilotos en la que los tres  hijos formaron a grandes  que serían y serán. María  junto a sus hermanos Emilio  e Isabel vivían subidos en un  kart, pero la rubia quería ser  algo más. “Siempre quiso ser  algo en la vida”, susurró casi  Sergio Pérez al conocer su  pérdida. Y era cierto. Quería  ser alguien, quería ser piloto  de Fórmula Uno.

Comenzó en el karting,  después la F-Toyota Castrol  1300, la F-3 española, la Su perleague, las Ferrari Cha llenge o el Trofeo Maserati y  múltiples participaciones en  Resistencia, algunas tan im portantes como las 24 Horas  de Daytona. Y el Mundial de  Turismos. La F-1 estaba en  horizonte. Y en el 2011 hizo  historia. Se convirtió en la  primera española en subir a  un monoplaza de Fórmula  Uno cuando probó un Lo tus-Renault en Paul Ricard.  Aquel año viajó a Interlagos y  pude entrevistarla para AS.  Ella quería dejar claro que su  intención era real, que no era  una operación de márquetin,  que luchaba cada día por de mostrar que era una verdad,  que su sueño no era una uto pía. Y lo logró, hizo buenos  tiempos y demostró su ex traordinaria forma física. En  ese momento podía conver tirse en probadora de ese  equipo, pero finalmente llegó  la opción de Marussia. Verla  llegar en Australia conversan do con los pilotos, con sus  iguales, con los más grandes,  era vivir una ilusión pura, era  sonreír solo con verla.

Pero el destino tenía guar dada otra suerte para esta mu jer de firmes convicciones. El 3  de julio del 2012 iba a hacer un  test de F-1. Se trataba de una  prueba aerodinámica en el ae ródromo de Duxford, en In glaterra. Un test aparentemen te sencillo que se transformó  en tragedia. Nadie sabe aún por  qué o los que lo saben no lo han  hecho público, pero lo cierto es  que María no pudo esquivar la  rampa de un camión que nunca  debió estar abierta. Y esa vez  venció a la muerte. Perdió el  ojo derecho, sufrió múltiples  operaciones, desafió a la dama  negra y ganó.
Poco después volvió a apa recer en público con su voz de  princesa de Madrid, dulce y  tenue diciendo que ahora veía  las cosas importantes de la  vida. Y siguió con mil pro yectos, y se casó y pensaba  tener un hijo y…
 

…De nuevo apareció en Su zuka, el lugar donde ella hu biese querido estar. Y ese uni verso de la Fórmula Uno que dó conmocionado, pensando  en despertar de un mal sueño,  como una de esas noticias que  a la mañana siguiente esperas  que no sean verdad. Pero lo  son. Y María ahora ya vivirá  en nuestros recuerdos, una  forma de convertirse en in mortal. Y la volvimos a ver en  el GP de Australia del 2012, su  primera carrera como piloto  de desarrollo de Marussia; de  nuevo caminando por el pad dock acompañada del resto de  héroes de este deporte, casi  de la mano de un doble cam peón asturiano. “Ha sido in creíble estar en la reunión de  pilotos, tengo que decir que  Fernando —Alonso— me ha  ayudado mucho. Y Pedro, se  están portando muy bien con migo”, explicaba.

Ese mismo Alonso que en  Japón se quedó sin saber qué  decir al escuchar la noticia,  incrédulo, con ganas de que se  hubieran equivocado los periodistas, ese De la Rosa que  ya de noche en Suzuka pre guntaba si se sabía algo más,  como si la respuesta pudiera  devolverle la vida a su amiga.  “M… de vida, eh, tío…”, repetía  el probador de Ferrari. Ésa era  la frase más repetida en varios  idiomas en el paddock del circuito japonés desde que, du rante la disputa de los se gundos libres, se conoció  la  fatal noticia.

La vida es un regalo
La expiloto española fue ha llada sin vida en el hotel Sevilla Congresos de la capital an daluza, ciudad en la que se  encontraba para dar una con ferencia sobre su experiencia,  sobre cómo precisamente lo gró engañar a la muerte, cómo  era un milagro viviente. Un  congreso, “Lo que de verdad  importa”, en el que iba a par ticipar se canceló en muestra  de respeto. Sobre las 7 horas,  su  asistente, Arancha Yagüe, en contró el cuerpo sin vida de la  madrileña de 33 años. Parece  que sufrió un derrame cerebral  que le causó  una parada car diorrespiratoria mientras dor mía. Las causas del fallecimien to fueron “absolutamente na turales”, según el forense. No  podía ser de otra manera. La  traicionera dama de las tinie blas la esperaba en el sueño.

Su familia dedicó unas pa labras a la tristeza: María se  nos ha ido. Tenía que ir al  cielo, como todos los ángeles.  Damos gracias a Dios por el  año y medio de más que la  dejó entre nosotros. Firmado:  Familia Villota.

María presentaba un libro  sobre su vida este lunes titulado La vida es un regalo,  con prólogo de su amigo Marc  Gené, quien apenas podía  aguantar las lágrimas en pú blico. Como esos mecánicos  de Marussia que la conocie ron y la aprendieron a querer.  María lo intentó y después de  vencer a la muerte que debía  ser, según la ciencia, tras ese  accidente terrible, tuvo más  de un año de vida de regalo  tras haber peleado como solo  ella y su familia saben. Y es  que a veces luchar no es su ficiente, pero su ejemplo per durará en el tiempo.

María de Villota, gracias  por tantas cosas. Piloto, tú que  seguro sonreíste al ver tu es trella en los cascos de Vettel,  Hamilton o Alonso, corriendo  en los mejores coches del pla neta. María, piloto para siem pre de Fórmula 1, descansa en  paz, ángel de las carreras…